La película comienza con un gran plano general desde arriba de una estación en diagonal y tres vías de tren. Vemos a un grupo de personas aparecer en la plataforma central, pero sospechan que están en la plataforma incorrecta y corren escaleras abajo hacia la siguiente plataforma. Mucho más rápido de lo que parece posible los vemos aparecer nuevamente en la plataforma frontal. Pero luego el tren parece entrar en otra vía. De nuevo, rápidamente aparecen en la vía trasera y finalmente ven que el tren llega a la vía central. Hay que tener en cuenta que la plataforma es blanca como la nieve y domina la mayor parte de la imagen y el tren que entra en la imagen es de un negro profundo. Así de hermoso puede ser el cine, aunque todos nos demos cuenta de que se trata de tres grupos de actores diferentes.
Por Luis López Belda
El alter ego de Tati, Mr. Hulot, puede describirse convenientemente como la inspiración y la contraparte francesa del británico “Mister Bean”. Ambos son torpes, taciturnos y realmente no se ven nunca fuera de lugar en ningún lado, cuando en realidad siempre lo están y, por tanto, pueden hacer bastante difíciles las cosas para ellos y su entorno. La diferencia es que Hulot es mucho más bondadoso, mientras que Bean tiene un lado oscuro mucho más egocéntrico (al menos en la serie de televisión), pero ambos personajes se caracterizan por un toque de existencialismo, además del humor visual. En medio de la bufonada, detectamos siempre una tristeza insondable y una falta de sentido de la vida, que ambos personajes sortean con valentía. En particular, el molesto Bean todavía genera simpatía o admiración por su ingenio a pesar de su mezquindad. Está claro que Rowan Atkinson y el equipo detrás de “Mr. Bean” han echado un buen y profundo vistazo a las películas de Tati. En muchos aspectos el lenguaje visual de esta serie de televisión británica es el mismo, pero los largometrajes de Tati entusiasman a muchos más niveles. También es cierto que es frecuente una cierta cantidad de esnobismo entre los fanáticos y críticos de Tati, pero, incluso, sin demasiada investigación psicológica y filosófica, está claro que sus películas son más que una lista de escenas divertidas que están en claro riesgo de haberse quedado anticuadas y sosas después de tantos años.
El film que nos ocupa no se trata solo de Hulot, sino de todos los huéspedes de un balneario francés que seguimos, día a día y de la mañana a la noche, durante su estancia. En esta confluencia de la paz y el orden civil de la década de 1950, es donde Tati deja caer a su personaje, Monsieur Hulot que hace su ruidosa entrada con un coche de dos décadas antes y rápidamente interrumpe la rutina diaria. Él hace todo lo posible por participar y ser aceptado, pero, aparte de su comportamiento torpe, podemos ver por toda su actitud y movimientos que Hulot está en conflicto con su entorno. Con su cuerpo largo, Hulot siempre parece formar un ángulo extraño con el suelo, las paredes, las personas y todo tipo de objetos. Como si estuviéramos tratando de combinar dos imágenes diferentes, pero las proporciones no son las correctas.

Fotograma de la cinta
En una escena, Hulot intenta, sin éxito, colgar dos cuadros en línea recta, pero cada vez que uno cuelga correctamente, golpea al otro y lo tuerce nuevamente. Hulot se puede comparar fácilmente con estos dos cuadros: una presencia disruptiva que no se puede ignorar. Y precisamente al querer hacerlo una y otra vez, sólo lo vuelve a hacer mal… cada vez peor.
Como se ha dicho habitualmente, las películas de Hulot no son sólo sobre Hulot, sino también sobre todas esas otras personas y sus inconvenientes, gestos, placeres y frustraciones. Tati tiene buen ojo para las personas, pero nunca critica ni castiga. Es como si Tati se diera cuenta, empáticamente, de que el mundo moderno es un lugar curioso donde todos luchan por sobrevivir. Un papel sorprendente está reservado para los niños pequeños que Tati retrata con amor, como la escena en la que seguimos pacientemente a un niño que acaba de comprar dos helados y ahora se dirige a su novia para darle uno. En la puerta, su misión se vuelve difícil pues tiene que girar la manivela de la puerta con el helado en la mano, pero afortunadamente la bola permanece en el cucurucho y el helado finalmente llega a su destino.
Con el típico aburrimiento estival, Tati cuenta la historia de unas vacaciones en los años cincuenta: inocentes y un poco peligrosas, al menos cuando Hulot está cerca. Pero, estamos, sobre todo, ante una película altamente estilística, aunque todavía no tan desarrollada como en sus obras posteriores. Tati ya sabe cómo hacer un uso óptimo de la imagen en blanco y negro con su énfasis en el contraste y las líneas, pero la perfección vendrá después. Tati ya es genial aquí y demuestra por qué una película como ésta merece verse a pesar de que algunos momentos hayan quedado anticuados.
Ficha artística:Título original: Les vacances de M. Hulot. Director: Jacques Tati. Guión: Jacques Tati, Henri Marquet. 114 minutos. Género: Comedia absurda. Música: Alain Romans. Fotografía: Jacques Mercanton, Jean Mousselle. Intérpretes: Jacques Tati, Nathalie Pascaud, Michèle Rolla, Valentine Camax, Louis Perrault, André Dubois, Valentine Camax.
Principales premios:Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película)
Círculo de críticos de Nueva York: Nominada a Mejor película extranjera
National Board of Review: Top Mejores películas extranjeras
Nominada al Oscar: Mejor historia y guión
Plataformas de streaming donde puede verse el film:-Amazon Prime
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