Aprovechando el resurgir del interés mundial generado desde China por la Ruta de la Seda, abordando las nuevas rutas desde todos sus aspectos -ecológicos, medioambientales de defensa de la tierra y de sus habitantes-, y siguiendo los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de la ONU, el Foro Pensamiento y Acción ha organizado en Casa Mediterráneo las terceras jornadas ‘Mujeres migrantes y refugiadas en el Mediterráneo’ del 3 al 4 de noviembre con el fin de establecer propuestas concretas de acción que permitan reconducir la actual situación que se vive en el Mare Nostrum.
El encuentro se ha iniciado hoy con la mesa titulada ‘Testimonios de las violencias que sufren las mujeres migrantes y refugiadas en el Mediterráneo’, que ha contado con la participación de la escritora de origen guineano Ángela Nzambi, del Comité de Ayuda al Refugiado (CEAR), quien ha concedido unas palabras a nuestra revista.
¿Las mujeres son especialmente vulnerables en el proceso de la migración?
Yo diría que sí. El solo hecho de ser mujer ya condiciona el proceso migratorio y la hace mucho más vulnerable. Las tres mujeres que vamos a estar en la mesa no vamos tanto a dar testimonio, porque hay que reconocer que no somos como las víctimas directas de esas vulneraciones, aunque alguna cuestión que otra sí podríamos comentarla en primera persona al ser mujeres migrantes, africanas, con unos determinados rasgos que se salen de los considerados homogéneos y, por tanto, sí que hemos sufrido alguna que otra violencia, pero sobre todo venimos en esa posición de activistas que trabajamos en el ámbito de las migraciones y del refugio, en mi caso, en incidencia social sobre todo. Y lo que venimos a hacer, especialmente, es a presentar esa fotografía de qué es lo que pasa a ambos lados del Mediterráneo, desde que las mujeres salen de sus países, el origen, el tránsito y lo que ocurre también en el destino. Por lo menos, vamos a mostrar esa estampa para que no se nos quede nada silenciado, porque a veces igual ponemos el énfasis en unas determinadas cuestiones y dejamos de lado otras que también hay que abordar.
¿Cuáles son esas violencias que principalmente sufren las mujeres migrantes y refugiadas? La sociedad quizás no es del todo consciente de lo que implica dejarlo todo atrás, jugarse la vida y llegar a un destino incierto, y además ser víctima de violencia por el camino.
Efectivamente, y sobre todo yo me voy a centrar en el camino, porque tampoco podemos olvidar que son derechos considerados fundamentales. Migrar y buscar refugio son derechos fundamentales y no me quiero centrar tanto en las causas del por qué sale una mujer de su país, aunque también sea importante, como en el tránsito, que a mi juicio es lo que más hay que abordar, qué es lo que está pasando en el camino. Ahí tenemos todas las consecuencias de la externalización de las fronteras, el hecho de que sean otros países los que tengan que controlarlas, en este caso del Mare Nostrum como lo llaman algunos de mis compañeros, con todo lo que eso supone. Vimos esas imágenes en el año 2018 de lo que está pasando en Libia, hemos recibido imágenes de casi todo lo que está pasando en los países del norte de África. Las historias son espeluznantes acerca de cómo actúan las mafias e incluso a veces agentes de seguridad de esos países. Hay muchísima información que si no llega a las televisiones o los medios de comunicación oficiales es como si no hubiera pasado, pero están pasando situaciones aterradoras. Respecto a las mujeres, éstas sufren violencia sexual, maltratos de todo tipo, esclavitud, trata, etcétera.

Personalidades asistentes al foro Rutas de la Seda – © María Gilabert / Revista Casa Mediterráneo.
¿Cuando estas mujeres consiguen llegar a España, qué les espera? Háblenos desde su experiencia en CEAR.
En el caso de CEAR acogemos a personas demandantes de protección internacional, por lo tanto, de algún modo han pasado cierto filtro. Han presentado su solicitud, les ayudamos en la redacción del informe… Ya están aquí, con lo cual ya han pasado todo el proceso; de hecho, nosotros actuamos en el momento en el que las personas ya están en el interior del país, lo que no significa que no denunciemos todo lo que pasa en el tránsito e impide que tengan acceso a la protección internacional. Una vez que están aquí, vienen a nuestros centros de acogida, donde permanecen los tiempos que corresponda. En CEAR hacemos un excelente trabajo, pero yo me quiero enfocar sobre todo en el tránsito. ¿Significa que los problemas acaban en el destino? No, en los destinos hay otra serie de cuestiones. Por ejemplo, ¿qué pasa con las personas que están en los centros de refugiados de las islas del Mar Egeo? ¿En qué condiciones viven allí? Nos lo tenemos que preguntar y tiene que haber investigaciones. ¿Qué derechos se vulneran en esos campos de refugiados? Habría que saberlo y, como le digo, todo no acaba en el destino, tenemos problemas con los empadronamientos, con personas que no están regularizadas… ¿Qué pasa en el momento en el que te deniegan la protección internacional? ¿En qué situación te quedas? ¿Y si eres mujer? ¿Y si eres madre? Hay muchísimas cuestiones que hay que abordar.
En este foro, los organizadores afirman que pretenden que los testimonios y las propuestas no se queden en una mera declaración de intenciones, sino que se traduzcan en acciones concretas.
Eso esperamos, porque además una de las cosas que me llamó la atención en su momento y por eso estamos aquí también es que los organizadores son el Foro de Pensamiento y Acción, es decir, que defienden que el encuentro no sólo se quede en un diagnóstico. El actor quiere, o por lo menos eso es lo que se nos ha trasladado, la materialización de la idea en acción. Es la particularidad que encuentro en este evento. Vamos a ver hasta dónde llegamos, en qué se van a materializar esas ideas y cuáles podrían ser las acciones. Pero desde luego, espero que las haya.
¿Por poner una nota positiva a toda esta situación que es bastante compleja y especialmente dolorosa para las mujeres, se dan muchos casos de éxito?
Por supuesto se dan casos de éxito, pero claro desde la mirada del activismo tenemos que mirar precisamente ahí donde no está el éxito. Incluso desde la perspectiva del feminismo siempre hemos dicho: Mientras haya una sola mujer cuyos derechos estén siendo violados, el feminismo no ha cumplido sus objetivos. En el activismo pasa lo mismo: Mientras existan casos de vulneración como los que le he mencionado a vista de pájaro, ahí es donde tenemos que mirar. Es verdad que no debemos ser fatalistas, pero los casos de éxito igual hay que abordarlos en otro tipo de foros, cuando hablamos de interculturalidad, de cambiar la percepción… Eso es otra línea de acción, pero lo que nos ocupa esta mañana, en este día y medio que vamos a estar aquí, es mirar hacia esos casos de vulneración de derechos que afectan a miles de mujeres y niñas cuyos cuerpos yacen en el Mediterráneo, otros tantos están en los campos de refugiados, las que se quedan en el desierto ni siquiera cuentan para nadie, en los puntos de detención que se encuentran en esos países… Hay que abordar la situación en su conjunto.
Las tres organizaciones colaboradoras intelectuales de este foro son: Fundación Cultura de Paz (UAM), Universidad de Alicante y el Instituto Seda España, que abarca a los países de las Rutas de la Seda. A estas tres entidades se une la Alianza de Civilizaciones de Naciones Unidas y su propuesta de nuevas sedes de Alianza de Mujeres por la Paz en Alicante y Nador, la Fundación Mujeres por África, la Generalitat Valenciana (convertida Valencia en la meta final de la Ruta de la Seda), Unesco SilkRoad on line Platform y diversas personalidades, organizaciones, universidades, asociaciones, ONG, etc. Todo este evento está apoyado por el espíritu de innovación y pragmatismo del patrocinador Prensa Ibérica, su Club Información y por Casa Mediterráneo.