Angustias Bertomeu es una empresaria alicantina sumamente reconocida y multipremiada en las esferas nacional e internacional por ser pionera en el uso y aplicación del enfoque de género en las nuevas tecnologías de la comunicación y la información.
Creadora de la empresa Artefinal Studio en 1999, Bertomeu tiene una amplia experiencia como formadora y divulgadora de aspectos de la Sociedad de la Información, centrándose en la alfabetización digital y el desarrollo de proyectos en los que la equidad de género siempre está presente de forma natural. De hecho, creó en 1998 el primer portal de información de España con enfoque de género e-mujeres.net. Forma parte de la Federación Internacional de empresarias y profesionales (Business Professional Women) y de la Asociación para la Igualdad en la cultura Clásicas y Modernas.
Angustias Bertomeu pasó ayer por el ciclo “Mujeres y el Mediterráneo” organizado por Casa Mediterráneo, que pretende dar a conocer la labor de las féminas en diferentes sectores profesionales, en un encuentro moderado por la periodista Sonia Marco. Minutos antes, Bertomeu concedió una entrevista a la revista de la institución diplomática.
¿Qué es el software con enfoque de género?
Programar con enfoque de género es simplemente usar el sentido común: hacer productos que nos nombren a hombres y mujeres, que nos incluyan y que no tengan imágenes sexistas, que no tienen nada que ver con la realidad. La mayoría de las imágenes sobre mujeres que aparecen en la publicidad no tiene nada que ver con ninguna de nosotras, así como tampoco se corresponde la de los hombres con sujetos reales. Son estereotipos completamente forzados.
Por contra, hacemos productos para nuestros clientes, que son museos, clínicas, abogados, gobiernos, UNESCO…, donde eso lo contemplamos. No hay una petición explítica por su parte, pero nosotros pensamos que entre sus clientes hay hombres y mujeres, y ambos sexos se deben ver nombrados y reconocidos. No mediante las tonterías del uso “los” y “las”, sino de forma que leas un texto y no te sientas excluida, y veas una imagen y puedas reconocer a una mujer como tú.

Encuentro con Angustias Bertomeu – © María Gilabert – Casa Mediterraneo
De hecho, hoy en día, cada vez más firmas de moda usan imágenes de mujeres reales para acercarse más a sus potenciales clientas.
Claro, es que lo contrario es absurdo. Hemos llegado a una deriva en la que las tallas no nos caben a las mujeres. A las jóvenes les genera una ansiedad tremenda tener la 38, pero vas haciéndote mayor y vas aceptando que tu cuerpo crece contigo y que vas ganando tallas. Hay una disciplina tremenda en la sociedad que dicta que tienes que estar delgada, ser guapa… una serie de estereotipos muy difíciles de cumplir.
Quizás las mujeres sean demasiado autoexigentes para adaptarse a ese modelo que ensalza la moda, sin que ese ideal de belleza en el que prevalece la delgadez sea realmente lo que guste a la mayoría de los hombres.
Hay dos caminos. Uno que hace mucho daño a muchas mujeres, y sobre todo a las niñas y las jóvenes que quieren tener ese modelo de belleza absolutamente estereotipado y absurdo. Y luego hay una corriente muy importante de mujeres que decimos: “Eso no somos nosotras y queremos mujeres normales”. En esta línea resulta de gran ayuda que muchas figuras famosas estén apareciendo sin maquillarse excesivamente y protesten cuando las retocan con Photoshop. Que un fotógrafo se permita retocar a Angelina Jolie ya me parece el colmo. ¿Qué echa de menos ese tipo en ésta y otras muchas mujeres que viven de su cuerpo, al ser su herramienta de trabajo y, por tanto, lo cuidan muchísimo? Son mujeres bellísimas pero siempre hay alguien que opina que les sobra o falta algo.
Por un lado, está ese exceso de estereotipos y, por otro, existe un importante movimiento de hombres y mujeres que reclamamos que se nos trate con respeto.
Ahora también hay hombres que se depilan, se operan, se ponen en el abdomen “chocolatina”… porque la misma presión que se ejerce sobre las jóvenes se hace sobre los jóvenes. Es algo que hace mucho daño, porque pone la belleza como única obsesión de la vida y además hace aspirar a un modelo al que sólo se puede llegar mediante la cirugía.
También le quería preguntar sobre la brecha digital entre hombres y mujeres, ¿esta distancia se está acortando?
En un estudio que nos encargó el Ministerio de Industria en 2005 investigamos y aparecieron tres tipos de brechas. Una en el acceso, que era muy importante y que ha desaparecido, porque ahora todo el mundo lleva un smartphone en el bolso y por lo tanto la brecha de acceso a Internet ya no existe. Hay zonas residuales de gente con dificultades que carece de conexión, pero la inmensa mayoría de la población en España tiene acceso a Internet a través de sus teléfonos.
Ha bajado mucho la brecha de usos básicos, que consiste en saber entrar a buscar información o saber usar el abc del ordenador, pero aún se mantiene en entre 7 u 8 puntos de distancia entre hombres y mujeres.

Sonia Marco junto a La periodista Sonia Marco junto a Angustias Bertomeu – © María Gilabert / Casa Mediterráneo
Y la brecha de usos intensivos o avanzados se mantiene, entre 10 y 12 puntos, entre hombres y mujeres. Lo curioso es que la brecha desaparece en las niñas y a partir de los 14 años empieza a crecer, se va abriendo la horquilla y ya no se cierra a ninguna edad. Eso sucede, entre otras cosas, porque es la edad de la elección de los estudios. Las niñas normalmente escogen estudios de Humanidades y los chicos suelen elegir Ciencia y Tecnología.
En la rama de Humanidades no se dan contenidos digitales, informáticos; mientras que en la de Ciencias, sí. Y cuando se elige carrera pasa lo mismo. Puedes acabar perfectamente una carrera de Filosofía y Letras, como la que hice yo, sin necesitar un ordenador más que para buscar información o entregar un trabajo. Eso es un error. Las carreras de Humanidades deben tener contenidos digitales, porque la innovación en esos ámbitos de conocimiento exige el uso de la tecnología. De igual modo, las carreras de Ciencia y Tecnología deben incluir contenidos de Humanidades, porque las mujeres, por ejemplo, al prototipo de convertirse en ingeniero no le ven la utilidad social.
Las mujeres solemos elegir carreras que tienen vínculos sociales, por nuestra formación desde pequeñas, lo que en realidad es un error. Un ingeniero hace puertos, canales, puentes, edificios… y resuelve problemas de la sociedad. Sin embargo, no se ve ese perfil social en carreras puramente técnicas. Entonces, si los curriculos de ambas ramas de conocimiento mezclaran esos tipo de contenidos y herramientas sería mucho mejor y disminuiría la brecha, que hoy en día se mantiene hasta las personas mayores.
Las capacidades digitales hay que aprenderlas, no es un conocimiento que te viene dado, y además cambian constantemente. Cuando empezamos a aprender cuatro cosas con los primeros móviles que teníamos, el modelo siguiente cambió todo por completo y así sucesivamente. Entonces, es necesario tener una posición de aprendizaje constante y alguien debe enseñarlo. Si las mujeres están fuera de ese ámbito de trabajo, no hay quien se lo enseñe y la brecha aumenta.
Asimismo, en la creciente aplicación de las nuevas tecnologías a las tareas de la vida cotidiana, como el Internet de las cosas, si sólo se tiene en cuenta el componente científico se puede caer en la deshumanización.
La Ciencia y la Innovación tienen muchas ventajas, no hay que tenerles miedo, porque mejoran la vida, pero todo tiene un lado oscuro. Por eso es tan importante que las niñas y las mujeres estemos en espacios de toma de decisión de los ámbitos tecnológicos, porque cuando hay mujeres en esos órganos de poder se matizan las decisiones. Los equipos con diversidad van aumentando, eso ya es algo que han aprendido las grandes compañías que contratan mujeres para los altos cargos.
Cuando en los equipos sólo hay hombres se tiene una visión sesgada de la realidad, al igual que si éstos están únicamente integrados por mujeres. Las grandes corporaciones mezclan equipos intencionadamente, aunque las nombran directoras a ellas, por las habilidades que desarrollamos a lo largo de la vida, en cuanto a las labores de gestión, lo que te da un bagaje para llevar a un equipo que no te lo aporta un Master. Un Master son dos años y esas habilidades te las enseña tu madre desde que naces.
El Internet de las Cosas me gustaría que se llamara el Internet para la Vida, porque es para las personas. Se denomina el Internet de las Cosas porque los desarrollos son de empresas concretas para que la nevera te hable, la chaqueta te dé calor o frío sin que tengas que quitártela… en fin, para mil cosas superútiles, como en el ambito de la medicina. Pero son cosas y las cosas las utilizamos las personas. Si se deriva el punto de mira de las personas a las cosas se puede incurrir en muchos errores de despersonalización. El director del MIT de Massachusetts, el primero que impulsó todos los temas de tecnología y ciencia vinculados a Internet, Nicholas Negroponte, es sociólogo, no ingeniero ni informático. Por eso hay que mezclar equipos de gente de humanidades con personas de ciencias, para poder combinar lo que no han hecho en sus carreras.
Usted ha trabajado mucho en América Latina, grosso modo ¿aprecia diferencias en cuanto a la equidad de género entre esa parte del mundo y Europa?

Angustias Bertomeu – © María Gilabert / Casa Mediterráneo
La desigualdad en las mujeres es estructural, no tiene que ver con que unas sean más listas o más ricas. Está relacionada con estructuras de poder de hombres y mujeres y con ocupar espacios de poder. Por tanto, unas y otras tenemos esos topes de desigualdad, pero no es lo mismo ser clase acomodada o media en Europa, que en Montevideo o en las barriadas de Buenos Aires o Caracas. Tampoco es lo mismo ser una mujer con un respiro económico en el centro de Alicante que en las Mil Viviendas. La desigualdad no está en otro continente, sino en el barrio de al lado. Y veces, en tu misma escalera. La crisis ha provocado que personas que tenían un nivel de vida aceptable, con un sueldo razonable y una pensión, la recesión se lo ha llevado por delante y siguen ahí. En tu propio barrio te enteras de situaciones duras, que han surgido a raíz de la crisis.
Las mujeres, en cuanto la zona es más rica, tienen mejores condiciones y por tanto están más capacitadas para reclamar derechos, para que se le reconozcan y para ejercerlos. En una situación de debilidad lo primero que desaparecen son los derechos.
A la hora de conciciliar, disponer de los conocimientos tecnológicos necesarios es fundamental para poder ejercer el teletrabajo y que las empresas lo incluyan en sus planes. ¿Hay una corriente creciente en este sentido?
No todos los trabajos se pueden hacer desde casa. No estoy en contra del teletrabajo, pero cuando lo pidan ellos, luego iremos nosotras. Teletrabajar supone estar en tu casa, sin horarios, sin compañía, sin acicates, sin estímulos y sin derechos laborales, y por lo tanto, sin apoyo sindical. El teletrabajo es una buena herramienta para una circusntancia muy concreta, pero con mucho cuidado, porque cuando se habla de ello se piensa en que lo cojamos las mujeres para conciliar.
Prefiero hablar de corresponsabilidad que de conciliación. Si concilio significa que hago lo que puedo según lo prioritario. Mientras que la corresponsabilidad implica un reparto de las responsabilidades. Son dos niveles de aproximación al problema muy diferentes. El teletrabajo te puede ayudar en un momento difícil de tu vida, pero no es el modelo de trabajo deseable tal como está considerado ahora, porque conlleva horas interminables, sin valorar, sin reconocer. No es la imagen del ejecutivo fantástico en un sillón de cuero de corbusier delante de una cristalera con un portátil estupendo, mandando sus aplicaciones a Palo Alto.
Uno de los proyectos que me ha llamado la atención es el que ha desarrollado sobre la perspectiva de género en museos, que ofrece unos itinerarios enfocados en la mujer. ¿En qué consiste este proyecto?
Es un proyecto de I+D realizado junto con la Universidad Complutense de Madrid. Seleccionamos los museos nacionales de España y las profesoras de la universidad hacían el estudio de los contenidos del museo. Se eligieron unos temas: Las mujeres y el poder y los trabajos de las mujeres. Dentro del Prado, en el asunto del trabajo aparecen las validas, las hermanas, las enanas… toda la Corte que rodeaba a los reyes. Con Goya aparecen las mujeres de Los Caprichos.
Respecto a los trabajos, están las hilanderas, las espigadoras… en otro itinerario. Puedes ir por el Prado viendo por salas cada uno de estos cuadros. Le dimos el formato digital en una web donde están las obras con un efecto lupa muy potente para que puedas ver el detalle, la ficha técnica y un texto que cuenta lo que representa esa pieza dentro del itinerario. Puedes verlo en el teléfono o imprimírtelo y llevártelo al museo. museosenfemenino.es incluye al Museo Arqueológico, el Reina Sofía, el Prado, el Cerámico -que está en Valencia- y el del Traje.