Con su exhaustiva biografía de la pensadora, escritora, defensora de los derechos humanos y precursora del feminismo en España, ‘Concepción Arenal. La caminante y su sombra’ (Taurus), Anna Caballé recibió en 2019 el Premio Nacional de Historia de España, por la excelencia de una obra sobre un personaje eminente en nuestro país, aunque todavía no lo suficientemente reconocido.
La fascinación de Anna Caballé, escritora, crítica literaria y profesora titular de Literatura Española y responsable de la Unidad de Estudios Biográficos en la Universidad de Barcelona, por la auto/biografía viene de lejos, desde la adolescencia en la que descubrió la importancia de este tipo de relatos para entender, no sólo la Historia, sino cómo afrontar la propia vida.
Su línea de investigación se centra en el estudio y la divulgación de la escritura autobiográfica en lengua española. Entre sus libros más destacados se encuentran ‘Narcisos de tinta. Ensayo sobre la autobiografía en lengua castellana (1939-1975)’ (Megazul, 1995); ‘Francisco Umbral. El frío de una vida’ (Espasa, 2004); ‘Breve historia de la misoginia’ (Lumen, 2005); ‘El bolso de Ana Karenina’ (Península, 2008); ‘Carmen Laforet, una mujer en fuga’, en colaboración con Israel Rolón (RBA, 2010); y ‘El feminismo en España. La larga conquista de un derecho’ (Cátedra, 2013).
Colaboradora habitual del suplemento ABC Cultural y de otros medios de comunicación, desde 2017 preside la asociación Clásicas y Modernas que trabaja por visibilizar a la mujer en los diversos ámbitos de la cultura, de los que ha sido apartada a lo largo de los tiempos. Anna Caballé participará el próximo 10 de junio a las 19 horas en los encuentros en directo de Casa Mediterráneo en el marco del ciclo ‘Mujeres y el Mediterráneo’, moderado por la periodista Sonia Marco. Los interesados en presenciar el evento, pueden hacerlo a través de este enlace. Como preámbulo a esta cita, Anna Caballé nos concedió una entrevista.
¿Cómo nació su interés hacia los géneros de la biografía y autobiografía?
Lo he contado algunas veces. Procede de la confusión vivida en la adolescencia, de la necesidad de encontrar alguna inspiración que resultara vivificadora. Por un lado, el franquismo desde un punto de vista vital e intelectual era muy inhibitorio de la personalidad, aparte de utilizar un lenguaje bastante incomprensible. Por el otro, las enseñanzas de “sé tú misma” sirven de muy poco porque la pregunta es inmediata: ¿Y quién soy yo? Leyendo auto/biografías de personajes que me salían al paso comprendí la posibilidad de hacerse con un destino propio, sobre todo entendí la idea de que la vida es un hacerse. Mi deuda con estos libros es infinita.
Mientras que en otros países, la biografía y la autobiografía gozan de gran aceptación, parece que en España estos géneros no acaban de cuajar masivamente entre los lectores, siendo precisamente éste un país donde los personajes eminentes no escasean.
Yo creo que esto ha cambiado, en el sentido de que ahora vivimos un renovado interés por los géneros auto/biográficos que, entre otras cosas, nos permiten una reflexión sobre la vida que la cultura española apenas hizo en el pasado. Pero, estoy con Ortega cuando en su biografía de Goya reflexiona sobre una falta de interés, que él observa en la sociedad española, por el prójimo. Y que se traduce en una falta de generosidad y de verdadero reconocimiento. Los personajes eminentes son muchos, otra cosa es que los sintamos como tales.
Las biografías y las autobiografías, ¿ayudan a entender mejor la Historia, más allá del mero relato de la sucesión de decisiones políticas y diplomáticas?
Sin duda las auto/biografías son una fuente imprescindible para la Historia, para la documentación de los hechos vistos desde una perspectiva personal. Pero eso no es lo esencial en la escritura de un texto auto/biográfico. Para mí lo importante es que nos permitan acceder a la forma en que un individuo ha construido su relación con el mundo. Nuestra curiosidad por conocer cómo otras personas lo han resuelto es legítima. Es el fundamento de la cultura clásica greco-latina: dar respuesta a la pregunta de ¿cómo vivir?
Con su semblanza de Concepción Arenal, pensadora, escritora y periodista considerada precursora del feminismo en nuestro país, recibió en 2019 el Premio Nacional de Historia de España. ¿A qué cree que se debe el desconocimiento generalizado de la población española hacia una figura que, sin embargo, fue muy reconocida en su época en el resto de Europa y cuyo legado llega hasta nuestros días?
A mí también me sorprendió la ignorancia por el personaje. No tanto si lo pensamos en los términos de Ortega. En general nos ha interesado más empequeñecer las figuras históricas que enriquecernos con ellas. Arenal murió entristecida por la idea de que su pensamiento no había conseguido penetrar en la sociedad española. Se veía una voz en el desierto. Y nos quedamos con cuatro anécdotas sobre su figura –que vestía de forma varonil, su dedicación a los presos, tantas calles con su nombre…– pero fuimos incapaces de profundizar en su planteamiento intelectual. La simple idea que propone de que el catolicismo debería apoyarse en la virtud de la caridad en lugar de confiarlo todo en la fe representa un cambio epistemológico que quedó desatendido pero que tiene un alcance descomunal. Arenal lo pensaba todo, por eso la considero una intelectual que dignifica la filosofía española del siglo XIX.
¿Qué rasgos de la personalidad de Concepción Arenal de los que ha descubierto en el curso de sus investigaciones le han llamado más la atención?
El que más, sin duda, la potencia de su mente. Si tenemos en cuenta que fue una mujer autodidacta, a la que en Potes, donde creció, la llamaban despectivamente “la filósofa”, es decir que no pudo tener unas condiciones más adversas para su formación, el hecho de que llegara a intervenir en los debates internacionales sobre derecho penal, por ejemplo, me parece el reflejo de una voluntad excepcional, de una vocación admirable por ser, independientemente de lo que estaba previsto para ella como mujer de su tiempo. Y me pregunto adónde hubiera podido llegar de crecer en un ambiente más estimulante, menos hostil hacia las mujeres. Si hubiera podido estudiar en Zurich, como después lo haría Rosa Luxembourg.
¿Cuáles fueron las sombras que la acompañaron a lo largo de su vida? Por su condición de mujer en el siglo XIX, ¿le resultó difícil que la tomaran en serio?
Yo me refiero a una sombra, la sombra de su padre, su ideal ético. Muere cuando ella no ha cumplido todavía los nueve años (los cumple unos días después) pero la imagen de su padre, un militar con un sentido extraordinario del deber, proscrito y desterrado la acompañó siempre. Fue una sombra, con lo que de bueno y de menos bueno tienen las sombras.
Hoy en día, ¿siguen vigentes algunas de las causas que defendió Concepción Arenal?
Por supuesto que sí. Ella estaba siempre del lado de los desfavorecidos, era muy consciente de que muchos problemas tienen una base estructural y por tanto son endémicos. Pensemos que fue una pionera de los derechos humanos. Y aunque hemos evolucionado mucho como sociedad, los problemas siguen. ¿Qué hubiera hecho y dicho Arenal ante el problema de los inmigrantes? ¿O ante el abuso policial que acabó con la vida de George Floyd? ¿O bien ante la explotación que sufren las mujeres en tantos lugares del mundo?
¿Qué logros se alcanzaron siguiendo sus reivindicaciones?
El principal fue la reforma del sistema penitenciario. El que tenemos ahora le debe mucho a Arenal.
¿Fue complicado seguir el rastro de este personaje? ¿Cómo se documentó para escribir este libro?
Bueno, escribir una biografía siempre es complicado. Hay que reconstruir, en la medida de lo posible, una vida que ya fue y, en este caso, de la que no quedan testigos ni testimonios. Lo más difícil siempre resulta sumergirse en los conflictos de otra personalidad, comprenderla desde dentro.
Usted, que dirigió la colección “La vida escrita por las mujeres” que rescata del olvido parte de la producción literaria femenina desde la Edad Media hasta el siglo XX y es presidenta de la asociación cultural Clásicas y Modernas, ¿por qué cree que las figuras de grandes mujeres a lo largo de los tiempos han sido obviadas en los libros de Historia?
La escritura de la Historia ha sido profundamente asimétrica. Aceptó el aislamiento de las mujeres de la vida pública y por tanto prescindió de sus aportaciones que, con el paso del tiempo, se olvidaron. El resultado es injusto, parcial y bastante miserable. Eso, afortunadamente, está cambiando y ahora somos conscientes del sesgo historiográfico que ha sufrido nuestra educación. Y procuramos remediarlo recuperando historias que fueron prodigiosas.
Si las mujeres cuentan con referentes femeninos en diversos campos, ¿estos modelos las pueden alentar a adentrarse en terrenos poco transitados por ellas?
Es evidente que si yo a una estudiante le proporciono solo modelos éticos y cognitivos masculinos ella creerá que esos son los únicos válidos y fiables para su propia inspiración, creándole un conflicto interior. Plutarco después de escribir sus ‘Vidas paralelas’ de griegos y romanos se dio cuenta de que no había considerado la existencia femenina en relación a la virtud, que es su tema preferido, y lo corrigió con un libro ya de vejez, sobre mujeres ilustres. No tuvo ningún éxito.
¿Cuáles son los objetivos de la asociación Clásicas y Modernas y qué tipo de actividades desarrollan para alcanzarlos?
Nuestro objetivo prioritario es intervenir en el espacio público corrigiendo la desigualdad de género en el mundo de la cultura y promoviendo estrategias que equilibren la asimetría existente.