Plumier es una pequeña librería situada en la población alicantina de Ibi, un núcleo industrial de apenas 24.000 habitantes. Plumier nació el 4 de abril de 1987, materializando el sueño de Luis Casado y su mujer, Pilar Verdú, el alma mater de la librería, con una clara vocación de difundir la cultura a través de los libros. Tal como sostienen sus creadores, esta librería pretende ser mucho más que un punto de venta, aportar a la sociedad su granito de arena, dinamizando la lectura a través de diferentes actividades, que van desde la celebración de cuentacuentos hasta presentaciones de libros.
De hecho, a lo largo de sus 33 años de existencia, la librería ha llevado a cabo múltiples actividades para fomentar el libro y la lectura, como programas de radio y en la TV local, organización de ferias del libro, patrocinio del concurso de Ilustración y relato corto Opticks magazine revista digital… labor que ha sido reconocida con dos importantes galardones, el Premio Librería Cultural otorgado por la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL) en colaboración con el Ministerio de Cultura (2003) y el Premio a la labor cultural de la Librería concedido por la Generalitat Valenciana (2006). Plumier forma parte y es fundadora, junto con otras librerías de toda España, del Grupo Kirico de literatura infantil. Pertenece a la CEGAL y al Gremi de Llibreters Alicante.
Con el fin de conocer los entresijos de este proyecto cultural entrevistamos a Luis Casado, que participará en una charla virtual enmarcada en el ciclo ‘Librerías del Mediterráneo’ junto con Carmen Juan, de la librería 80 Mundos de Alicante, ambos, en representación de dos referentes del sector que han recibido el Premio Librería Cultural. La cita tendrá lugar el Jueves 8 de octubre a las 19 horas a través de la web de Casa Mediterráneo, moderada por la poeta Rosa Cuadrado.

Fachada de la librería Plumier de Ibi.
Plumier es una pequeña librería ubicada en la localidad alicantina de Ibi. Su reducida dimensión no ha sido óbice para haber obtenido galardones tan importantes como el de la Mejor Librería Cultural y el Premio a la labor cultural de la Librería. ¿Qué méritos cree que se valoraron a la hora de recibir sendos reconocimientos?
Lo dije en su momento y lo sigo diciendo ahora. El premio para mí fue una sorpresa, porque nosotros, como pequeña librería, no estábamos haciendo nada que no estuviesen haciendo ya muchísimas librerías en toda España, y además, muchas grandes. Lo que pasa es que creo que valoraron, a lo mejor, que fuera una pequeña librería en una población en un núcleo industrial y que entre nuestras actividades hubiera estado siempre la dinamización cultural. De hecho, colaboramos con las demás librerías en implantar una feria del libro durante un tiempo, hemos colaborado con centros de información juvenil, hemos celebrado cuentacuentos, presentaciones de libros… Y yo creo que valoraron sobre todo eso, no sólo las actividades en sí, sino el hecho de ser una pequeña librería en una pequeña población.
Además, también hay que ser sincero. En aquel entonces, eran los comienzos del premio. Yo era presidente de la asociación provincial de libreros y animaba a muchas de las grandes librerías de la provincia, como 80 Mundos, al frente de la que estaba entonces Fernando Linde, y a otras muchas, a que se presentaran a ese premio, porque ya que lo habían instituido para las librerías era preciso demostrar un interés por parte de ellas. El premio fue un homenaje, no sólo a Plumier, sino a las pequeñas librerías que existen por todo el territorio español que están haciendo una labor cultural, ya sin ni siquiera hacer actividades, sino desde el momento en que ponen a disposición de reducidos núcleos cientos de volúmenes para su venta, para que pueda acceder a ellos su población.
Las crisis económicas, como en otros sectores, han hecho estragos en las pequeñas librerías, que además se enfrentan a la competencia de las grandes superficies. De modo que es una alegría y un logro que los pequeños comercios sobrevivan y otros nuevos abran sus persianas en las ciudades.
Sí. Además, ha habido grandes librerías a las que la crisis se ha llevado por delante y eran grandes libreros. Estoy hablando de ciudades como Valladolid, con un nivel cultural impresionante, y de otras muchas. No quiero dar nombres porque me produce congoja y pena. Eran muy buenos libreros y amigos. Y la verdad es que da alegría todavía ver que hay gente valiente, como por ejemplo ha ocurrido en la Librería 80 Mundos, que ha tenido un relevo generacional con cuatro personas jóvenes y preparadas que están haciendo una labor cultural que ha sido merecedora de este premio. En Alicante también se creó recientemente la librería Pynchon&Co. Lo que creo es que el mundo del libro es un mundo de gente apasionada, de gente un poco loca, en el sentido de que se mete en una aventura en la que pone tanta pasión que al final da como resultado ejemplos como los que he mencionado. Gente muy válida que esta buscando su nicho de mercado. Sobre todo, esto evidencia que no hay que tener miedo cuando tú crees en algo, le pones pasión y encima te especializas.
Tenemos que luchar contra muchos gigantes, también contra el cambio de mentalidad del cliente. Hoy vivimos en un mundo en el que queremos lo inmediato. Salido algo y lo queremos en 24 horas. Pero tenemos la suerte de que hay pequeñas librerías que siguen ahí luchando, donde todavía la gente va a comprar un libro, a pedirle consejo a su librero, a mantener un rato de tertulia con su gente… y eso es bonito. Ahí es donde nos estamos salvando: con la especialización y por ser prescriptores, gente que escucha y que da consejo sobre libros.

Interior de la Librería Plumier.
¿De los autores que han pasado por su librería, qué presentaciones destacaría especialmente por que hayan quedado en su memoria por alguna razón?

Plumier