Ganador del Premio Planeta en 2012 por su novela ‘La marca del meridiano’, la séptima entrega de una exitosa saga policiaca protagonizada por los guardias civiles Bevilacqua y Chamorro, Lorenzo Silva se ha convertido en uno de los referentes de la novela negra de nuestro país y del mundo de habla hispana.
Coincidiendo con el 20 aniversario de la publicación de la primera novela de la serie, ‘El lejano país de los estanques’ (Destino, 1998), el autor madrileño ha sacado a las librerías un nuevo título ‘Lejos del corazón’, que sitúa a los investigadores, más maduros y compenetrados que nunca, en el Campo de Gibraltar, uno de los puntos más calientes del panorama criminal de la península, donde además de los delitos habituales de narcotráfico, contrabando de tabaco o blanqueo de capitales, aparece en escena una de las formas delictivas del siglo XXI: el cibercrimen.
Lorenzo Silva participará en el ciclo ‘Escritores y el Mediterráneo’, organizado por Casa Mediterráneo, el viernes 16 de noviembre a las 19:00 horas en la Sede Universitaria Ciudad de Alicante (San Fernando, 40), donde hablará del género negro y de la última obra de su famosa saga, compuesta por once títulos entre novelas y relatos.
Se cumplen 20 años de la primera entrega de la serie policiaca protagonizada por los guardias civiles Bevilacqua y Chamorro, que tantos éxitos le ha reportado. Y lo celebra con la publicación de una nueva novela, ‘Lejos del corazón’. ¿Cómo han evolucionado estos personajes, tan distintos como complementarios?
Han evolucionado al ritmo de la sociedad en la que viven y para la que trabajan. También han evolucionado como cualquier ser humano con el paso de los años y con la experiencia. No sólo son mayores de lo que eran al principio, sino que también han visto más cosas y han compartido más camino juntos. Son dos personajes que ahora se compenetran perfectamente porque se conocen muy bien y también han desarrollado una especial prudencia e intuición para manejarse por el país y la realidad en la que trabajan.
Y bueno, en cierto modo la evolución de los personajes también refleja esa evolución de la sociedad española en estos últimos 20 años, en la que muchas cosas se han desarrollado y han ido a más y otras a menos. Ellos son testigos de todo ello y al final se lo encuentran en su trabajo.
Coincidiendo con este aniversario, Booket ha lanzado una nueva edición de bolsillo de la novela que estrenó la saga, ‘El lejano país de los estanques’ (1998), con prólogo del reconocido historiador Paul Preston, quien ha halagado tanto su forma de dar vida a los personajes, como la sutileza con la que aborda la conexión entre la novela negra y la corrupción política. ¿Coincide con estas apreciaciones?
Son apreciaciones de un lector cualificado y yo no tengo la objetividad o la distancia que tiene él, ya que estoy dentro y me resulta difícil hacer un juicio sobre en qué medida eso es como él considera. En las historias de estos personajes siempre están presentes, como en cualquier forma de novela negra, las disfunciones de una sociedad y una de nuestras disfunciones es la corrupción o la falta de juego limpio, no sólo la política, sino también la empresarial o incluso la propia corrupción policial.
Precisamente, esta novela tardó tres años en encontrar editor. ¿Qué argumentos le dieron quienes rechazaron su libro?
Argumentos que entonces estaban en el ambiente, no eran personales, ni tenían que ver con que me tuvieran manía. En aquel momento la novela negra en España no gozaba de demasiados lectores, tan sólo un pequeño reducto más o menos marginal y luego había una percepción de que esos lectores valoraban más la novela negra extranjera que una situada en España. Y especialmente, una novela negra en la que los protagonistas fueran guardias civiles. A quienes leyeron el libro les pareció que eran unos personajes un tanto problemáticos.
Sin embargo, actualmente la novela negra está gozando de gran aceptación entre los lectores españoles, ¿a qué cree que se debe?
Por una parte, se debe a un cierto éxito internacional del género, que lo ha sacado de las catacumbas y lo ha puesto en el centro del escaparate. Eso ha pasado en Francia, en Suecia, en Italia, en Alemania, en el mundo anglosajón… Y, por otra parte, el hecho de que vivimos en una realidad social compleja y convulsa, que la novela negra retrata especialmente bien, aparte de otros argumentos tradicionales del género, como pueden ser la intriga o la atracción por el lado oscuro, que en definitiva son su territorio.
Con ‘El alquimista impaciente’ ganó el Premio Nadal en el 2000 y con ‘La marca del meridiano’ el Planeta en 2012, ¿Le sorprendió que unos libros que forman parte de una saga se hicieran con estos galardones?
A mí no me parecía que fuera raro o inviable. De hecho hay precedentes. El Nadal lo ganó García Pavón con una novela que forma parte de una serie y que además era también del género criminal, y el Planeta lo había ganado Vázquez Montalbán con una novela de la serie Carvalho. No vi por qué no podría ser. Lo intenté pensando que eran novelas que podían aunar lo que esos premios buscan, que son libros con una calidad literaria y que a la vez tengan una cierta proyección entre el público, porque son galardones que aspiran a eso.
¿Tuvo que cambiar los nombres de los personajes para preservar su anonimato como autor?
No, porque ni el Nadal ni el Planeta exigen el anonimato del autor. En ambos premios es opcional. Yo no concurrí con mi nombre, sino con seudónimo, no para que ocultarme del tribunal -sabía perfectamente que me iba a reconocer-, sino para esconderme del público. Como la lista de finalistas se hace pública, si has puesto tu nombre y no ganas queda constancia. A una novela no le viene bien ser finalista de un premio y no ganarlo. Si se produce esa coyuntura es mejor pasar desapercibido.
Ganar el Planeta, ¿qué significó en su carrera literaria? ¿Le proporcionó mayor proyección en América Latina?
Sí, en América Latina y en España porque, no nos engañemos, los libros tienen una visibilidad limitada ante el gran público e incluso ante el público lector. Por poner un ejemplo, en la televisión creo que ahora sólo hay un programa dedicado a los libros, que además se emite en una cadena y a una hora de poca audiencia, entonces los premios te dan esa visibilidad e indudablemente, reconocimientos como el Nadal o el Planeta te la proporcionan no sólo en el ámbito de habla hispana, sino también dentro de la propia España.
Volviendo a la última entrega de la saga, ésta tiene como escenario el Estrecho de Gibraltar y aborda un problema de plena actualidad, como es el cibercrimen. ¿Por qué define al Campo de Gibraltar como un microcosmos lejos del corazón, que precisamente da título a la novela?
Porque en cierto modo, allí se percibe un especial clima de tolerancia y admiración por la delincuencia. Y además, tal como ha salido en los periódicos, los delincuentes se han crecido hasta el punto de creerse capaces de asaltar un hospital para liberar a un narco que estaba allí detenido. El Estrecho de Gibraltar está lejos de los centros de decisiones.
Por nuestra parte, el centro de decisión es Madrid o Bruselas, está más cerca Sevilla, pero a fin de cuentas en cierto modo es un lugar periférico tanto de Andalucía, como de España, como de Europa. Y lo mismo pasa con Gibraltar, que al final está muy lejos de las islas británicas. Tánger no está tan alejado de Rabat, pero sí se aprecia esa distancia; el Norte de Marruecos siempre está dejado de la manos de Dios. Entonces, coinciden allí varios territorios que no son centrales en sus respectivos países y esa distancia hace que quienes viven al margen de la ley se sientan más cómodos y más sueltos.
Para conocer los entresijos de la Guardia Civil y poder plasmar su funcionamiento en las novelas, ¿cómo se ha documentado?
De la manera más directa y natural: hablando con ellos desde hace mucho tiempo, con gente que trabaja en lo mismo que mis personajes. En esta novela, por ejemplo, no sólo yendo a Algeciras y al Estrecho, sino también charlando con los guardias civiles que están allí y compartiendo con ellos sus experiencias.
Cuando en 2010 fue nombrado Guardia Civil Honorario, ¿qué méritos le reconoció el instituto armado para otorgarle este reconocimiento y qué supuso para usted?
En la resolución de la concesión se dijo que era por mi contribución a proyectar la imagen del cuerpo en la sociedad española. Yo no he desarrollado esa función de manera consciente o deliberada, sólo he intentado escribir novelas que tuvieran buenos personajes, que contaran historias interesantes y que fueran más respetuosas con la realidad de la Guardia Civil de lo que quizás era más habitual en la ficción española. El guardia civil siempre era un personaje visto muy de lejos y bajo una luz muy negativa. Yo no es que los muestre siempre con una luz positiva, en mis novelas incluso aparecen guardias civiles delincuentes, pero sí que creo que ofrezco una visión un poco más normalizada.
Es una de las distinciones que me he encontrado por el camino y que, desde luego, agradezco y reconozco, no es cualquier cosa. Se trata de una distinción muy excepcional, que le dan a muy poca gente.
Fecha y hora: Viernes, 16 de noviembre, a las 19:00 h.
Lugar: Sede Universitaria Ciudad de Alicante (San Fernando, 40)
Organiza: Casa Mediterráneo.
Entrada libre hasta completar el aforo.