El Mal es un tema que, de forma inexpugnable, ha fascinado a la Humanidad a lo largo de los siglos. Parte de la sociedad siente fascinación por las personas malvadas, pese a que el Bien requiere voluntad, un esfuerzo por hacerlo del que carece su oponente. El alma humana tiene espacio suficiente para albergar ambas opciones, de ahí el eterno debate sobre si los seres humanos tienen al Mal enraizado en su propia Naturaleza y lo neutralicen o contengan mediante educación y valores adquiridos en sociedades avanzadas.
Todas estas reflexiones salen a relucir en ‘Mal‘ (Aguaclara, 2017), la cuarta novela de Miguel Albero, diplomático y actual Director de la División Cultural de la Biblioteca Nacional, galardonado con XXI Premio de Novela Vargas Llosa por su “brillantez narrativa” y por “el rigor y fuerza con que indaga en la existencia del mal y de las formas que adopta”.
La obra tiene el siguiente argumento: Javier Montariz está de vacaciones en Menorca junto a su mujer y unos familiares. Es un periodista en paro que, de vez en cuando, recibe el encargo de escribir algún artículo con el que mitigar la frustración y la ansiedad del desempleo. Obsesionado con el mal, le han pedido que redacte unas páginas sobre el secuestro y asesinato del concejal Miguel Ángel Blanco, que él cubrió para el diario en el que trabajaba. La estancia en la paradisíaca isla se cruza con los terribles recuerdos de lo ocurrido en Ermua en 1997. Y entonces sucede la tragedia de la que, para su desgracia, sólo Javier Montariz será testigo.
El pasado 11 de junio, el autor mantuvo un encuentro con aficionados a la lectura organizado por Casa Mediterráneo dentro del Ciclo ‘Escritores y Mediterráneo’ en la Barrita de Santa María de Alicante, presentado por la editora Marina Vicente (Mankell), en el que habló de su último libro, de las múltiples connotaciones del Mal, del oficio de escritor y de las dificultades para publicar en España.

Miguel Albero
“He tocado todos los palos: poesía, novela, ensayo.. Tengo mentalidad de ensayista, porque me obsesiono con temas que trato de desmenuzar, como el fracaso, la espera o lo efímero”, que es el asunto sobre el que en estos momentos se encuentra inmerso, afirma Miguel Albero. El autor comenta que ‘Mal’ parte del asesinato del joven concejal de Ermua, Miguel Ángel Blanco, un caso que supuso un antes y un después en el devenir de la banda terrorista ETA al levantar de forma clamorosa la indignación de la sociedad española.
“¿Por qué unos asesinatos interesan y obsesionan a la población más que otros?”, se pregunta el autor. En este caso la respuesta podría ser: Porque no se trató de una secuestro exprés, ni la petición a cambio del rescate fue razonable. “Fue un asesinato retardado, después de la publicidad”, sostiene el escritor, de un joven inocente al que le arrebataron la vida tras un largo e inhumano sufrimiento. Éste es el germen de una novela que aborda el Mal desde varias perspectivas: por qué nos atrae, por qué tiene morbo, su banalidad, la habituación a él cuando se reitera…
Durante el encuentro se debatió también sobre el comportamiento de los animales, y cómo éstos matan por necesidad, movidos por el objetivo de la supervivencia y la procreación, mientras que los seres humanos son capaces de hacer el Mal de forma “gratuita”, sin necesidad de que les impulse un fin. Asimismo, se habló de la importancia de la empatía como contraposición al Mal, ya que las personas empáticas se ponen en el lugar del otro, se conmueven ante el sufrimiento, lo que les impide cometer actos perversos en circunstancias normales.
También salieron a colación autores y obras que aluden al Mal, como ‘El extranjero’, de Albert Camus, donde trasciende la idea de que todos somos capaces de cometer acciones malvadas por un motivo tan banal como el que le ocurre al protagonista de la novela, porque hacía mucho calor; o ‘La carretera’, de Cormac McCarthy, en la que un padre enseña a su hijo a preservar el Bien en medio de un mundo apocalíptico en el que el Mal acecha ante la falta de alimento y de reglas. Precisamente Miguel Albero defiende que si el Mal reside en la propia esencia del ser humano, la Civilización y la Cultura consiguen que éste se contenga y nos libre de lo abyecto.
Miguel Albero
Miguel Albero Suárez, licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, empezó su carrera como Jefe de Servicio (1992-1993) de Países Limítrofes en la Subdirección de Europa Occidental en la Dirección General de Europa y posteriormente como Segunda Jefatura (1993-1996) en la Embajada de España en Dakar. Fue responsable del gabinete del Director del Instituto Cervantes (1996-1999) y posteriormente Director (1999-2002) del Instituto Cervantes en Roma.
Cónsul General de España en Mendoza y Consejero de Asuntos Culturales en San José de Costa Rica. Hasta 2012 asumió el cargo de Jefe del Departamento de Cooperación y Promoción de la Dirección de Relaciones Culturales de AECID. De octubre del 2012, hasta su nombramiento como Embajador en la República de Honduras en 2013, fue Director de Programación de Acción Cultural Española (AC/E). A finales del 2017, asumió la Dirección Cultural y Relaciones Institucionales de la Biblioteca Nacional de España.
Éstas son algunas de sus obras literarias: ‘Principiantes: inventarios de comienzos sin final feliz’ (Editorial Efímera 2002 y Tusquets 2004), ‘Cruces’ (Editorial Efímera 2005 y Ediciones de la Discreta 2008), ‘Enfermos del libro: breviario personal de bibliopatías propias y ajenas’ (Universidad de Sevilla 2009 y 2013), ‘Instrucciones para fracasar mejor: una aproximación al fracaso’ (Abada 2013), poemario ‘Lista de esperas’ (Abada 2014), ensayo ‘Godot sigue sin venir. Vademécum de la espera’ (Páginas de Espuma 2016) y ‘Roba este libro. Introducción a la bibliocleptomanía’ (Abada 2017).