Revista Casa Mediterráneo

Limpieza en los fondos marinos de Nueva Tabarca: “El Mediterráneo, si lo dejas de agredir, en poco tiempo se regenera”

en octubre 20, 2021

Casa Mediterráneo participa en un programa de acción directa de conservación y limpieza en el Mediterráneo con la isla de Nueva Tabarca (Alicante). En una nueva sesión del ciclo ‘Medio Ambiente y el Mediterráneo’ se mostrarán, a través de una conferencia el día 28 de octubre, los efectos de la acción directa de limpieza, ejecutada el pasado domingo  en las aguas de esta singular isla para concienciar a la sociedad civil de la importancia de la preservación de nuestros mares. 

Con el fin de conocer más al detalle en qué consistió la acción de limpieza de los fondos marinos de la isla, ejecutada por buzos de varias escuelas de buceo con el apoyo de diversas entidades, mantuvimos una entrevista con dos de sus artífices: José Martínez Martínez, miembro de la empresa náutica Hempel, y Tomás Rebollo, dueño de la escuela náutica Océano.

José Martínez y Tomás Rebollo – © María Gilabert / Revista Casa Mediterráneo

¿En qué ha consistido esta acción de limpieza que habéis llevado a cabo el pasado domingo en la isla de Nueva Tabarca y cuál es su origen?

Tomás Rebollo.- Comenzamos en el año 2005 cuando existían los fondos VOLCAM, que otorgaba la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), dirigidos a programas de voluntariado y Medio Ambiente. Un par de veces al año nuestro club de buceo, Océano, hacía una limpieza del fondo marino de la isla, con la financiación de VOLCAM, en diversos emplazamiento para ver la nacra pinna nobilis, un molusco, u otras especies, hacíamos fotos y las distribuíamos y realizábamos una limpieza.

Estuvimos haciéndolo varios años hasta que la CAM empezó su declive. Entonces, durante un par de años llevamos a cabo acciones por nuestra cuenta, con un coste importante, pero además dejaron de venir los medios de comunicación para darles cobertura, al carecer de la difusión que proporcionaba la CAM. A continuación la empresa Hempel decidió apoyarnos. Antes de la irrupción de la pandemia de Coronavirus, con su colaboración hicimos dos o tres salidas.

José Martínez Martínez.- En una de ellas, con globos y buzos profesionales sacamos muchísimo material de construcción, casi dos toneladas, procedentes de los nuevos bungalows: carretillas, puntales, de todo… Cuando terminaban la obra lo tiraban todo al mar, ¡en una reserva! Lo denunciamos y tenemos nuestro corazón tranquilo porque sacamos esa basura de allí. 

Cuando llegó la pandemia, como han mencionado el programa se vio obligado a paralizarse. Tras ese tiempo sin poder hacer la limpieza, aunque las autoridades afirman que ellas la han hecho, ¿han observado mayor cantidad de residuos?

José Martínez Martínez.- En la zona del puerto damos fe de que la última limpieza la hicimos nosotros, ahora acabamos de hacer otra y aún nos queda bastante por recoger. En esta última acción hemos encontrado colchones, móviles, ropa, muchísimo cristal de copas -por lo visto la gente que va por allí de noche a pasarlo bien y cuando termina las tira al mar-, cabos, bicheros, mucho plástico… y aún queda mucho por retirar. Hemos sacado dos contenedores. Y estamos planteándonos reunirnos una vez cada dos meses en petit comité y extraer basura, pero necesitamos el apoyo de la administración para que nos den los permisos necesarios. El problema que tenemos es la burocracia. Planteamos barrerles la casa, de forma totalmente altruista, y nos piden seguros colectivos, seguros individuales, tenemos que hacer una petición al Ministerio, a otros organismos…

Tomás Rebollo.- Nos piden hasta la capacidad de poder contratar con la administración estando al corriente de pagos con Hacienda. Es una escuela náutica y mis títulos los avalan ellos, y como capitán de yate a mí me tienen controlado totalmente. No vamos a contratar nada, sino a hacer una actividad de limpieza voluntaria. 

José Martínez Martínez.- La acción la realizamos el pasado domingo y el permiso nos lo dieron el viernes a las 11 h. porque tuvimos que llamar a Puertos insistiendo para obtenerlo. Desde Valencia ni siquiera nos contestaron, hubo silencio administrativo. 

Tomás Rebollo.- Además el permiso nos lo limitaron a la zona donde teóricamente había menos residuos, ya que supuestamente ya se había actuado previamente, en el centro del Puerto. Como no nos consideran profesionales, aunque lo somos, no nos permitieron ir con la cabeza bajo el agua, sólo fuera, a 15 metros de donde atracan los barcos, precisamente donde se concentra la suciedad. Sí que pudimos entrar con GEAS [Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil] a una pequeña zona para comprobar su estado y constatamos que estaba fatal, por eso queremos volver. 

¿El turismo que acude a Tabarca, especialmente en verano, está haciendo daño al mar?

José Martínez Martínez.- Mucho daño, no está concienciado.

Tomás Rebollo.- No creo que se pueda afirmar rotundamente que suponga un daño. Estamos hablando de un año, de unas 3.000 personas al día que van a Tabarca; no hay que exagerar, como hoy en día se tiende a hacer. Pero habría que hacer algo parecido a lo que hemos hecho en la playa, que es la zona de fondeo, donde ya actuamos en el pasado. En ese área unos 150 o 200 barcos están diariamente durante la época turística y se pueden caer latas de cerveza o bolsas al agua, voluntaria o involuntariamente. Se podrían alternar limpiezas en ambas zonas.

José Martínez Martínez.- Lo que pedimos es que la administración, en este caso Puertos, nos llame y organicemos limpiezas. Nosotros estaríamos encantados. Pero cada vez que iniciamos los trámites parece que tengamos que estar rogando. Necesitamos el apoyo de las administraciones. En este caso, gracias al respaldo de Casa Mediterráneo, los centros de buceo y Hempel, hemos podido hacerlo. Pero nos ha costado muchísimo, hemos estado meses peleando.

¿Creéis que la ciudadanía está lo suficientemente concienciada sobre la importancia de preservar la zona? Cuando los turistas van a Nueva Tabarca, sobre todo tienen presente la belleza de sus aguas transparentes, el encanto de sus calles, la rica comida autóctona… pero no otra realidad: los residuos que se acumulan bajo el mar.

José Martínez Martínez.- El problema que hay es que, sobre todo, relacionamos la náutica con la bebida y con la fiesta. Veo a la gente que alquila un barco y si son seis personas se llevan ocho neveras. ¿Eso luego a dónde va? Hay que concienciar a esa gente que van en barcos particulares, que son quienes realmente hacen daño. Los que van en las tabarqueras no, porque ya se encargan luego los propios restaurantes de eliminar los residuos.

Tomás Rebollo.- De todas formas, parece que sí hay más concienciación. Estuve en el momento de la creación de la Reserva Pesquera en 1985 y luego he estado siguiéndola y sí hay una percepción distinta, tanto en la isla como desde fuera. Ahora hay colegios que voluntariamente van por las calitas recogiendo basura y se alojan en un albergue cedido por el Ayuntamiento de Alicante. No obstante, no siempre son los turistas los responsables de los residuos. Los temporales mueven el fondo y de pronto un día después de un episodio así aparecen objetos en las calas. Sí hay cierta concienciación, lo que pasa es que no va a la velocidad adecuada.

La Reserva Marina de Tabarca es la primera que se creó en España. ¿Desde su instauración en 1985 se percibe una mejora en la regeneración de la flora y la fauna autóctonas?

Tomás Rebollo.- El Mediterráneo tiene una capacidad regenerativa bastante importante. La Reserva Marina de Tabarca no está en un lugar excesivamente cómodo para que sea enorme. En Cabo de Palos, por ejemplo, hay otra reserva donde con muchísimo menos esfuerzo hay muchísimo más. ¿Por qué? Porque llegan las corrientes fototróficas para la alimentación y eso hace que funcione mucho más rápido. Pero el Mediterráneo lo bueno que tiene es que si tú lo dejas de agredir en poco tiempo, en unos seis meses, se regenera muchísimo. Lo que pasa es que no llega a reproducirse en una elevada cantidad, al nivel de Cabo de Palos, al no disponer de esa alimentación suficiente -estamos en una bahía y las corrientes van por fuera-. Otras reservas, aunque sean posteriores, generan por este motivo mucho más. 

No obstante, hay que tener en cuenta que las reservas marinas no están concebidas para reproducir, sino que son de interés pesquero. Por eso en Tabarca se permite la pesca profesional en varias zonas, mediante un registro en la lista tercera. 

¿Los pescadores profesionales contribuyen a la recogida de residuos del mar cuando éstos quedan atrapados en sus redes?

José Martínez Martínez.- En el caso de las tortugas, los pescadores están avisando al Seprona para su recuperación. En cuanto a los plásticos, la cofradía de pescados de La Vila empezó a recogerlos del mar para que una empresa [Ecoalf] los reciclara y los empleara para fabricar ropa. 

La administración competente, Puertos de la Generalitat Valenciana, a parte de vigilar debería programar varios meses al año acciones de limpieza en reservas marinas y playas, dándonos las facilidades, los permisos necesarios en una labor que para nosotros es meramente altruista. Y siempre bajo vigilancia. En esta última ocasión nos prestaron apoyo el Servicio de Salvamento Marítimo y los GEAS de la Guardia Civil, Bomberos de Alicante, el Ministerio de Pesca y Agricultura, el Ayuntamiento de Alicante con el CEAM [Centro de Educación Ambiental] donde pudimos dormir, porque empezamos la actividad prácticamente de noche, debido a que queríamos terminar a las 10 de la mañana, antes de que llegaran las tabarqueras.

También contamos con el apoyo de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, la Subdelegación de Defensa de Alicante, la Subdelegación del Gobierno, la Policía Local, la Policía Nacional, Coca Cola mediante avituallamiento, miembros de la asociación Chelonia vinieron de Valencia a darnos unas charlas para concienciar a la gente de lo que tenía que hacer y luego fueron a limpiar todas las playas y el restaurante Gloria nos aportó un menú muy económico. A todos estamos muy agradecidos. Y los principales impulsores de la iniciativa fueron Casa Mediterráneo, los centros de buceo La Sal y Océano y la empresa náutica Hempel.

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