Revista Casa Mediterráneo

Carlos Montesinos: “Para componer viajar es el mejor estudio, lo que más inspira”

en noviembre 13, 2020

Casa Mediterráneo acogerá el próximo viernes 13 de noviembre a las 19 h. el concierto Melodías del Mediterráneo, a cargo del saxofonista español Carlos Montesinos y el guitarrista sirio Omar Jammoul. Con el propósito de conocer el repertorio que se ofrecerá en el recital y el recorrido musical de uno de sus intérpretes, mantuvimos una entrevista con Carlos Montesinos, natural de Ibi, quien pese a su juventud atesora una sólida trayectoria internacional como saxofonista y compositor.

Comenzó sus estudios musicales a los 10 años y más tarde ingresó en el Conservatorio Profesional de música y danza Vicente Lillo Cánovas de Sant Vicent del Raspeig, donde continuó sus estudios de saxofón con el profesor Fermín Ivorra, obteniendo las mejores calificaciones. Consiguió el título de graduado en el Conservatorio Superior de música de Aragón. En 2014 obtuvo una beca ERASMUS y fue admitido en el Conservatoire de Lyon, donde estudió bajo la tutela del prestigioso músico Jean-Denis Michat. Después, realizó sus estudios de máster en el Conservatoire Royal de Bruxelles junto a los profesores Simon Diricq y Alain Crepin. En septiembre de 2018 fue becado por Vienna International en la Wiener Musikakademie y en 2019 obtuvo el título de Máster en Gestión Cultural impartido por la UOC.

Ha sido premiado en varios concursos y certámenes, siendo finalista del Concurso Permanente de Juventudes Musicales de España 2015. A su vez, ha estrenado obras y ha trabajado con compositores en España, Francia y Bélgica y ha realizado giras y conciertos con diversos ensembles. Destaca su actividad como músico de cámara y como solista con distintas formaciones, como el Ensemble de Saxofones del CSMA y la Orquestra de Cambra de Callosa d’en Sarrià, entre otros.

Ha tocado en salas importantes de numerosos países y ha participado en festivales como ARS musica, Musiq’3, Saxteneum Fest, entre otros. Compagina su actividad como saxofonista y pedagogo, con la de compositor, estrenando obras en su mayoría para banda sinfónica. Desde enero de 2020 es director artístico titular de la Societat Musical Lira Orxetana. Durante toda su carrera ha realizado un trabajo intenso de investigación y transcripción, concretamente en música de compositores españoles.

¿Cómo comenzó su inclinación musical y por qué se decantó por el saxofón?

Carlos Montesinos

Mi inclinación por la música nació porque en casa siempre hemos sido muy fiesteros de los Moros y Cristianos y mi padre a mi hermano, que también es músico, y a mí, desde pequeñitos nos ponía mucha música de este tipo, sobre todo. Mi hermano y yo empezamos a hacer ritmos con cajas de plástico y con lo que tuviéramos a mano para crear percusión y a los nueve años decidí apuntarme a música, siguiendo esa inercia. En un principio yo quería tocar el trombón de vara, pero a mis padres no les convencía mucho ese instrumento y la suerte me llevó a tocar el saxofón.

Tiene una formación bastante internacional. ¿Cómo fue su experiencia estudiando con grandes maestros, en Bélgica, Austria…?

La primera vez que me marché al extranjero fue durante la carrera, hice un Erasmus en Francia, en Lyon, con 22 años. A nivel humano y musical eso es lo que más me ha enriquecido en mi vida, he podido estudiar con los que considero los mejores del panorama internacional en saxofón, que son Jean-Denis Michat, Simon Diricq o Mariano García, referentes para todo el mundo, con los que he tenido la suerte de aprender. Y sobre todo valoro haber podido conocer gente de otros países. Tengo amigos y compañeros rusos, ucranianos, de diversos países asiáticos… la conexión que se establece y trabajar con ellos te hace aprender, aparte de música, otros valores que te hacen mejorar como persona, que al final creo que es de lo que se trata. Siempre dicen que para ser un buen músico tienes que ser una buena persona, entonces si no conoces gente, si no ves mundo, si no te enriqueces en todos los aspectos considero que imposible tener una visión universal para poder tocar.

¿El hecho de conocer otras culturas es importante además de para interpretar para componer?

Sí, totalmente, hay una cosa muy importante en los instrumentos de viento y es tu lengua materna. En el caso de los franceses, que es la escuela más importante del mundo, la parisina, tienen una forma muy peculiar de pronunciar las palabras, distinta a la nuestra. Su forma de colocar la garganta o de pronunciar la erre, que es casi imposible para ellos, les hace tocar de una manera muy concreta y es la que mucha gente quiere imitar. Luego está la parte asiática, que tiene una forma de tocar muy distinta y escuchando otros sonidos puedes inspirarte mucho. Por ejemplo, no es lo mismo el pensamiento del amor en Asia, no se trata de la misma forma que en Europa, entonces, una melodía puede ser tan distinta en un país o en otro que todo esto te hace crecer y ver con perspectiva la música. Y para componer viajar es el mejor estudio, lo que más te inspira.

¿Qué repertorio va a ofrecer en el concierto de Casa Mediterráneo junto al guitarrista Omar Jammoul? 

El cien por cien del programa del concierto es mediterráneo. Son todo obras españolas, excepto las folías de España, que están basadas en nuestro país, así que todas tienen un aire español y por tanto mediterráneo. En todas se nota la fusión, la mezcla, entre las melodías españolas folclóricas y las hispano-árabes. Como sabemos, España antes estaba formada por Al Andalus y hay una herencia de la música árabe en la española. Lo podemos ver en las obras de Falla, en las de Sarasate, en Tárrega, que lo va a interpretar Omar… Yo voy a tocar una obra nueva de este siglo, de David Salleras, que es ‘Mi bailaora’ y es una escala hispano-árabe. Mediante la música podremos viajar un poquito a la costa frente a España, podremos visitar ligeramente Argelia y Marruecos con esas melodías y oler esa cultura.

¿Qué significa para usted la música?

Creo que esta respuesta la compartimos todos los músicos. Es una forma de expresión total, una forma de contar las cosas; en el caso de los instrumentistas, sin palabras, en el caso de los cantantes, con palabras, pero yendo mucho más allá, no sólo es decir algo, sino ir al interior de los sentimientos y transmitir todo lo más íntimo que uno tiene en la cabeza mediante sonidos. Creo que es algo muy complicado, pero cuando llega el momento en el que consigues decir algo que sientes de verdad con la música es lo más puro y bonito, ya sea alegre, triste o agresivo. Al final el arte consiste en compartir, crear experiencias y sensaciones y es un lenguaje universal. Se trata de eso y es imprescindible para todas las personas.

Durante toda su carrera ha llevado a cabo un intenso trabajo de investigación y transcripción, concretamente en música de compositores españoles. ¿Esta labor consiste en transcribir obras al saxo? ¿De qué compositores españoles ha realizado transcripciones?

Primero, tengo que poner un poco de contexto. El saxofón es un instrumento muy nuevo, por lo que tenemos un repertorio un tanto reducido. Sí que es cierto que en los siglos XX y XXI se ha experimentado mucho con el saxofón y la mayoría de los compositores ha compuesto mucho, pero no tenemos a Mozart, Beethoven, a los ilustres compositores. Contamos con algo de Glazunov, de Debussy, pero desgraciadamente carecemos de un gran repertorio formal. Entonces, muchos saxofonistas intentamos realizar transcripciones de música de otros instrumentos y las interpretamos con el saxofón, ya sea el alto, el soprano, cualquiera de los saxofones. Así, enriquecemos el repertorio y podemos interpretar obras que nos resultan más interesantes.

En mi caso, por propio amor a la música y por una inercia que se me produce, siempre tiendo a tocar música española. He hecho transcripciones de Aires bohemios de Sarasate, de la Playera que interpretaré junto a Omar, Las siete canciones de Falla, la Sonatina jovenivola de Blanquer, que la transcribí de alto soprano de mi trabajo de fin de Master en Bruselas… la verdad es que tengo una gran cantidad de transcripciones, también alguna obra cantada de José Serrano, Marianela. En mis conciertos siempre intento interpretar música española, tengo una formación que se llama Hayat Ensemble, junto a la pianista Gema Arias, donde tratamos de transcribir obras y promocionar la música española.

¿Estas obras transcritas se ponen a disposición de otros saxofonistas para que las puedan interpretar? 

Eso es. Todo se comparte entre nosotros. Hay una red muy grande de saxofonistas, nos conocemos casi todos y las obras se van intercambiando. Vas ofreciendo tu trabajo de una manera altruista. No se suele editar, pero se comparte con todo el placer.

Combina su labor como saxofonista con la de pedagogo y compositor. Háblenos de estas dos últimas facetas suyas. Como compositor, ¿de dónde saca la inspiración?

En cuanto a la labor de pedagogo, es una forma de estabilizar tu vida y asegurarte un sueldo. Quizás sea la parte que a mí menos me atrae, pero es la que te permite vivir de la música en cierto modo. Sí que es verdad que con la docencia se aprende mucho. Al explicar a cualquier alumno cómo interpretar, cómo utilizar la técnica del saxofón, cómo soplar, vas refrescando tu memoria y vas teniendo cada vez más claro qué hay que hacer para tocar bien e intentar sacarte el mayor partido. Es una labor interesante, siempre es gratificante cuando haces avanzar a la gente, cuando se siente agradecida, pero considero que es la labor menos artística de las que llevo a cabo.

Respecto a la composición, podría decirte que ahora mismo es el centro de mi vida artística, es lo que más hago y me inspiro en el día a día, en las cosas que me pasan, en cómo me siento. Voy intentando plasmar mis ideas y sentimientos en la música. Cojo el piano, toco melodías y las voy transformando conforme voy sintiendo. En la composición hay que hacer un trabajo de artista y de artesano. El trabajo de artista es cuando te sale la melodía, pero luego tienes que desarrollar el trabajo de verdad, el de obrero de la música, consistente en crear tus armonías, tu sentido musical y tus frases enteras. Creo que lo más bonito de la música es componer o improvisar, porque es de verdad cuando estás diciendo lo que piensas.

Carlos Montesinos

¿Busca el momento apropiado para componer o se deja llevar cuando de repente surja la inspiración?

Normalmente intento que venga y en el momento en el que me siento inspirado cojo el saxofón y el piano e improviso. Al final componer es improvisar, inventar. A veces te puedes basar en algo que lleves en la cabeza un tiempo, pero se trata de improvisar. No obstante, hay momentos en los que si has de entregar una obra tienes que forzar que salga y ahí llega el trabajo de la experiencia, intentar sacar lo que ya sabes para acabarlo.

Desde enero de 2020 es director artístico titular de la Societat Musical Lira Orxetana. ¿Qué es lo que destacaría de este papel al frente de una agrupación musical?

Como bien dices, llevo poquitos meses, desde enero y como director titular es la primera experiencia que tengo. Por desgracia, durante este año no se están pudiendo realizar todos los conciertos que deberían celebrarse. Está siendo un tanto extraño porque a veces estamos ensayando para nada y es una situación muy difícil para los músicos, porque ya no tienes que tratar de que mejoren y que la banda suene cada vez mejor, sino que además se sientan motivados por ir a ensayar para no tener un fin, que suele ser el concierto. Tú programas a lo mejor dos meses de ensayo para realizar un concierto dirigido a la gente del pueblo, con el que los músicos se sientan realizados, y finalmente llega el día y estás confinado o te encuentras en una fase 3 o 2 y no se puede llevar a cabo. Todos los directores estamos intentando hacer una labor de motivación y de coaching más que musical, porque la motivación está ahora muy baja.

La dirección es algo que me apasiona y con lo que voy a intentar seguir toda la vida. Ser director lleva a la máxima expresión toda la música, es tratar de liderar a un grupo de músicos que ya saben hacer sus papeles, que saben tocar, intentar que todos tengan la misma idea y llevarla al mismo puerto. Es algo complicado, pero muy motivante.

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