Esta semana arrancan las proyecciones de la sección Cortometrajes del Mediterráneo del 18º Festival de Cine de Alicante, impulsada un año más por Casa Mediterráneo. Un total de 12 cortos procedentes de Turquía, Italia, Francia, Portugal, Grecia, Kosovo, Chipre, Albania, Siria e Irán se proyectarán, repartidos en dos sesiones, el 31 de mayo y el 4 de junio, en los Cines Kinépolis de Alicante (C.C. Plaza Mar 2) y optarán al Premio al Mejor Cortometraje Mediterráneo, dotado con 1.000 €. El galardón lo otorgará el jurado de esta sección, compuesto por el consejero cultural en la Embajada de España en Rabat, Francisco de Borja Morate Martín; la doctora profesora de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Beatriz Herrero-Jiménez; y el divulgador cinematográfico Luis López Belda.
En concreto, el lunes 31 de mayo a las 17 horas se proyectarán: Rruga, de Besim Ugzmajli (Kosovo); Bajar sola, de Claudia di Lascia y Michele Bizzi (Italia); La entrega, de Doğuş Özokutan (Chipre); The News, de Lorin Terezi (Albania); Un año en el exilio, de Malaz Usta (Turquía y Siria); y Un dios de papel, de Danial Mahmoudnia (Irán). Y el 4 de junio a las 16:30 horas será el turno de: Cemile, de Belkıs Bayrak (Turquía); Como en Mykono, de Alessandro Porzio (Italia); Hermano y hermana, de Coralie Lavergne (Francia); Su nombre es Carla, de Catia Biscaia (Portugal); El tercer acto, de Mark Petrasso (Italia); y Pashka, de Oltjon Lipe (Grecia).
Con el fin de conocer la naturaleza de estos trabajos, mantuvimos una entrevista con Beatriz Herrero-Jiménez, miembro del jurado de la sección de Cortometrajes del Mediterráneo. Beatriz Herrero-Jiménez es profesora ayudante doctora en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, en el departamento de Ciencias de la Comunicación y Sociología, donde imparte clase en el área de Comunicación Audiovisual. Previamente fue Profesora Visitante en la Universitat Rovira i Virgili (Tarragona) e investigadora postdoctoral en varios proyectos de la Comisión Europea.
Licenciada en Periodismo y en Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, se doctoró con una tesis sobre el cine de Isabel Coixet en la Universidad Complutense de Madrid. Trabajó en el Festival Internacional de Cine de Donosti y fue miembro del Jurado Joven en el Festival Internacional de Cine de Gijón. Es autora de numerosos artículos y capítulos de libros, tanto sobre la representación de la identidad femenina en el cine, como acerca de diferentes análisis de los discursos informativos.
¿Qué valoración haría de los trabajos seleccionados en la sección Cortometrajes del Mediterráneo?
En general, me parece que el nivel es muy alto. Hay directores y directoras con mucho potencial, algunos de hecho tienen una buena trayectoria. Me ha impresionado mucho el nivel de compromiso de los cortos. La mayor parte de ellos está muy preocupado por las cuestiones de temática social y política y en ese sentido va en la línea de la cinematografía del Mediterráneo. Estoy encantada porque es muy bonito ver cómo crecen cinematografías que normalmente entendemos como periféricas. Vivimos en un mundo en el que el cine de Hollywood lo es todo y no nos sacan de ahí. Alberto Elena, que era un catedrático de la Universidad Carlos III, lo llamaba “cine periférico” (en Estados Unidos se denomina World Cinema). Se trata de un tipo de cine al que normalmente no tenemos acceso, pero que nos amplía mucho las perspectivas, la mirada, y agranda nuestra propia experiencia. Nos permite ver otros aspectos que normalmente no vemos. Por ejemplo, habitualmente como receptores de inmigración, este tipo de cinematografía nos permite ver el otro lado, la otra mirada, y eso es maravilloso.
¿La vertiente social de este tipo de cortometrajes abre una ventana a la vida cotidiana de sociedades que nos resultan poco conocidas a este lado del Mediterráneo?
Efectivamente, tratan la temática social desde un punto de vista muy cotidiano. Desde lo pequeño se cuentan los grandes problemas sociales. En ese sentido, mejora mucho nuestra experiencia de todo aquello que no podemos ver de primera mano.
¿Qué le parece la iniciativa de dedicar una sección específica al cine mediterráneo en el Festival de Cine de Alicante?
Me parece una labor fundamental de instituciones como Casa Mediterráneo, que permite sobreponernos al cine mainstream que normalmente vemos. Si no fuera por este tipo de iniciativas, ¿cómo le llegarían al espectador las películas y los cortos de Marruecos, Grecia o Turquía? Gracias a estas iniciativas podemos tener una mayor amplitud de perspectivas y conocimientos de otras cinematografías más allá del cine mainstream que podemos ver cada día en las salas de cine comerciales. En este sentido, propuestas como la de Casa Mediterráneo posibilitan, por un lado, la exhibición de películas de directores que normalmente no podemos ver y, por otro, amplían la percepción del espectador.
La labor de los festivales de cine también es básica, como en el caso del Festival de Cine de Alicante, aunque se puede extrapolar a otros como el de Donosti o el de Cannes. Permiten recoger diferentes miradas de diversas nacionalidades y es algo muy bueno, especialmente teniendo en cuenta que hay un cine que normalmente lo ocupa todo y contra el que es muy difícil luchar por toda la industria que tiene detrás. Este tipo de iniciativas es, por lo tanto, clave para poder a llegar a otros directores y cinematografías.
El cine periférico supongo que no será rentable para las salas de exhibición comerciales.
Cuando he visto películas, por ejemplo, de cine griego lo he podido hacer casi siempre en el marco de festivales. En las salas de exhibición comerciales podemos ver determinadas películas de cine de autor de otras nacionalidades, por ejemplo coreanas, chinas o japonesas, pero tienen que ser reconocidas y haber ganado premios. El cine de nacionalidades más periféricas, si no viene avalado por trayectorias de directores o premios en festivales, normalmente no se exhibe.
Usted es autora de artículos y capítulos de libros sobre la representación de la identidad femenina en el cine. ¿En los cortometrajes mediterráneos participantes en el Festival de Cine de Alicante cómo se representa la figura de la mujer?
Me ha sorprendido mucho que al menos tres de los cortos que he visto de esta sección no sólo hacen una representación de la identidad femenina, sino que además ésta constituye el eje central. Detrás normalmente tienen directoras mujeres o combinación director-directora o guionista hombre-mujer. Es decir, siempre hay detrás una creadora. Particularmente me ha gustado muchísimo Bajar sola, aparte de que está muy bien construido narrativamente, es un alegato contra la violencia estructural que se ejerce contra la mujer.

Fotograma de ‘Bajar sola’
Hay otros dos que hablan bastante de la identidad femenina: en uno de ellos se trata de empoderar a las mujeres, y la temática del otro directamente tiene que ver con las cuestiones relacionadas con ellas. Hay una búsqueda de cuestiones que nos importan y son vitales para nosotras. Y no solamente están relacionadas con la maternidad, sino que van más allá. Por ejemplo Cemile, de Turquía, trata sobre una mujer que hace kickboxing, está enamorada de un chico y él lo aprovecha para conseguir algo que quiere. En el giro final del corto ella se aleja de esta situación porque no necesita estar vinculada a un hombre para seguir su camino, quiere construirse más allá de todo esto.

Fotograma de ‘Cemile’
En ese sentido, creo que se están haciendo buenos trabajos. En general, en el cine mediterráneo hace tiempo que la construcción de las identidades femeninas están en el centro de la narrativa. En España pasa igual. Cuando crecemos, narrativamente hablando, es porque normalmente son las mujeres las que hacen que las identidades femeninas sean menos planas, menos vinculadas con la maternidad o con estas dualidades en las que se nos suele representar. Creo que desde hace unos años en el cine mediterráneo se está creciendo mucho en este sentido.
Usted hizo su tesis doctoral sobre el cine de Isabel Coixet, que este año acaba de recibir el Premio Lucentum del Festival de Cine de Alicante. ¿Qué rasgos destacaría de su filmografía?
El cine de Isabel Coixet es extremadamente sensible y eso es así porque se ocupa de la vulnerabilidad, básicamente. Es su tema central y cómo en la vulnerabilidad compartida puede uno sobreponerse a los daños que nos causa la vida. Las mujeres para Coixet son muy importantes, pero también los hombres. Hace una representación de identidades, sin importar sin son hombres o mujeres, que normalmente van a más allá de los estereotipos que conocemos. Tiene películas que para mí son obras maestras. ‘Mi vida sin mí’ es la primera película en la que ella empezó a usar un recurso estilístico que desde entonces utiliza mucho, la cámara al hombro, que le sirve para mostrar las sensaciones que está viviendo el protagonista. Según mueve la cámara, así se siente el personaje. Es un recurso fantástico al que ella ha llegado casi por intuición. Isabel Coixet es una mujer que ha tenido que luchar mucho, nadie le ha regalado nada. Y se nota en lo que cuenta. Hay una lucha detrás de todos nosotros y es lo que le gusta compartir.
Las personas interesadas en asistir a las proyecciones de los Cortometrajes del Mediterráneo pueden adquirir su entrada online o en la taquilla del cine el día de su exhibición.