Revista Casa Mediterráneo

El pincel de Miguel Rubio retrata dieciséis ‘Miradas del Túnez de hoy’

en junio 11, 2020

Dieciséis rostros de personas representativas de la actual sociedad civil tunecina, pintados al óleo en madera por el artista Miguel Rubio, conforman la exposición Miradas del Túnez de hoy organizada por Casa Mediterráneo, una muestra que trata de sacar a la luz la esencia de un país puramente mediterráneo que ha experimentado grandes cambios en los últimos tiempos, no sólo en la esfera política, sino también en la social y cultural. Cambios que han afectado a muchos países mediterráneos y que la institución diplomática ha querido reflejar a través de los rostros de algunos de sus protagonistas, retratados por artistas españoles.

La exposición que ahora nos ocupa forma parte de un Encuentro Cultural con Túnez que iba a celebrarse el pasado 25 de mayo en la sede de Casa Mediterráneo con la colaboración de la Embajada de España en Túnez, pero que la irrupción del Covid-19 obligó a posponer. No obstante, desde la institución diplomática se ha querido hacer un adelanto de esta muestra en forma de exposición virtual dentro de su actual programación a distancia. La muestra telemática incluye sólo catorce retratos, debido a que una tendinitis impidió al artista tenerlos todos listos a tiempo, pero se incorporarán a la exposición en cuanto ésta adquiera carácter presencial. Tras su exhibición en Casa Mediterráneo está previsto que recale en Túnez.

Los lienzos reflejan el impulso vital de hombres y mujeres de la sociedad civil tunecina dedicados a un amplio abanico de profesiones, desde escritores, diseñadores de moda, productores de cine, gestores culturales, profesores, científicos, atletas, economistas, artistas plásticos y emprendedores hasta chefs, que fueron seleccionados por la Embajada de España en Túnez bajo la premisa de que fueran representativos, en la medida de lo posible, de un país caracterizado por la mezcla de culturas y con más de once millones de habitantes.

El director de Casa Mediterráneo, Javier Hergueta, ha querido agradecer su apoyo al Embajador de España en Túnez, Guillermo Ardizone, y a la consejera de la embajada, Myriam Naveiras, “que se han implicado a fondo en el proyecto y han seleccionado a los retratados como muestra de la nueva sociedad tunecina”. Asimismo, el responsable de la institución ha mostrado su agradecimiento a Miguel Rubio “por su dedicación y entusiasmo, que le han llevado a conocer a fondo a los retratados, ofreciéndonos unos excepcionales y muy brillantes retratos, que ha conseguido no sólo gracias a su excelente técnica, sino a su compromiso personal y a un gran esfuerzo, incluso físico”.

Para realizar este proyecto, tras dos meses de documentación Miguel Rubio viajó a Túnez a finales de septiembre del año pasado con el fin de observar y conversar con los protagonistas de sus retratos, tratando de “captar su apariencia y esencia e indagar en su impulso vital”, cuenta el propio artista en conversación telefónica. Un resultado “que espero que se vea en los cuadros, en su mirada”, señala. En el proceso de creación, Rubio tomó 2.000 fotografías en 80 localizaciones distintas de Túnez y ya en su estudio de Madrid eligió una imagen de cada uno de los personajes, buscando “la más verdadera”. El artista explica que pintó todos los retratos a la vez, de manera simultánea, saltando de uno a otro. Y considera que todos están inacabados, tal como decía el poeta y ensayista francés Paul Valéry, quien pensaba que una obra no se acaba nunca, sino que se abandona. “Aunque yo nunca los voy a abandonar”, asegura.

Túnez sonríe, como sonríe su media luna

Todos los retratos se realizaron con el último rayo de sol de Túnez, entre las cuatro y media y las seis de la tarde del mes de septiembre. “Un momento de luz alargada y cegadora que entrecierra los ojos, lo que conlleva a sonreír, aunque sea levemente. Me sorprendió esto, incluso cuando les pedía por un momento que no sonrieran, sonreían más. Túnez sonríe, como sonríe su media luna”, señala el autor. Del país le asombró “la presencia abrumadora del color blanco, aunque se le suela asociar más con el azul, que en realidad es ornamental y se encuentre en la forja y en las puertas. El blanco no sólo lo inunda todo; se vuelve azulado cuando le golpea la luz. El blanco de Túnez es mágico”, asevera.

Sobre Miguel Rubio

Como autor, su ámbito artístico se enfoca en la intersección entre las artes plásticas y las artes escénicas. El eje de su trabajo es la representación de la figura humana y concretamente de su aspecto mas primigenio. Intenta representarlo a través de dos manifestaciones: el retrato pictórico y la dirección artística en artes escénicas.  

Como colaborador, su experiencia en trabajo de equipo se centra en la concepción, producción y presentación de contenidos artísticos. En la dirección artística presta asistencia a otros artistas, empresas o gestores culturales. 

Ha trabajado en el campo de la dirección artística, entre otros, con Javier Mariscal, Marcelí Antunez, Carles Santos, La Fura dels Baus, Joan Baixas, Victor Ullate, Roland Olbeter, el Instituto Superior de Arte de Cuba, Embajada de España en Cuba, Asociación de empresarios en Cuba y en los últimos años con las nuevas generaciones de artistas (músicos y bailarines) cubanos. Según Rubio, todos ellos tienen en común un incuestionable interés por la integración de lenguajes y por el Arte Total. 

Ha desarrollado su carrera en Barcelona (quince años), Londres (dos años), Madrid (tres años) y La Habana (siete años). Actualmente reside en Madrid. 

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