Casa Mediterráneo cierra su programación de junio con una nueva sesión del ciclo ‘Gastronomía y el Mediterráneo’, que en esta ocasión se centrará en la producción ecológica de alimentos. La producción y el consumo de alimentos ecológicos contribuyen a la sostenibilidad del planeta mediante prácticas respetuosas con el Medio Ambiente. Se trata de un modelo que aporta biodiversidad a los ecosistemas, viabilidad económica a los entornos rurales, bienestar animal y beneficios para la salud de las personas.
En un momento en el que los cultivos ecológicos y el consumo de este tipo de alimentos no paran de crecer y en el que la Unión Europea se ha marcado el objetivo de que en el año 2030 el 25% de la superficie agraria útil se dedique a producción ecológica, charlamos con Diego Granado, Secretario General de Ecovalia, asociación española pionera en el sector. La cita, en formato virtual, se celebrará el miércoles 30 de junio a las 19 h. a través de la web de Casa Mediterráneo y sus redes sociales.
¿Qué es la producción ecológica? ¿Es lo mismo que la producción bio y orgánica?
Los tres términos significan lo mismo. Ecológico, biológico y orgánico vienen a hablar de la misma cuestión. Están amparados por el reglamento, por la ley europea. Definiciones técnicas sobre la producción ecológica hay muchas, pero para que la gente lo entienda, es un sistema de producción de alimentos en el que se trata de aprovechar al máximo los recursos que pone a nuestra disposición la naturaleza, maximizando todos los ciclos naturales. En el ámbito de la agricultura ecológica, el suelo es la clave. Hablamos de alimentar el suelo, no la planta.
Bajándolo a un nivel más gráfico, el suelo es como una cuenta corriente. Si lo vamos enriqueciendo y almacenando dispondremos de un capital. Mientras que si en el día a día lo vamos esquilmando y sacando más de lo que aportamos, al final nos quedaremos en números rojos. Eso es la producción ecológica, a lo que hay que añadir el hecho de no utilizar productos químicos de síntesis, lo que no significa abandono. Se pueden usar fertilizantes y plaguicidas que no sean químicos de síntesis; hay infinidad de productos naturales. Y en el caso de la ganadería, ya que la integración también es muy importante, supone hablar del bienestar animal y en conjunto del respeto de los ciclos naturales.
En el mundo se cultivan más de 72 millones de hectáreas de producción ecológica. ¿Cuál es la situación a nivel global, tanto en términos de superficie como de mercado?
La producción ecológica no ha dejado de crecer desde que hay registros. Como bien ha dicho, hay 72 millones de hectáreas de producción ecológica en el mundo. Si analizamos la distribución, Australia copa el 50%. Ese liderazgo se debe a que allí hay unas vastas regiones de producción ganadera. Si hablamos de una producción más variada y diversa, Europa ocupa un lugar predominante, con el 23% de la superficie. Latinoamérica está creciendo bastante, con un 12%, Asia tiene un 8% y Asia un 3%. Eso en cuanto a superficie. En los mercados el dinamismo es tremendo. Y no olvidemos que si el mercado funciona, funciona la producción. La producción ecológica mueve 106.000 millones de euros a nivel mundial y aquí es donde el crecimiento se ha notado bastante. Ha crecido un 9,27% en 2019 respecto al año anterior, el mayor aumento que se ha registrado en los últimos años. Podemos decir que la producción ecológica vive un buen momento.
La Unión Europea se ha marcado que para 2030 el 25% de la superficie agraria útil se dedique a producción ecológica. ¿Cree que vamos en la buena dirección?
De entrada diría que sí. Sólo por el hecho de haber tomado esa decisión ya vamos por el buen camino, porque el cambio climático es el mayor problema al que se enfrenta la humanidad. No nos puede caber ninguna duda, a pesar de la pandemia. El cambio climático estaba ahí y lo sigue estando. Me atrevería a decir incluso que el Covid podría ser una consecuencia del cambio climático por pérdidas de biodiversidad, entre otros factores. Entonces, adoptar decisiones en ese sentido supone ir por el buen camino. Se ha constatado algo que desde hace 30 años se estaba manifestando, no sólo desde Ecovalia, sino desde el sector en su conjunto: había que cambiar el modelo alimentario, que nos estaba conduciendo a un modelo insostenible. Se han dado los primeros pasos para avanzar en el cambio de ese modelo alimentario.
El 25% de la superficie agraria de Europa es un objetivo muy ambicioso. Los 27 son diversos y nos encontramos con países como Austria, que está en el 26% o Suecia en el 20%, muchos Estados con una situación media, como España con el 10% o Francia con el 7,7%, y otros con los deberes por hacer, donde se hallan Polonia con el 3% o Irlanda con 1,6%. El objetivo habrá que aterrizarlo, pero el hecho de haber dado el paso con la decisión política de esta estrategia del Pacto Verde Europeo, traducida en el sector agroalimentario en la estrategia “De la granja a la mesa” va a influir en la futura Política Agraria Común, que se está cerrando ahora. Con todo ello, la PAC tiene que bascular hacia la producción ecológica para conseguir esos objetivos.
¿En qué lugar se encuentra España a nivel mundial?
A nivel mundial en producción ecológica somos un país que puede sacar pecho y presumir de encontrarse en una buena situación. España es el tercer país en el mundo con mayor superficie dedicada a la producción ecológica, tras Australia y Argentina. Tenemos 2.355.000 hectáreas en producción ecológica, lo que equivale a una de cada diez. España empezó hace 30 años con apenas 4.000 hectáreas. De esta cifra a la actual la evolución ha sido notable. Y en el ámbito del consumo llevamos ya tres años en el top ten de los países consumidores a nivel mundial. La producción ecológica factura unos 2.300 millones de euros y cada español a día de hoy se gasta en torno a 55 € al año.
Estamos lejos de los 370 € que se puede gastar un danés o un austriaco, pero echando la vista atrás apenas hace cinco o seis años el consumo estaba en torno a los 1.000 millones de euros y ahora se sitúa en 2.300 millones €, más del doble, y per cápita el consumo era de unos 20 € y ahora estamos por encima de los 50 €, con lo cual el avance ha sido notable. Estamos en una buena posición. En cuanto al cumplimiento del objetivo del Pacto Verde Europeo de alcanzar el 25% [de la superficie agraria a producción ecológica], no somos los alumnos aventajados de la clase, pero partimos de una buena posición. Nos queda la mitad del camino por recorrer, pero obviamente no hay que hacerlo todo. España necesita unos 4 millones de hectáreas para conseguir ese objetivo y al igual que en Europa hay disparidad, en cuanto a regiones también. Las hay más avanzadas y ahí podemos destacar Cataluña, Andalucía o la Comunidad Valenciana, que se encuentran entre el 17 y el 22 %, y hay otras que tienen que hacer un esfuerzo tremendo, y la nueva PAC servirá para que vayan avanzando en ese camino.
¿Además de España, qué otros países destacaría en el Mediterráneo?
Tenemos la suerte de que el ámbito del Mediterráneo es el más óptimo para la producción ecológica, por nuestro clima y por nuestra propia cultura, muy ligada a la agricultura, que además es muy diversa -la diversidad es muy importante en la producción ecológica-. Si analizamos las estadísticas, los tres principales productores europeos son países de la cuenca mediterránea: España, Francia e Italia. En países como Grecia hay también una importante agricultura ecológica. Y por ejemplo, Túnez es el segundo país productor de aceite de oliva ecológico del mundo. En los últimos años nos ha adelantado y le está pisando los talones a Italia. En países como Egipto y Turquía también el desarrollo de la horticultura ecológica está siendo notable.
En este entorno óptimo del Mediterráneo, ¿cuáles son los principales cultivos ecológicos?
Hablar del Mediterráneo supone hablar de la trilogía mediterránea, un concepto que se ha quedado casi obsoleto, ya que no nos ceñimos al aceite, al cereal y al vino. Hay que incluir también los frutos secos, las hortalizas… El Mediterráneo es la despensa de los productos frescos de Europa y países como Italia, Francia, Egipto o España son grandes productores de hortalizas ecológicas. El 90% de la superficie mundial de olivar ecológico está en el Mediterráneo. Italia, Túnez, España, Turquía y Grecia copan el 90%. En cuanto a la producción de cereales hay países mediterráneos entre los primeros, sin olvidar el vino y los frutos secos, que han experimentado un desarrollo importantísimo en los últimos años. Los cítricos también han tenido un desarrollo muy importante y los últimos en incorporarse a la producción ecológica, con un crecimiento destacable, han sido los subtropicales (aguacates, mangos, chirimoyas…). No llegamos todavía, obviamente, al nivel de los países originarios, en Sudamérica o zonas tropicales, pero están teniendo un desarrollo bastante notable.
¿Cómo ha afectado la pandemia a la comercialización y el consumo de productos ecológicos?
De forma positiva. Habremos prescindido de otras cosas durante los meses en los que hemos estado encerrados, pero comer no hemos dejado de hacerlo e incluso más y mejor. Hemos hecho un seguimiento a los socios de ECOVALIA y hablamos de unos incrementos de facturación de hasta el 35% en algunos casos porque el producto ecológico siempre ha estado asociado a la salud. Además es un sector de muchísima capilaridad, de modo que la venta online y la distribución a domicilio han funcionado muy bien. El mercado de producción ecológica ha crecido durante la pandemia.
Su vinculación con la salud y el respeto al Medio Ambiente son algunos de los factores que llevan al consumidor a decantarse por los productos ecológicos. ¿Qué otras motivaciones tiene la población para elegirlos?
En cuanto a la salud, se trata de productos que no llevan químicos de síntesis. Hay que tener en cuenta los efectos acumulativos perversos de los productos químicos en el organismo, que se manifiestan cada vez más en alergias, intolerancias… En este momento la salud ha pesado mucho. El Medio Ambiente también influye de forma creciente en los consumidores, especialmente entre los más jóvenes. Seis de cada diez consumidores de productos ecológicos se han incorporado en los últimos cinco años. Luego también está presente el concepto de producto de cercanía, que lo podemos ligar al Medio Ambiente. En producción ecológica tenemos productores socios de ECOVALIA en Perú que están exportando a Estados Unidos y a Europa, pero se trata de productos que no tenemos aquí. El producto de cercanía está muy valorado. El producto ecológico detrás tiene una historia y contarla, junto a su paisaje y el valor del medio rural donde se ha producido, que no solamente sea un producto empacado, es otro atractivo a la hora de consumirlo.