Coincidiendo con la celebración del Día Internacional del Orgullo LGTBI, el 28 de junio a las 19 h., Casa Mediterráneo ha organizado un encuentro para abordar la dispar situación que atraviesa este colectivo en las distintas orillas del Mare Nostrum. La cita, en formato virtual, contará con la participación de José María Núñez, Presidente de la Fundación Triángulo; el consejero de la Embajada de España en Israel y miembro de la plataforma Exterior Es Diverso, Pablo Platas; la consejera de la Embajada de España en Serbia, Isabel Rubiales; y el representante de la Embajada en El Líbano, Diego Castro.
De forma previa al evento, enmarcado en el ciclo ‘El Mediterráneo hoy’, mantuvimos una entrevista con José María Núñez, quien compagina su actividad como economista y profesor en la Universidad de Extremadura con la presidencia de la Fundación Triángulo, fundada en 1996 para conseguir la igualdad de derechos políticos y sociales de personas gais, lesbianas, bisexuales y trans. Además es miembro del Comité Permanente del Consejo Estatal LGBTI del Ministerio de Igualdad. A las puertas de la tramitación en el Consejo de Ministros del anteproyecto de Ley Trans, le preguntamos por la trascendencia de esta nueva normativa, así como por el estado actual del colectivo LGTBI en España y fuera de nuestras fronteras.
Aunque en nuestro país ha habido avances en cuanto a los derechos del colectivo LGTBI, ¿la mentalidad de la sociedad española discurre en paralelo a estos progresos?
Creo que los grandes avances legislativos se produjeron a nivel estatal en 2005 con la aprobación del Matrimonio Igualitario, lo que tuvo un efecto palanca muy importante en el avance de la percepción social de la realidad LGTBI porque aportó mucha visibilidad. Eso provocó que en muchas comunidades autónomas se avanzara también en legislaciones sobre no discriminación a personas LGTBI, por un lado, y legislaciones integrales sobre transexualidad, por otro.
Ése ha sido un avance importante, pero al mismo tiempo se ha dado un incremento de determinados mensajes de odio que han visibilizado mucho esa realidad -que ya existía de por sí, porque nada se crea ni desaparece repentinamente-. Es decir, si la sociedad española asumió el matrimonio igualitario como lo hizo fue porque mentalmente ya esta preparada para aceptarlo, al haber una base social muy positiva de abrazo a la diversidad. De la misma forma, han crecido los mensajes de odio por parte de la ultraderecha, por un lado, y por el feminismo trans-excluyente, por otro. No se ha inventado nada. Estaba ahí, sólo que no se visibilizaba y ahora ha emergido. Quizá en algún momento nos creímos que todo estaba mejor de lo que en realidad estaba y ahora estamos pensando que las cosas están peor de lo que realmente están. España es un país en el que se puede vivir muy bien y feliz como persona LGTBI, pero eso no significa que no haya personas que lo pasen mal porque su propia realidad más cercana sea hostil. De la misma manera que eso no significa que no haya determinados delitos de odio, verbales o físicos en algunos casos. Y esto también tiene que ver con el propio crecimiento de la visibilidad.
Por un lado, se visibilizan más los mensajes de odio y eso puede incitar a que determinadas acciones de discriminación tengan lugar, pero por otro lado, y esto es importante, la visibilidad genera que las personas hostiles hacia la diversidad lo muestren más. En definitiva, si hace veinte años éramos muy invisibles en una ciudad pequeña, evidentemente no se mostraba tanto la hostilidad porque no había nada que rechazar, ya que no se veía. A medida que vamos ganando libertad -lo que no implica hacer ostentación de nada-, nuestras vidas, nuestra afectividad, las muestras de nuestras realidades, en determinadas personas que no aceptan esa realidad, pero no lo manifiestan si no se ve, generan que se visibilice ese odio. Todo esto es un conglomerado que se puede resumir en la frase: “No estábamos tan bien, no estamos tan mal”. En general sí creo que la sociedad española ha sido permeable para el respeto a la diversidad. Hay mucho sembrado en el pasado, muchos años de dictadura en los que se pisoteó, se dificultó, se complicó, se encarceló… pero creo que ese poso en nuestro carácter ha hecho que la realidad hoy sea la que es: que en muchas ciudades y pueblos se pueda vivir con libertad. Insisto, eso no es óbice para pensar que no haya realidades complejas en muchas personas y familias, porque lamentablemente es así. Muestra de ello son las hostilidades recientes hacia las personas trans. Cualquiera que siga un poco esta realidad puede concluir que hace cuatro años nadie hubiera cuestionado que se legisle contra la discriminación de las personas trans y hoy hay determinadas personas que sí lo hacen porque se han difundido unos mensajes de odio.
Por lo tanto, yendo a tu pregunta, creo que la legislación ha ayudado pero también es verdad que la sociedad está en estas claves que te digo. Igual que se aceptó bien lo que parecía una legislación revolucionaria, como fue el matrimonio, ahora se va a aceptar bien, estoy convencido, salvo por un reducto muy pequeño de la población, la legislación integral trans y LGTBI que, si todo va bien, el 29 de junio irá al Consejo de Ministros y esperemos que pronto al Parlamento.
¿Qué novedades traerá consigo el anteproyecto de Ley Trans, que admite la autodeterminación de género?
Una cosa son los contenidos y otra el propio hecho en sí de lo que significa la aprobación de esta norma. Lo primero y más importante para mí es que esta norma reconoce la dignidad de las personas trans, reconoce que los derechos de las personas trans son derechos humanos que se han estado conculcando. Por tanto, resarce las agresiones y la falta de justicia que ha habido durante décadas hacia las personas transexuales, que pueden ser un colectivo minoritario de la población pero que merecen todo el respeto, como cualquier ciudadano. Lo único que piden es que se reconozca su sentimiento de identidad sexual o de género, como cada cual lo quiera llamar. Con lo cual, para mí lo primero es resarcir esa deuda histórica que hay con las personas trans y por eso hemos exigido que la legislación sea integral y de no discriminación a las personas LGTBI.
Los puntos fundamentales son que reconoce la despatologización de las personas trans, eso es fundamental porque no son enfermas, y les reconoce el derecho a la libre determinación. Un derecho que no va a aparecer escrito textualmente. Ha sido muy difícil, por todas las fuerzas a favor y sobre todo por todas las fuerzas involucionistas trans-excluyentes, consensuar un texto en el propio seno del gobierno, que es el primer paso. Por escribir leyes de máximos podemos redactar auténticas maravillas legislativas de todos nuestros deseos, pero lo importante es conseguir una ley real y para eso desde FELGTB [Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales], la Fundación Triángulo y Chrysallis hemos hecho un ejercicio ímprobo de negociación tanto con el Ministerio de Igualdad, como con el de Justicia y la Vicepresidencia Primera para que efectivamente el 29 de junio, si no hay ninguna sorpresa negativa, el anteproyecto de ley vaya al Consejo de Ministros y éste apruebe su tramitación.
Pelearemos para que sea lo menos restrictiva posible en cuanto a la edad, para que al menos desde los 14 años reconozca la libre determinación de género. Y, desde luego, desde los 16 años con autonomía del individuo, sin testigos, sin pruebas, sin necesidad de ninguna tutela. Es lo que las personas trans fundamentalmente plantean. Además de eso, un montón de disposiciones que reconocen la capacidad gestante de las personas trans cuando la tuvieren y la posibilidad de múltiples servicios que son necesarios. Otros quedan en cartera porque son competencias autonómicas o porque no van a entrar en este primer paso, pero pelearemos y trabajaremos, porque el trámite de la ley sólo ha comenzado. Cuando llegue al Parlamento dialogaremos, como ya lo estamos haciendo, con todos los partidos. Por tanto, la ley conlleva muchos avances, fundamentalmente para las personas trans, no todos los que nos gustaría porque se quedan asuntos en cartera, y también de políticas públicas de no discriminación para las personas LGTBI. Por encima de todo, lo fundamental es el reconocimiento de la libre determinación de las personas trans, sin tutelas, y resarcir lo que ha sido una situación de violencia y de discriminación histórica.
En la actualidad, ¿la legislación permite que las parejas homosexuales puedan adoptar bajo los mismos criterios que las parejas heterosexuales?

José María Núñez
Sí, totalmente. De hecho, hay muchísimas parejas en nuestro país, y también personas homosexuales o bisexuales que en solitario han adoptado. Eso es así desde la propia aprobación del Matrimonio Igualitario y de hecho fue su significatividad, ya que trató de la primera vez se aprobó en verdadero estatus de igualdad, de ahí su nombre. En contra de lo que ya había ocurrido antes en los países centroeuropeos donde ya se había aprobado, Bélgica y Holanda, el reconocimiento del matrimonio en España lo que hizo fue ampliar el que ya existía de una pareja heterosexual a una pareja homosexual. A partir de ahí, todo lo que jurídicamente significaba el matrimonio le era de aplicación, por lo tanto no hubo que mover ni una sola norma más, porque todo lo que se le había aplicado al matrimonio, en positivo y en negativo -también el divorcio- era aplicable a cualquier matrimonio, independientemente de que lo formasen un hombre y una mujer, dos hombres o dos mujeres. Por tanto, la adopción es posible desde el minuto uno y eso fue uno de los elementos más revolucionarios de la aprobación del Matrimonio Igualitario en nuestro país, porque supuso ampliar el que había a todas las parejas, no crear uno nuevo que hubiera tenido que generar derechos añadidos a esa figura jurídica nueva. El que existía se amplía y, por tanto, todo se le aplica.
En la región del Mediterráneo, ¿cuál es la situación que actualmente atraviesa el colectivo LGTBI?
Cuando pensamos normalmente en la situación de derechos LGTB y países donde su realidad no es buena, directamente nos vamos a África o a Centroeuropa -Rusia, ex repúblicas soviéticas…- donde se están dando los mayores niveles de hostilidad, países que están trascendiendo porque son más notorios, pero hay determinadas zonas del mundo que no tenemos especialmente localizadas y son duras para gais o lesbianas. Una de ellas es Centroamérica, que ha sufrido un altísimo nivel de hostilidad y de hostigamiento hacia las personas LGTBI. De hecho, es el territorio del mundo que mayor número de asesinatos a personas LTGBI tiene registrados, pero también debemos decir que esto no puede llevarnos a concluir que se trata de la región con mayor nivel de asesinatos real porque la OEA [Organización de los Estados Americanos] se ha tomado muy en serio la elaboración de cuadros y datos, lo que genera que haya muchos resultados visibles. Si en Asia o en África no se tabulan los datos, si no se recoge la información como lo ha hecho la OEA, que es un referente a nivel mundial, lógicamente carecemos de cifras comparativas, lo que no significa que la realidad no sea hostil.
Lamentablemente en África sí hay una amplia hostilidad, que afecta al Mediterráneo, donde hay países muy hostiles. En el Mediterráneo coinciden países con un avance de derechos y libertades como en el caso de nuestro país, Francia o Italia, donde aunque no alcanzan nuestro nivel legislativo, gozan de una situación saludable dentro de unos límites, y lugares donde la realidad de gais y lesbianas es francamente dolorosa y tiene difícil evolución, como Marruecos, Argelia, Libia, Egipto -incluso con asesinatos de Estado- o Túnez -cuya realidad es muy compleja porque aunque hay un punto de intención de mayor evolución, lo cierto es que sigue habiendo una hostilidad importante hasta por parte del propio Estado-. Por tanto, hay países como los que cito que tienen una situación realmente muy compleja y, lo peor de todo, de muy difícil evolución. Es difícil imaginar cómo podría cambiar esta situación en Marruecos, en Argelia, en Egipto o en Libia. Por eso es francamente muy apropiado el coloquio que organiza Casa Mediterráneo porque permitirá visibilizar cómo en las distintas orillas del Mediterráneo confluyen la violencia máxima hacia las personas LGTBI con la mayor de las libertades y cómo eso es posible, lo que debería ser un elemento para la reflexión por parte de los países.
Desde la Fundación Triángulo tenemos una larga trayectoria en cooperación internacional al desarrollo y esto nos lleva a poder visibilizar un avance importante en derechos y libertades en muchos países, pero nos encontramos con una importante limitación: cómo actuar en los Estados donde no es posible ser visible. Por ejemplo, es imposible trabajar de manera visible en Marruecos o Egipto porque directamente nos encarcelan si nos quedamos allí, en el mejor de los casos. Evidentemente, el reto está en analizar esta situación y ver cómo desde la comunidad internacional se afronta, porque hay violaciones de derechos humanos en 78 países del mundo, de los que nueve tienen pena de muerte, y algunos se encuentran en las orillas del Mediterráneo. Para hacer frente a esta situación sería necesario generar no sólo la inclusión de estos objetivos en la agenda internacional, sino también el desarrollo de instrumentos de incidencia política y social que permitan que avancemos en este espacio hostil que son los países en los que no somos legales.
El encuentro podrá seguirse a través de la página web de Casa Mediterráneo y sus redes sociales el 28 de junio a las 19 h.