Con el propósito de que no se repitan los horrores del pasado y que el discurso del odio no cale en las nuevas generaciones a la ola de los movimientos xenófobos que arrecian en Europa, desde hace cinco años en el IES Els Ports de Morella se está implementando un proyecto educativo sobre la Shoá (“catástrofe”, en hebreo). Se trata de una propuesta interdisciplinar en la que participan los departamentos de Lengua Castellana y Literatura, Geografía e Historia y Religión, que ha desarrollado diversas temáticas en torno al Holocausto, entre ellas “La experiencia femenina durante la Shoá”. La decisión de centrar la atención en el papel de la mujer -especialmente el de las judías, aunque sin olvidar a las gitanas, las republicanas españolas y otras minorías – en este contexto tan dramático responde a la necesidad de reivindicar su protagonismo y su lucha por la vida a través de los diferentes roles que asumió.
Este proyecto, dirigido a estudiantes de 1º de Bachillerato, se aborda en las IX Jornadas “Perspectivas didácticas en la enseñanza del Holocausto a partir de los valores humanos” organizadas por el CEFIRE-GVA, que se celebran los días 6 y 7de julio en Casa Mediterráneo. Para conocer el proyecto mantuvimos una entrevista con una de sus artífices, Marta García Monfort, profesora de Lengua Castellana y Literatura, quien participó la ponencia “Las vivencias de las mujeres durante el Holocausto” junto a las profesoras de Geografía y Historia Gema Roda Querol y de Religión Estrella Palos Michavila.
“La experiencia femenina durante la Shoá (“catástrofe” en hebreo) es uno de los proyectos integrados en la propuesta educativa implementada en el IES Els Ports de Morella. ¿Por qué decidieron centrar la atención en el papel de la mujer, especialmente el de la mujer judía?
Porque como ya hemos implementado diferentes proyectos que han consistido en contextualizar todo lo que supuso el Holocausto, progresivamente hemos ido centrándonos en temas concretos. Trabajamos, por ejemplo, el tema de la infancia o el arte en el Holocausto, y este año decidimos fijar la atención en la mujer, fundamentalmente porque es una página olvidada de la historia, donde, en especial, la mujer judía asumió una serie de roles importantísimos.
No se limitó a ser un simple víctima o espectadora de la situación, sino que intentó salvar su vida y la de los que la rodeaban a través de la asunción de roles como la participación en la resistencia como mensajeras, las “kashariot”, trasladándose de gueto a gueto, escapando para transmitir información y un mensaje de esperanza para poder resistir ante esa situación, o paracaidistas. Pero además de estos roles que son tan específicos, se encuentra el propio papel de la mujer como protectora de su familia. La visión que los nazis tenían de ellas en general, al considerarlas un peligro menor, les permitía ser el sustento de sus familias y ofrecer una vía de salvación. Por tanto, asumieron un rol protagonista, absolutamente.
En los campos de concentración las mujeres tejieron una serie de redes de solidaridad. ¿En qué consistieron y cómo contribuyeron a mitigar el dolor y las penalidades de quienes allí estaban recluidas?
En realidad, no es una característica específica de las mujeres judías, sino de todas las mujeres que estuvieron en los campos de concentración: las gitanas, las republicanas españolas, las disidentes políticas… de todas las diferentes categorizaciones que hubo en los campos femeninos. Las redes de solidaridad eran más que nada un sustento moral, el saberse importante para alguien, el preocuparse por la otra… las mayores normalmente ejercían de madres protegiendo a las más jóvenes, felicitándolas en su aniversario para intentar darles un mínimo de vida, de normalidad y de paz en un contexto oscuro y de violencia extrema como la que vivieron las mujeres, que fue especialmente dura.
Aunque el sufrimiento fue el mismo para hombres y mujeres, por su propia condición femenina y su educación ligada a la familia, la mujer padeció una serie de experiencias traumáticas añadidas, como tener que apartarse de sus hijos o ver cómo se los llevaban.
¿Qué suponía para una mujer estar embarazada al entrar en un campo de concentración?
Prácticamente era la muerte segura para la madre, pero además de una forma muy cruel. Se sabe que en diferentes campos se llevaban a cabo investigaciones médicas y se utilizaba a las mujeres embarazadas, así como a los fetos y a los bebés recién nacidos para hacer cualquier tipo de experimento. Y además, una vez que ya tenían lo que querían de ellas, eran lanzadas a los perros y eran objeto de torturas bestiales. Eso ocasionó que hubiera casos como el de una doctora de Auschwitz que practicó algunos abortos con el fin de salvar la vida de la madre, ya que la del bebé era imposible hacerlo, y al menos evitar la muerte tan dramática y pública que solía ocurrirle a las embarazadas.
En los campos de concentración las mujeres recibían tratos vejatorios como que las obligaran a desfilar desnudas ante los hombres, una situación agravada aún más cuando tenían la menstruación…
En primer lugar, la educación de las mujeres de la época en aspectos como la feminidad, la menstruación o la sexualidad estaba mucho menos normalizada que ahora, lo que provocaba que sintieran un pudor enorme. El hecho de ser obligadas a desnudarse delante de los hombres, verse desposeídas de su identidad y de su ser a través de esas torturas, supuso una humillación más. Trataban de deshumanizarlas, despojarlas de su naturaleza de seres humanos y de mujer mediante esa homogeneización de la imagen, rapándoles el pelo, poniéndoles el pijama a rayas… Y el hecho de que pasasen hambre y que a raíz de ello se les retirase la menstruación, para ellas era un alivio, tal como recogen muchísimos testimonios.
El proyecto también muestra el papel desempeñado por las mujeres que estaban al otro lado durante el Holocausto, es decir, las perpetradoras, adoctrinadas y sin atisbo de humanidad. ¿Cómo las presenta el proyecto?
El nazismo realiza un proceso de adoctrinamiento en el que circunscribe a la mujer al ámbito de la esfera privada, de la familia, del hogar, de la casa… con una determinada imagen y estereotipo físico. Y sólo cuando va avanzando la guerra y se necesita la participación de las mujeres en los campos, el régimen hace uso de los grupos juveniles de adoctrinamiento donde participaban jóvenes, chicos y chicas. Y destina a los campos de concentración a las mujeres que tenían ese elevado grado de entrenamiento y una conciencia del otro como la nada, a las que no les suponía ningún tipo de esfuerzo ejercer una violencia extrema sobre seres humanos, en este caso fundamentalmente sobre judíos y judías. Pero incluso dentro del propio sistema, las mujeres perpetradoras nunca fueron las directoras de los campos de concentración; siempre tuvieron a un hombre por encima. Dentro de esa misma categoría, no les otorgaron una equivalencia en el ámbito del poder.
Sorprenden los diferentes roles que asumieron. Hay fotografías de la época en las que contemplamos a una mujer perpetradora junto a sus hijos en una situación totalmente normal y luego en el segundo rol que asumía cuando entraba en los campos, donde a otras mujeres como ellas les daban un trato absolutamente brutal. Y casi ninguna de ellas a posteriori se ha arrepentido, ni reconocido que hubiese cometido acto alguno por el que tuviese que hacerlo, ni rendir cuentas. Cumplían órdenes y era lo que tenían que hacer.
Cumplían órdenes sin cuestionarse el bien o el mal.
Exactamente. Eso es lo que conocemos como la banalidad del mal de Hannah Arendt, que establece esa normalidad del hecho, y a partir de ahí no cabe ni reflexión ni cuestión, sino la ejecución de las órdenes y de los actos, sin más.
Para que toda esta realidad llegue a los jóvenes a los que va dirigido el proyecto, ¿qué recursos se utilizan?
Utilizamos muchísimos recursos y abrimos la puerta a todos porque aplicamos una parte de la teoría de las inteligencias múltiples, porque tenemos alumnos que tienen muchas capacidades intelectuales y otros con mayores dificultades para asimilar conceptos, pero destacan en otras formas de expresión, como puede ser su capacidad artística, ya que cada uno posee una serie de habilidades.
Entonces, como pretendemos esa implicación y esa integración en el proyecto de todos los alumnos, hay muchos materiales y actividades. Fundamentalmente utilizamos libros, sobre todo testimonios de supervivientes o de testigos, porque entendemos que el testimonio real es ya lo suficientemente representativo y dramático y no necesita ficcionalizarse. También empleamos películas, fotografías, archivos y periódicos de época. Y todo ello lo integramos de una forma en la que podemos trabajar las diferentes áreas que participamos en el proyecto.
Por ejemplo, desde el área de Lengua Castellana se trabaja el uso del lenguaje con su capacidad adoctrinadora, como sustento del prejuicio y el primer eslabón para crear ese estereotipo y esa idea que al final termina convirtiéndose reiteradamente en verdad en algunas mentes que no cuestionan. También trabajamos los testimonios, señalando no sólo las temáticas en el ámbito de la comprensión, sino también en el de la educación emocional.
De todas esas experiencias inevitables en ese momento se puede desprender algún tipo de enseñanza para la vida de nuestros chavales, que muchas veces es bastante más convulsa emocionalmente de lo que creemos. Les puede aportar una referencia del bien y del mal, de la relativización de muchos de los hechos que les ocurren y que dramatizan, creyéndose así un poco menos el centro del universo.
En el ámbito de la Historia se trabajan los hechos históricos, el avance de la Segunda Guerra Mundial, el ideario nazi, la estructura de poder… En este proyecto en concreto normalmente realizamos un viaje de memoria relacionado con la temática que desarrollamos. Este año tendríamos que haber ido a Ravensbrück [conocido como “el infierno de las mujeres”], que es el campo más representativo para reflejar esta experiencia femenina durante la Shoá, pero al no poder ir a causa de la pandemia de COVID, se ha elaborado un mapa interactivo con todas las explicaciones para que al menos tengan una visión de lo allí vivido. Y desde la asignatura de Religión se trata la cuestión ética de defensa de la vida, de los derechos humanos, del respeto al diferente, de la tolerancia, los valores…, así como la justificación de los hechos por parte de los perpetradores.