Revista Casa Mediterráneo

Jorge Olcina: “El Cambio Climático va a ser el gran eje de las políticas del siglo XXI y es importante asumir que un mundo como el que hasta ahora hemos vivido ya no es posible”

en septiembre 11, 2020

En contra de las teorías negacionistas y los intereses más o menos ocultos, empeñados en renegar del Cambio Climático, se encuentran los hechos, las evidencias científicas que demuestran los efectos palpables e inexorables de este proceso en todo el planeta. Desastres naturales, sequías, inundaciones, aumento de las temperaturas del mar y del aire, desaparición de animales, crecimiento de especies invasoras… son sólo algunos ejemplos de las consecuencias del modelo económico imperante, depredador del Medio Ambiente.

Con el fin de mostrar precisamente esas certezas, Casa Mediterráneo ha organizado en el marco de su programación online un encuentro con uno de los principales expertos en la materia, Jorge Olcina, Catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Alicante y presidente de la Asociación Española de Geografía, titulado Cambio Climático en el Mediterráneo: una evidencia científica. Políticas de actuación. El evento, enmarcado en el ciclo ‘Medio Ambiente y el Mediterráneo’, se celebrará el viernes 11 de septiembre a las 19:00 horas a través de la web de Casa Mediterráneo, moderado por el periodista Miquel Hernandis.

De forma previa a la cita, Jorge Olcina nos concedió una entrevista telefónica con su habitual estilo conciso y divulgativo que le ha convertido en un referente de consulta de los principales medios de comunicacion nacionales, en la que nos aporta las claves del Cambio Climático en esta sensible región del mundo y las medidas necesarias para revertir esta preocupante situación.

En base al título del encuentro virtual que va a tener lugar en Casa Mediterráneo, ¿podría adelantarnos cuáles son las evidencias científicas del Cambio Climático, en concreto en el área del Mediterráneo?

Lo que yo digo es que el Cambio Climático es una evidencia, ya no es un tema de creencias. Aún hay gente que no se lo cree, pero los datos científicos ya están demostrando que, al menos, ya hay seis procesos climáticos y ambientales que están directamente relacionados con el curso de calentamiento térmico que está experimentando el planeta. En primer lugar, el Mediterráneo ha perdido confort térmico, han subido las temperaturas, tanto las diurnas, las máximas de la mañana, como las mínimas de la noche -quizás éste es el elemento más genuino en nuestra zona mediterránea, el gran aumento de las llamadas “noches tropicales”, que se han multiplicado por cinco desde 1980; es decir, hemos pasado de 10 ó 15 noches tropicales y ahora no bajamos de 90 al año, lo que constituye un factor muy singular-.

El segundo, las precipitaciones han cambiado en su distribución, tanto territorial como en la manera de llover, como diríamos comúnmente. Llueve menos días al año, pero lo hace de forma más intensa y torrencial; cuando cae, lo hace con más fuerza. Y éste es un problema, sobre todo en las ciudades, porque no están adaptados sus sistemas de evacuación de aguas, de alcantarillado, a estas cantidades que pueden caer en media o una hora.

El Mar Mediterráneo se ha calentado incluso más que la temperatura del aire.

Un tercer elemento es la subida de temperaturas del agua del mar. El Mar Mediterráneo se ha calentado, lleva un proceso de calentamiento continuo desde los años ochenta y hoy en día está 1,3 grados más cálido que en 1980. Es decir, el Mar Mediterráneo se ha calentado incluso más que la temperatura del aire. Cuando hablamos de la subida de la temperatura, por ejemplo, en los últimos 50 años aquí en el litoral Mediterráneo, hablamos de 0,7 o 0,8 grados desde los años 50. Bueno, pues el Mar Mediterráneo desde el año 80 ya se ha calentado 1,3. Es uno de los procesos que más me preocupan en esta región.

Un cuarto proceso sería algo muy evidente: la reducción de las precipitaciones de nieve. Se ha reducido el número de días de nieve, en definitiva, el número de días de frío invernal. Esto no quiere decir que no siga habiendo nevadas; todavía se desarrollan episodios de frío y de nieve, pero ya ocupan muchos menos días al año. Es un dato constatado por los registros climáticos.

Y los dos últimos, el quinto y el sexto, son, por un lado, que han aumentado los eventos extremos, es decir, lo que llamamos episodios extremos, lluvias torrenciales, temporales del viento. En los últimos años en el Mediterráneo hemos tenido hasta cuatro gotas frías… esto es muy raro que ocurra, así con efectos significativos de daños económicos e incluso de pérdida de vidas humanas. Y el último es que seguimos teniendo sequías muy intensas en la zona del Mediterráneo. Se ha acortado su duración. Antes las sequías podían durar dos o tres años y ahora no, son sequías más cortas, apenas duran seis u ocho meses, pero resultan muy intensas, son meses en los que no llueve. Y claro, esto también afecta a los sistemas de abastecimiento de agua. Tenemos que tener diseñado en todo el litoral mediterráneo sistemas de abastecimiento que sean capaces de soportar cortes bruscos de agua de seis u ocho meses.

Ésas serían las seis evidencias claras que ya se manifiestan en el litoral mediterráneo por efecto de que la atmósfera cada vez está más cálida.

Jorge Olcina en un acto celebrado en Casa Mediterráneo – © María Gilabert / Revista Casa Mediterráneo

Con los desastres naturales que estamos viendo que se suceden de una manera más extraordinaria en los últimos años, la flora y fauna del planeta está sufriendo sus efectos, con la desaparición de especies y la incorporación de otras en peligro de extinción. ¿Todavía estamos a tiempo de revertir esta situación? ¿Qué medidas deberían abordar los gobiernos a gran escala y los ciudadanos con sus gestos cotidianos?

En el Mediterráneo, antes te comentaba las seis evidencias científicas, pero hay evidencias ecológicas también. Una de ellas es, por ejemplo, que el propio Mar Mediterráneo está registrando la entrada de especies invasoras, es decir, modalidades de peces o de vegetación marina que está más adaptada al calor, algo que antes no ocurría. Y luego, en las montañas de la periferia de las sierras nuestras del Mediterráneo, lo que se nota es que los pisos de vegetación se están modificando. Cada vez cuesta más encontrar especies de vegetación adaptadas al frío, porque cada vez hace menos. Eso también, los investigadores que se dedican a la ecología o a la biología marina te lo pueden confirmar, son hechos que se están registrando.

¿Qué hacemos ante esto? Claro, la respuesta podría ser muy amplia, pero lo fundamental es, primero, que los gobiernos actúen, que todos los gobiernos del planeta se lo crean. La solución es planetaria, no puede ser sólo de un país. Por supuesto, un país es muy meritorio que lleve a cabo medidas, pero aquí lo esencial es el cumplimiento de los protocolos internacionales. Ahora tenemos delante de la mesa los Acuerdos de París y, por tanto, tenemos que reducir drásticamente nuestras emisiones. Con un problema: Hay países que no han aprobado el Acuerdo de París, no lo han querido suscribir, como Estados Unidos, China, la India… y son grandes emisores de gases efecto invernadero. Por tanto, aunque mañana en España cerráramos el grifo de las emisiones de efecto invernadero, todavía los efectos del calentamiento se estarían notando hasta finales de siglo, porque con lo que haga un país o toda la Unión Europea no va a ser suficiente.

Hay que conseguir consensos muy amplios internacionalmente y que los países emisores entren en la carrera de la razón, que es la de la reducción de gases de efecto invernadero.

Por tanto, lo primero es intentar conseguir consensos muy amplios internacionalmente y que los países emisores -estamos hablando de China, India y Estados Unidos- entren en la carrera de la razón, que es la de la reducción de gases de efecto invernadero. Y luego, lo que podemos hacer, a título más particular, por países y regiones, son medidas de adaptación. Sabemos que el Cambio Climático no va a acabar de hoy para mañana, vamos a seguir manifestando efectos en forma de episodios extremos, subida de temperaturas… Bueno, pues hay que preparar los territorios, lo que se llama políticas de adaptación al Cambio Climático y, en ese sentido, en la zona del Mediterráneo intentar adaptar los recursos hídricos a nuestras demandas o apostar por otro tipo de recursos hídricos que no dependan tanto de la lluvia. Diseñar las ciudades con muchas más zonas verdes que capten el CO2, con sistemas de eficiencia energética en las viviendas, cambiar los sistemas de alcantarillado para que puedan asumir las lluvias torrenciales que se están registrando… Todo eso son medidas que tarde o temprano tendremos que poner en marcha sí o sí y cuanto antes nos pongamos a hacerlo, mucho mejor.

Pradera de posidonia

Al haberse hecho una pausa prácticamente en todo el planeta, con poblaciones encerradas en sus casas para contener la expansión del Covid-19, al disminuir drásticamente en este periodo la actividad industrial se han visto muestras de recuperación medioambiental como mares más limpios, una floración exuberante, la recuperación de territorios por parte de ciertos animales… Estas posibilidades de recuperación, no obstante ¿tienen como enemigo a economías en las que prima el consumismo desmedido?

Claro, al menos el tipo de economía que se ha desarrollado en el último siglo. Una economía basada en la depredación de los recursos naturales, en la modificación de la naturaleza. Con ese tipo de economía, el camino hacia una situación de no retorno lo tenemos muy próximo. Por lo tanto, lo que hay que pensar es en otro tipo de economía, de cero emisiones, que apueste por energías limpias, que reutilice… lo que se llama “economía circular”, que todos los elementos estén integrados para poder depredar cada vez menos recursos naturales que no son renovables. Ésa es a grandes rasgos la filosofía. Si algo aprendemos, como bien decías, de lo que hemos pasado durante estos meses de confinamiento, es que cuando el ser humano no está activo contra el medio, la naturaleza se regenera. También es verdad que esa recuperación ha sido muy momentánea, porque en el momento en que la economía en China, en los países desarrollados, ha empezado a funcionar de nuevo han regresado los niveles de contaminación, las aguas han vuelto a estar contaminadas en muchos sitios… Lo único para lo que nos ha servido, aunque sea como enseñanza puntual, es para saber lo que podría ser nuestro planeta si apostamos por otro tipo de economía, menos basada en la destrucción de recursos naturales.

Asumir otro tipo de comportamiento social o familiar, más respetuoso con el medio, menos contaminante, menos consumidor de energía contaminante, es fundamental.

Por un lado, como usted apuntaba, se encuentra la actuación de los gobiernos que marca la agenda internacional y, por otro, la presión ciudadana encaminada a provocar cambios. En este sentido, ¿qué importancia tiene la sensibilización medioambiental desde edades tempranas, en las familias y las escuelas?

Eso es crucial, porque tú bien lo decías, una cosa es la acción de gobierno, que está muy condicionada por las presiones económicas. La presión ciudadana ante esos gobiernos puede ser muy importante. Primero, digamos, asumir otro tipo de comportamiento social o familiar, más respetuoso con el medio, menos contaminante, menos consumidor de energía contaminante, es fundamental. Y luego, hay agrupaciones, asociaciones, organizaciones que se han formado en los últimos años, que cuando es necesario saltan a la calle a reivindicar otro modelo y otra forma de hacer las cosas. Y esa presión ciudadana social tiene que seguir, porque en caso contrario no conseguiremos al final que los gobiernos aprueben los documentos, las leyes necesarias para evitar todo esto.

Ahora, en España por ejemplo se está tramitando una ley de cambio climático. ¿Llega un poco tarde? Pues sí, nos habría gustado que esta ley hubiera salido hace 15 ó 20 años, pero bueno al menos llega y lo importante ahora estar todos ahí apoyando una ley que a priori entendemos que va a ser buena, que puede modificar nuestro sistema energético para apostar por las energías limpias, la reducción de emisiones… Son vías en la buena dirección. Y ahí detrás ha habido una presión ciudadana, colectivos que se han manifestado. Ésa es vía a seguir. Yo creo que el Cambio Climático va a ser el gran eje de las políticas de este siglo XXI y lo que es importante es asumir que un mundo como el que hasta ahora hemos vivido, basado en la utilización masiva de recursos naturales no renovables y de energías contaminantes ya no es posible. Hay que ir modificando estas pautas de actuación.

mariagialma@gmail.comJorge Olcina: “El Cambio Climático va a ser el gran eje de las políticas del siglo XXI y es importante asumir que un mundo como el que hasta ahora hemos vivido ya no es posible”