Revista Casa Mediterráneo

Jaime Alvar: “La península ibérica se convirtió para los fenicios en un auténtico ‘El Dorado’”

en noviembre 19, 2020

Con unos orígenes que se remontan aproximadamente a 1.200 años a.C. en tierras de Oriente Próximo, los fenicios fueron un pueblo de excelentes navegantes que consiguieron dominar las rutas comerciales del Mediterráneo. Constreñidos en un territorio que les impedía expandirse por tierra y empujados por la necesidad de materias primas, sus habilidades navales y su carácter emprendedor les llevaron a establecerse a lo largo del Mare Nostrum dedicándose al comercio de metales y productos manufacturados. Entre sus valiosas aportaciones se encuentra el desarrollo del alfabeto fonético, que ejerció una notable influencia en el progreso de otras lenguas.

Con el fin de conocer la importancia de esta civilización, que apenas dejó huellas literarias de sí misma, Casa Mediterráneo ha organizado, en el marco del ciclo ‘Historias del Mediterráneo’, la charla titulada ‘Los hombres de púrpura. Los fenicios en el Mediterraneo’, a cargo del Catedrático de Historia Antigua de la Universidad Carlos III de Madrid Jaime Alvar Ezquerra. El evento, de carácter virtual, se celebrará el jueves 19 de noviembre a las 19 h. en la web y las redes sociales de la institución diplomática. 

Como adelanto a la sesión, mantuvimos una entrevista con Jaime Alvar Ezquerra, experto en Historia Antigua y catedrático en la Universidad Carlos III de Madrid. Nacido en Granada, cursó estudios en la Universidad Complutense, donde se doctoró en 1980. Amplió posteriormente su formación en la de Colonia (curso 1980-81). Ha sido profesor en la Universidad Complutense y en la de Huelva, donde obtuvo la cátedra en 1996. Como profesor invitado ha estado en las Universidades de Tor Vergata (Roma), de Trento, en la de Franche-Comté, Potsdam, Johns Hopkins (Baltimore), Londres, además ha sido Visiting Scholar durante el año académico 1999-2000 en Cambridge y catedrático en Besançon en 2007 y 2009. Junto con el Dr. Greg Woolf ha obtenido la Cátedra de Excelencia Recíproca en 2018, para una estancia en el Institute of Classical Studies de la Universidad de Londres. Ha sido nombrado Directeur d’Études en el área de Religiones de l’École Pratique d’Hautes Études de París en el curso 2018-2019. Es Director del Instituto de Historiografía “Julio Caro Baroja” de la uc3m. Entre sus líneas de investigación destacan sus estudios sobre colonización fenicia y griega en el Mediterráneo, esencialmente derivados de su tesis doctoral: La navegación prerromana en la Península Ibérica: colonizadores e indígenas (1980). 

Historiadores y arqueólogos no han llegado a conclusiones definitivas sobre el origen de los fenicios. Según sus estudios, ¿dónde situaría sus inicios?

Afortunadamente no hay acuerdo, porque si lo hubiera ya no habría motivo para seguir discutiendo y entonces dejaríamos de publicar, lo cual no sería bueno. Creo que el debate es estupendo porque la duda y la contraposición de opiniones es lo que hace avanzar el conocimiento. Dicho esto, obviamente la naturaleza de las fuentes de información que se emplean son muy distintas. El texto literario está escrito por gente que pertenece a un sistema cultural que no es fenicio, los griegos, que los conocen y precisamente porque están en contacto en ámbitos periféricos cuentan de ellos lo que les interesa en ese terreno. Y como se desconocen los orígenes de esos contactos, entonces se fantasea con la construcción de mitos, integrando a los fenicios dentro de las estructuras míticas del mundo griego. Las fuentes literarias son muy delicadas porque no responden necesariamente a una realidad histórica, sino a una percepción subjetiva del otro o de los otros, en relación a los fenicios.

Como contrapartida, la arqueología nos proporciona una información mucho más objetiva porque son los restos materiales dejados por la actividad existencial de los fenicios, donde quiera que se encuentren. Pero la arqueología tiene también sus propios problemas, que son distintos a los de las fuentes literarias, porque el hallazgo arqueológico es en muchas ocasiones casual, azaroso. En segundo lugar, se somete a unos sistemas de cómputo o de datación absoluta que dependen tanto de sincronías por comparación, paralelos cerámicos fundamentalmente, como también mediante procedimientos de cronología absoluta, radiocarbono, etc. Entonces, las distintas formas de datación no dan una precisión matemática, sino que proporcionan horquillas, donde también los investigadores se mueven. Hay arqueólogos que son más reacios a remontar la cronología hacia tiempos más remotos, otros que intentan aproximarse a la información de las fuentes literarias…

La información literaria dice que Cádiz fue fundada en el año 1.100 antes de nuestra era en cronología comparativa, pero Estrabón nos dice que se fundó 80 años después de la caída de Troya. Como situamos en torno al 1.180 la caída de Troya, entonces establecemos en cronología absoluta el 1.100 para la fundación de Cádiz. Pero ésta es una información no contrastada. Y la arqueología, incluso el escenario más optimista y eufórico, no sitúa la cronología de la presencia fenicia en el extremo occidente con anterioridad al año 900, por dar una cifra gorda. De tal manera que tenemos décadas, prácticamente dos siglos; antes eran cuatro los siglos que distanciaban la cronología de los documentos literarios y la cronología arqueológica, ahora ya se ha reducido a esos 200 años. En cualquier caso, lo importante es saber que es antiquísimo y que coincide con los inicios de la Edad del Hierro en la península ibérica.

Realmente, Fenicia no era una nación en sí, sino una liga de ciudades-Estado. ¿Cómo era su organización?¿Cómo llegaron los fenicios a dominar el Mediterráneo?

Efectivamente, no hay una unidad política de las comunidades de los cananeos marítimos occidentales, que es la denominación técnica de los fenicios. Fenicios es el nombre que les dieron los griegos, al igual que éstos también son víctimas de la denominación de otros. Los griegos a sí mismos se llamaban helenos y los romanos al entrar en contacto con un grupo específico de ellos, a los que llamaron “graeci”, por extensión todos se convirtieron en “graeci”. Los iberos eran los habitantes del litoral peninsular que hablaban la lengua ibera y sin embargo Iberia se convirtió en la totalidad del territorio, entonces por extensión todos los habitantes de la península ibérica eran iberos.

Mercante fenicio – Museo de Beirut

Los fenicios se llamaban cananeos y los griegos les pusieron un mote: los hombres de rojo, en alusión al tinte de la púrpura, porque dominaban esa técnica de teñido. Es un apodo que se convierte en el nombre pseudo oficial de los fenicios. Esto es muy frecuente. Los micénicos nunca se llamaron así a sí mismos, ellos eran aqueos y deberíamos llamarlos civilizaron aquea, no micénica. Micénicos es el nombre que les da el arqueólogo que estudia y le da una contextualización cultural a ese pueblo. El propietario de la palabra es el que tiene el monopolio de la violencia.

Los fenicios hablan una lengua, tienen una cultura determinada, ocupan un espacio territorial bien delimitado al norte por el Río Orontes, al este por la cadena del Antilíbano, al sur está más difuso el límite territorial, donde afloran una serie de principados de carácter independiente, de tal manera que en torno a un núcleo habitacional con palacio se fragua una ciudad, sea Aradus, Biblos, Tiro, Sidón, etc. Se constituyen como principados independientes y cada uno con su propia territorialidad, entre ellos tienen unas relaciones pacíficas, amistosas… No tenemos información especialmente copiosa al respecto, pero no da impresión de que fuera una jaula de grillos como era Grecia, donde todas las polis estaban compitiendo entre ellas y luchando perpetuamente. Esa información no la tenemos, lo que no quiere decir que no ocurriera, que no hubiera violencia interestatal, pero no la tenemos documentada.

Esta gente se encuentra constreñida a un territorio muy pequeño y tiene grandes dificultades para conseguir su abastecimiento. Los territorios agrícolas son estrechos y están sometidos a unas presiones enormes de los imperios colindantes, el asirio, el faraónico, los grandes reinos de Anatolia… Entonces desarrollan una capacidad manufacturera estupenda, son fantásticos constructores -ahora diríamos decoradores de interior-, de modo que los príncipes de otros Estados vecinos apuestan por ellos y los contratan para que les construyan y decoren los palacios y al mismo tiempo todo ello requiere una actividad manufacturera enorme, con lo que necesitan materia prima. Esa riqueza que se genera por esa actividad artesanal los somete a una presión adicional, puesto que los imperios vecinos exigen cada vez mayor contribución tributaria, entonces se ven impelidos a tener que intensificar la búsqueda de recursos naturales y explorar el Mediterráneo para conseguir cobre, estaño, oro, plata, etc. Eso los conduce a territorios cada vez más distantes hasta que descubren la península ibérica, que se convierte para ellos en un auténtico “El Dorado”, una fuente inagotable de plata, de oro…

Se asientan en la península ibérica para la extracción de las materias primas abundantísimas que había. Ésa es fundamentalmente la causa de la expansión. No dominan los mares, es decir, no se trata de un dominio militar, náutico, naval, sino que establecen una red intentísima de rutas navieras con intereses económicos, con corporaciones bien constituidas, es decir, una planificación bastante desarrollada para el periodo arcaico; estamos hablando del siglo VIII y VII antes de nuestra era. De tal modo que no es tanto que dispongan de la sexta flota en el Mediterráneo, sino que tienen una actividad comercial por su capacidad de construcción naval sin parangón hasta que los griegos se interesan por ello y entran en competencia. Eso es lo de que nos informan fundamentalmente las fuentes literarias, de qué manera los fenicios son mal vistos por los griegos, porque en el fondo son la competencia económica, y entonces los desprecian. A nosotros nos llega esa visión tergiversada de los fenicios contra la que no podemos luchar, porque no tenemos otras fuentes más que las que los griegos nos han dejado.

De Routes_commerciales_des_Phéniciens-fr.svg: Bourrichonderivative work: Rodriguín (talk) – Routes_commerciales_des_Phéniciens-fr.svg, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=8925644

Esa versión manipulada de los fenicios es la que nos ha llegado a nuestros días. ¿Se está investigando para contrarrestar esa visión y acercarnos a su verdadera realidad?

Sí, pero el problema está en que el historiador, sobre todo en las épocas más antiguas, tiene enormes dificultades para llegar a esa abstracción tan grande que es más propia de Sócrates, que es la búsqueda de la verdad. Lo que hacemos es interesarnos por aquellas cosas a las que podemos dar respuestas. Por ejemplo, ahora se va a celebrar en la Casa de Velázquez, la gran institución cultural francesa en España, un congreso sobre la alimentación. Ésta es una realidad insólita, sobre la que no nos habíamos preocupado los historiadores, pero es evidente que los fenicios tienen una dieta que es distinta por sus peculiaridades territoriales a la dieta que tenían los habitantes de la península ibérica. Los fenicios a su llegada introducen prácticas agrícolas con especies desconocidas en la península. Había acebuche, pero no se cultivaba el olivo con el objetivo de extraer aceite, también introducen la gallina y todo ello provoca unas transformaciones en la dieta que son de enorme importancia, en virtud de qué sea lo que más nos interese decir que es la historia, si las formas de vida o las batallitas. Claro, cada época se preocupa de cuestiones que le afectan por la propia mirada que hacemos ante nuestro presente y en el presente nos proyectamos al pasado indagando y buscando aquellas cosas que nuestros predecesores ni se habían planteado.

Por último, ¿qué importancia tuvo el alfabeto fonético que desarrollaron los fenicios?

Es un hallazgo de extraordinaria importancia. La escritura era dificultosísima en su aprendizaje y necesitaba una alta especialización. En Egipto la escritura forma parte del aprendizaje del cuerpo sacerdotal, en Mesopotamia y en el Próximo Oriente está en manos de la administración altamente cualificada porque en cuneiforme hay más de 3.000 signos y su aprendizaje requiere una dedicación exclusiva. Mientras que el gran hallazgo de los fenicios es la capacidad, no ya de representar la lengua de forma silábica como habían hecho los micénicos o los asirios, sino de realizarla por fonemas, lo que permite que prácticamente cualquier lengua pueda ser representada simplemente con la combinación de 24 signos. Eso facilita enormemente la literalidad, pero tampoco hay que entusiasmarse. El hecho de que sea más fácil no hace que todo el mundo estuviera alfabetizado en la antigüedad, simplemente lo que permite es facilitar el instrumento de comunicación, que va a alcanzar su máximo esplendor en la época imperial romana, donde centenares de miles de inscripciones nos han legado el testimonio de la vida de infinidad de individuos que si no habrían permanecido en el anonimato absoluto.

La escritura alfabética tiene esa ventaja de la facilidad y de adaptabilidad para la representación de distintas lenguas, pero eso no quiere decir que los fenicios escribieran mucho más que otros pueblos, porque el volumen documental de escritura fenicia es muy inferior al del mundo micénico, por ejemplo, que es sin embargo silábico. No obstante, el fenómeno cultural relevante es que el contacto entre fenicios y griegos, hace que éstos, que se habían olvidado de cómo se escribía, retomen la escritura adaptando el alfabeto fenicio para la representación del griego. Y los griegos sí que hacen un uso extensivo de la escritura alfabética. Desde el punto de vista de la historia cultural es lo relevante, pero también hay otros hallazgos: la orientación por las estrellas, una observación de los fenicios que otros pueblos adoptan y permite navegar por la noche sin perderse mucho, o la invención de la técnica naval, que está muy desarrollada. Los fenicios son capaces de hacer una arquitectura naval con la que inventan las birrenes, que es el barco emblemático durante toda la época arcaica clásica. En fin, digamos que actúan de una forma enormemente proactiva en el desarrollo cultural, aunque por desgracia no desarrollan la literatura, ni tienen un interés especial por dejar un legado conscientes de su relevancia histórica, mientras que los griegos tenían un mayor ombligo y se lo miraban más. El ego del pueblo, efectivamente, apunta en este sentido. El reconocimiento de las señas identitarias es lo que en el fondo fragua la consciencia del individuo, que no aparece con tanta claridad y profusión de escritos en otras comunidades históricas.

* Fotografia superior destacada: Jaime Alvar – © R. Grobas

mariagialma@gmail.comJaime Alvar: “La península ibérica se convirtió para los fenicios en un auténtico ‘El Dorado’”