Casa Mediterráneo despide el mes de noviembre con un recital de guitarra a cargo de Juan Carlos López Segura, con el que se celebra el Día Internacional del Mediterráneo. El concierto de música clásica tendrá lugar el martes 30 de noviembre a las 19 h., en formato presencial y con entrada libre hasta completar el aforo de la sala. De forma previa al recital, mantuvimos una entrevista con Juan Carlos López Segura.
Nacido en 1981 en Alicante, a la temprana edad de seis años se inicia en la música bajo la dirección del profesor Juan Galiana con quien estudia guitarra flamenca. Tras su paso por el Conservatorio José Tomás de Alicante, ingresa en el Conservatorio Superior Óscar Esplá bajo la tutela del profesor Marco Smaili, donde se gradúa con las máximas calificaciones en guitarra y música de cámara finalizando con matrícula de honor.
Ha realizado cursos de perfeccionamiento con prestigiosos guitarristas tales como Carles Trepat, Jose Luis Rodrigo, Hugo Gueller, José Miguel Moreno, Pavel Steidl o Roberto Aussel, entre otros. También realiza cursos de análisis musical con el profesor Carles Guinovart. Ha sido distinguido con el primer premio “Ángel Quislant Botella” en el Certamen de Interpretación musical “Tot armonía”, con el cuarto premio en el Concurso Internacional Villa de L’Ollería en la categoría de música de cámara y ha sido finalista en el Concurso Internacional de Benidorm, entre otros.
De entre sus numerosos conciertos como solista, destacan sus recitales en Amiens (Francia), Matanzas (Cuba) y en el Museo de la Revolución de La Habana, así como giras de concierto en diversos auditorios de Austria y Alemania. Ya en España, ha actuado en salas como el Teatro Liceo de Salamanca bajo la batuta de Andrei Frolov y la “Frolov Chamber Orchestra” o el Auditorio de La Nucía, con la Orquesta Sinfónica de la Mediterrània. Asimismo, ha llevado a cabo numerosos recitales solísticos en la provincia, como en la Sede Universitaria de la Universidad de Alicante, Casa de Cultura de El Campello, Casa de Cultura de Mutxamel, Casino Cultural de Torrevieja, Veladas musicales de Alicante, Teatro Wagner y Gran Teatro de Elche, entre otros.
Ha colaborado con asiduidad con la Orquesta Barroca Valenciana, grabando como solista con dicha formación la banda sonora de la película La dama boba de Manuel Iborra (2006). Además, es solista y miembro fundador del Ensemble Casa Mediterráneo, institución que persigue el trasvase cultural entre España y los países mediterráneos. Sus últimas actuaciones lo han llevado a participar en el VI Festival de Música Internacional de Argelia bajo la batuta de Ignacio García Vidal y a participar activamente como solista y como ponente en el Festival Internacional de Música “Emilio Pujol” en Cervera (2016-2017). Actualmente es profesor del Conservatorio Superior de Música de Castilla-La Mancha.
Comenzó sus estudios de música a la temprana edad de seis años, iniciándose en la guitarra flamenca. ¿Ya tenía claro entonces que quería dedicarse a la música? ¿Cómo nació en usted esta vocación y por qué se decantó por la guitarra flamenca?
La verdad es que desde aquellos años en los que era pequeñito se me despertó la curiosidad por la guitarra y sobre todo por el flamenco. Soy un enamorado de la guitarra flamenca y del flamenco en general. Realmente, quien despertó en mí esta vocación fue mi hermano mayor, que es dos años mayor que yo y también es músico, pianista. Somos uña y carne, inseparables y él fue quien me introdujo el gusanillo por la música. Pero a mí me llamaba más la atención el flamenco, por eso empecé tocando guitarra flamenca a una temprana edad. Años después, pasé a ingresar en el Conservatorio Profesional de Alicante.

Juan Carlos López Segura
Su recital se enmarca en la celebración del Día Internacional del Mediterráneo. ¿La guitarra española podría decirse que es un instrumento marcadamente mediterráneo, no sólo por su origen, sino también por la influencia de las músicas de otras culturas del Mare Nostrum que se retroalimentan?
Estoy totalmente de acuerdo. La guitarra en el Mediterráneo es sumamente importante. De hecho, Alicante ha sido el punto de encuentro mundial de todos los guitarristas porque aquí hemos tenido la figura del gran docente y concertista José Tomás, que fue discípulo y asistente de Andrés Segovia. Cuando Segovia se retiró de los cursos que impartía en Compostela nombró a José Tomás y a raíz de ahí alumnos de todas las partes del mundo quisieron venir a estudiar con él. Por ello, podría decirse que Alicante ha sido el punto de encuentro de la guitarra española.
Y los compositores españoles que están en el Mediterráneo tienen reminiscencias árabes, italianas… muchas características compositivas de la vertiente mediterránea, como por ejemplo Francisco Tárrega y su famoso ‘Capricho árabe’. Es una obra con carácter y armonías en algunos puntos muy árabes. El Mediterráneo es riquísimo en este sentido.
¿Qué repertorio va a interpretar en el concierto de Casa Mediterráneo?
El programa está formado exclusivamente por compositores españoles. Voy a interpretar obras de compositores como Francisco Tárrega, de alumnos suyos como Miguel Llobet, también de Enrique Granados, Federico Moreno Torroba y Regino Sainz de la Maza. Me gusta interactuar con el público, comentando las obras, sin barreras. Quizás el problema de la música clásica sea que parece la elite de la elite y quienes están encima del escenario son intocables, pero no, somos personas de a pie y hay que eliminar esa barrera, que era de antaño. Todo debe ser más natural.
Usted forma parte del Ensemble Casa Mediterráneo desde sus orígenes. ¿Qué características resaltaría de esta formación musical?

Juan Carlos López Segura
Esta formación es muy buena. Con el gran director del Ensemble, Ignacio García Vidal, fuimos invitados a tocar en el Festival Internacional de Argelia, donde interpreté el ‘Concierto de Aranjuez’. Es una agrupación que realiza programas muy variados, desde óperas cómicas hasta conciertos serios. Hace un par de años hicimos un concierto de música barroca, en el cual yo toqué con una guitarra del siglo XVIII una pieza de Vivaldi; no es un instrumento barroco, pero su sonido emula muy bien al laud, por el tipo de construcción y de cuerda que lleva ese instrumento. Me parece una formación que realmente es digna de ver, muy interesante. Todo esto se lo tenemos que agradecer a Casa Mediterráneo, que con la que está cayendo, por desgracia, tenga esta formación que sigue haciendo programas y conciertos. Es de admirar que Casa Mediterráneo siga apostando por ella.
¿De qué manera la pandemia ha afectado al mundo de la música profesional?
El hecho de que se hayan cerrado los teatros y cancelado los festivales a nivel internacional, a los músicos nos ha hecho bastante daño. Para que te hagas una idea, éste será el tercer concierto que voy a realizar desde que las restricciones por la pandemia lo han permitido. Antes, con el 50% de aforo, era más complicado retomar toda la actividad concertística. Y lo veo también en mi trabajo con los alumnos, a los que cuesta encontrarles audiciones porque las salas aún no están acondicionadas aunque se permita el cien por cien de público. Y gracias a Dios y por suerte parece que la cultura va abriéndose paso para que podamos asistir a conciertos, aunque esté resultando complicado.
Como profesor, ¿observa interés en las nuevas generaciones por dedicarse a la música de forma profesional?
En mi centro de trabajo, en el Conservatorio Superior de Música de Castilla-La Mancha, tengo la grandísima suerte de que mis alumnos viene con mucho nivel y los hay que han ganado concursos nacionales e internacionales. Es gente que tiene muy claro que se va a dedicar tanto a ofrecer conciertos como a la docencia. Le veo un buen futuro a los alumnos, tanto en Castilla La Macha como aquí en Alicante, donde hay grandes profesores que están sacando alumnos de altísimo nivel. Desde mi punto de vista, estoy muy contento con mis alumnos, además por el hecho de que a mi centro de trabajo estén viniendo personas de otros países interesadas en estudiar conmigo en Castilla La Mancha.
Usted actuado en diversos países del mundo y lugares de España. ¿Podría destacar algún concierto que le haya emocionado especialmente?
Puedo destacar tres conciertos que guardo con muchísimo cariño. El primero de ellos fue cuando me invitaron a tocar en París el ‘Concierto de Aranjuez’ siendo prácticamente un niño. Tenía 16 años recién cumplidos. Y al año siguiente me invitaron a Cuba a hacer un recital. En ambas ocasiones aún estaba estudiando en el conservatorio y la oportunidad de viajar a estos lugares para tocar con orquestas fue muy bonito. Una experiencia única en aquel momento. A la hora de tocar entonces quizás no tenía tanta presión como ahora, porque cuando vas cumpliendo años el exceso de responsabilidad es mayor, pesa en las espaldas, y eso se nota.
Y el tercer concierto que comentaba fue el que toqué con la Virtuosa de Moscú en el Teatro Liceo de Salamanca, donde ante un lleno absoluto interpreté dos conciertos de Joaquín Rodrigo, el ‘Concierto de Aranjuez’ y acto seguido la ‘Fantasía para un gentilhombre’, quizás los dos más famosos del compositor. Y no puedo dejar fuera el concierto en Argelia que hice con el Ensemble Casa Mediterráneo. Fue una experiencia inolvidable. Pudimos ir a la Embajada de España en Argel, el Embajador, Fernando Morán, nos trató de maravilla. También hicimos los ensayos en el Instituto Cervantes, con la asistencia de estudiantes, y nos enseñaron las instalaciones. Guardo muy buen recuerdo de ese concierto en el espectacular Teatro Nacional de Argelia. De hecho, me gustaría volver allí a interpretar otro concierto, porque me encantó la experiencia. Nos brindaron un trato exquisito.
Lo bonito es fomentar lazos con otros países del Mediterráneo. Eso fue increíble para mí. Hubo alumnos del Instituto Cervantes de los que aún guardo sus correos, que me pidieron tomar clases conmigo en un viaje que tenía previsto volver a hacer, pero que finalmente no pudo llevarse a cabo.
¿Este tipo de experiencias es una muestra tangible de que la música es capaz de tender puentes y estrechar lazos entre diferentes culturas?
Efectivamente. Ahí es cuando nos damos cuenta de que la música es un lenguaje internacional, o sea que no hace falta que sepa francés para poder comunicarme con una persona de Argelia, sino que con música ya nos comunicamos. La música es un lenguaje universal y yo digo que es un don en todo el mundo. Lo más bonito de la música es su capacidad para abrazar a otros países, no es necesario el idioma. Con la propia música abrazas a todo el mundo; ahí radica su importancia.
¿El músico nace o se hace?
Eso de que hay que nacer para la música creo que no es así. Considero que con trabajo, con tesón y con esfuerzo se consigue. La música es como todas las artes, se te puede dar mejor o peor, pero quizás el problema sea que la hemos encasillado en concursos. El que siempre llama más la atención es el que más corre, el que más fuerte toca… pero la música no está para competir ni demostrar nada a nadie, sino para transmitir sentimientos y emociones. Entonces, si toco una obra y transmito sentimiento y el público se emociona ya me siento ganador de todo, porque estoy transmitiendo lo que siento, mi sensibilidad musical. Siempre digo una frase: “Hay que pensar menos y escuchar más”. Así es como debería ser. El público no tendría que estar pensando en cómo se está tocando. No, hay que sentarse en la butaca, cerrar los ojos, desconectar y sólo escuchar y disfrutar. Que la música te lleve al lugar donde quieras que te lleve.
Por eso, pienso que para ser músico no hay que nacer con unas determinadas atribuciones, sino que como en todos los campos es necesario trabajar. Esos son los valores que hay que transmitir a los alumnos de guitarra. Hay que estudiar y esforzarse al máximo, al cien por cien. A la larga se va a ver el fruto. Lo que has sembrado lo vas a recoger en el futuro.