La poesía forma parte de la vida de los seres humanos desde antes incluso del nacimiento, pero el actual sistema educativo y el entorno social nos empujan a adquirir conocimientos “útiles” que nos alejan de ella. La lectura en general, y de poesía en particular, nos abren la mente al pensamiento crítico y nos hacen salir del mero utilitarismo para ser capaces de admirar la belleza y asombrarnos del mundo que nos rodea. La próxima sesión del ciclo ‘Poesía Mediterránea’ se dedicará a profundizar en la importancia de la lírica para la infancia y la juventud en un encuentro con la escritora y poeta, especialista en literatura infantil y juvenil, Mar Benegas. La cita, en formato virtual, tendrá lugar el lunes 7 de julio, a las 19 h. en la web de Casa Mediterráneo y sus redes sociales, moderada por la también poeta Rosa Cuadrado.
Nacida en Valencia, Mar Benegas es poeta y escritora de libros infantiles y de adultos, así como formadora y conferenciante especializada en poesía, animación a la lectura y creatividad. Imparte cursos y conferencias en España y en otros países. Ha trabajado en escuelas, centros de profesorado e innovación pedagógica, colegios oficiales y asociaciones profesionales de bibliotecarios, universidades, fundaciones y otras instituciones. Como colaboradora de diferentes iniciativas y espacios de creación cultural vinculados a la lectura y la poesía, durante seis años coordinó las visitas escolares de la Biblioteca Provincial de Valencia. Actualmente es directora de las Jornadas de Animación a la Lectura, Escritura y Observación (JALEO) en Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). En 2013 creó ‘El sitio de las palabras’, junto a Jesús Ge, desde donde ofrecen formación virtual y presencial, y colaboran estrechamente con diferentes instituciones para poner en marcha proyectos de animación a la lectura, como el Plan CLIC (Plan Piloto de Clubes de Lectura Infantiles para las bibliotecas de la Comunidad Valenciana) o el boletín de recomendaciones literarias L’Oroneta, en colaboración con la Direcció General de Cultura i Patrimoni de la GVA. Sus libros han sido publicados y traducidos en China, EE.UU., Brasil, Corea, Italia o Francia.
¿Cuál es la importancia fomentar la lectura, y en particular la poesía, en niños y jóvenes?
Es importante fomentar, en general, cualquier actividad que genere pensamiento libre, que abra la mente y estimule lo que suponga un reto que nos haga crecer como personas. Las Humanidades y el Arte están cada vez más lejos de la educación formal, pero también de la educación social y colectiva. Como consecuencia, la inmediatez de los contenidos carentes de profundidad (estética o de pensamiento) como los que ofrecen la televisión o las redes sociales, la formulación de una realidad que es un juego de espejos -puesto que se vive a través de la pantalla, los bulos, los discursos de odio y la lapidación pública, la estética de lo inmediato-… son elementos que cada vez encuentran menos resistencia. Resistencia reflexiva, filosófica y estética. Subversiva y radical (de raíz).
La lectura, en general, y de poesía en particular, ofrece un escenario nuevo, una ventana que nos interpela y nos presenta paisajes inauditos, otros puntos de vista. Es una manera de abrir la mente y practicar eso de habitar el asombro. Pero, además, la poesía forma parte intrínseca de la infancia y, más que importante, diría que es vital.
Frente a la dura competencia que suponen los contenidos audiovisuales y las nuevas tecnologías, ¿cómo se puede inculcar el hábito de la lectura entre los más jóvenes?

Mar Benegas
Creo que hay dos puntos que son necesarios y han de ir de la mano. Por una parte, una política que favorezca y ayude a potenciar la lectura. Que ayude, fomente y financie, con políticas reales: más bibliotecas públicas y escolares y mejor dotadas y recursos formativos para mediadores. La lectura como herramienta de transformación social y generadora de oportunidades, que democratice realmente el saber. Obviamente, sin unas políticas que amparen también a los colectivos más vulnerables poco se podrá hacer.
Y, por otra parte, es necesario generar espacios de lectura y diálogo en escuelas y bibliotecas, donde la mediación lectora sea conscientemente respetuosa, y tenga voz y voto. Y a nivel familiar y social, hay que poner en alza el valor de la lectura y de la cultura: que nos vean leer, que hablemos de libros, de autores…
Soy de la opinión de que un niño y una niña siempre preferirá un rato de presencia y conversación estimulante y real a vivir a través de la pantalla. Sin olvidar que las pantallas, la tecnología, no son buenas y malas en sí mismas. Depende más del uso que se haga de ellas.
¿El actual sistema educativo está demasiado enfocado a enseñar conocimientos considerados útiles y a memorizar, en detrimento de suscitar el razonamiento y de adquirir un vocabulario amplio que nos ayude a tener criterio propio?
El sistema educativo está muy lejos de ser un sistema en favor de la infancia y de la vida. La educación de la infancia y la juventud se centra, ante todo, en la producción y la consecución de objetivos. La sociedad de los logros. Y, a la vez, se castiga a todo el que se salga de esos parámetros. Pero, después de la renovación pedagógica de la República, pocos avances reales ha habido.
Los objetivos de las nuevas corrientes educativas también se centran en aquello que los adultos piensan que los niños y las niñas necesitan. El sistema capitalista prefiere seres que produzcan a seres que piensen. Las humanidades, el arte, el conocimiento… todo eso pasa a un segundo plano, cada vez más, cada vez más lejos.
Y, en toda esa vorágine, pautada y pensada por el poder, seguimos poniendo el punto de interés en nosotros mismos, nunca en la infancia, que sigue sin tenerse en cuenta. El último ejemplo ha sido cómo se ha ignorado a la infancia y la juventud durante la crisis sanitaria que estamos viviendo.
Y sí, por supuesto, estas cadenas productivistas de horarios infinitos, la desconexión y la fiereza del individualismo, unidas a un constante menosprecio a la infacia, hacen que, no solamente el sistema educativo, sino también los sistemas familiares y sociales, terminen destruyendo la curiosidad, el colectivismismo, la solidaridad, así como la capacidad de pensar, de decir, de defender…
Usted sostiene que la poesía es algo que acompaña al ser humano desde su nacimiento, con el sonido rítmico del corazón de la madre, y según va creciendo con las canciones populares. ¿Conforme nos hacemos mayores nos vamos alejando de la poesía?

Mar Benegas caracterizada en un dibujo
Sí, la infancia, a pesar nuestro, vive en lo poético. El lenguaje poético nos acompaña incluso antes de nacer, es después, al entrar en la rueda de producción y de objetivos, cuando la poesía resulta relegada. No sirve para nada, no se rinde a utilitarismos y, sobre todo, no está presente. En mi experiencia compartiendo poesía con la infancia y la juventud y formando a mediadores, docentes, sobre todo, constato, cada vez, que hay una falta de recursos, de herramientas, de conexión con lo poético.
Contagiar el placer y el gusto por algo necesita conocimiento y pasión, pero si no conocemos no podemos apasionarnos, y ahí es donde el eslabón se rompe.
Usted imparte charlas y talleres de fomento de la lectura. ¿Qué respuesta obtiene del público? ¿Consigue despertar el interés por la lectura?
Sí, siempre hay una respuesta maravillosa. Muchas veces me escriben familias, maestras… diciendo que tal niña o niño, que tal clase… desde mi visita lee poesía o escribe. En mi experiencia, compartir lectura, compartir poesía, es estar de parte de la vida y de la infancia, y eso siempre (al menos a mí) da unos resultados que sobrepasan todas las expectativas.
En sus cuentos y poemas para público infantil, con frecuencia aparecen animales como el gato, la cigarra o la araña. ¿Los niños por naturaleza sienten una especial sensibilidad hacia el mundo animal?
Bueno, hay una fase, una edad, en la que los recursos de representación de la realidad forman parte real y necesaria de la vida. El juego simbólico bebe y crece en esta representación del mundo. Y eso sucede con el animismo o la personificación, de ahí el gusto, necesidad, diría yo, de dotar de características humanas a todo lo que les rodea, y, sobre todo, a los amigos animales.
Poder identificarse con esos personajes, entenderlos, hablar con ellos… forma parte del proceso de desarrollo y del juego imaginativo y creativo de nuestra mente. No olvidemos que somos seres creativos, ante todas las cosas.
Entre sus libros para los lectores más jóvenes se encuentran una selección de 44 poemas para leer con niños y el poemario ‘Con el ojo de la i, poemas para ir en tren’. ¿La poesía, al no necesitar seguir el hilo de un relato, como le ocurre a la narrativa, es una forma sencilla de atraer lectores hacia los libros?
Bueno, va más allá de que tenga o no hilo. El poema es un fogonazo, es breve, y, si te toca, lo hace de manera directa: te conmociona, te divierte, te emociona… Al ser breves pueden conseguir una lectura inmediata y esa conmoción, que puede ser muy potente, ofrece unos beneficios que no se consiguen con la narrativa: leer un poema se hace en unos minutos, pero ese encuentro fortuito puede dejar una huella imperecedera.
Respecto a su poesía para adultos, ¿cuáles son las temáticas más recurrentes?
La infancia, la luz, la naturaleza, lo injusto… suelen ser gritos contra el dolor del mundo y una manera de transformar ese dolor que me atraviesa, a través del lenguaje. Pero tengo mis imágenes constantes, que me persiguen: pájaros, niñas, árboles…
El confinamiento estricto al que estuvimos sometidos al inicio de la pandemia, ¿ha supuesto una oportunidad para aumentar el tiempo dedicado a la lectura y viajar a otros mundos?
No, creo que no leí más o menos que en cualquier otro momento. Yo leo, por mi trabajo, continuamente. A mí, el confinamiento me generó, como a todas las personas, imagino, más ansiedad que otra cosa. El miedo, el dolor, la muerte, el encierro… me afectaron mucho. La única forma que tenía de afrontar el día a día era escribir. Comenzar escribiendo un poema. Atravesar la noche era complicado, tenía pesadillas, dormía mal… para poder ponerme frente al mundo de nuevo tenía que escribir. Palabras para un encierro.
Y, más tarde, cuando conseguí digerir lo que estaba sucediendo, más que encerrarme en la lectura necesité todo lo contrario: quería recuperar tiempo para conectar. Después del confinamiento decidí poner mis pies a tocar la tierra: caminar, caminar mucho. Mirar el cielo, las flores, los insectos. Ser consciente de lo que me rodea y caminar, a modo de Walden o una flâneur de campo, una paseante.
Caminar me hace ordenar mis pensamientos, digerir lo leído, dialogar con lo escrito por otros o, sobre todo, poner en marcha la maquinaria de lo creativo.
Más información, en la página web de Mar Benegas