Revista Casa Mediterráneo

Paloma del Río: “Las mujeres siguen teniendo un espacio de segundo nivel en el periodismo deportivo”

en diciembre 13, 2022

Paloma del Río es considerada una de las voces más respetadas del periodismo deportivo en nuestro país, y parte destacada de la generación de mujeres pioneras en una parcela de la profesión mayoritariamente ocupada por hombres. Una trayectoria de más de treinta años la avalan como periodista y corresponsal de RTVE, medio con el que ha cubierto numerosos campeonatos de Europa y del mundo, ocho Juegos Olímpicos de verano y seis de invierno. Especializada en retransmisiones de gimnasia rítmica, gimnasia artística, patinaje artístico e hípica, su trabajo ha sido reconocido con numerosos premios, especialmente por visibilizar los deportes minoritarios y el papel de la mujer en el mundo deportivo.

La próxima sesión del ciclo ‘Periodistas y el Mediterráneo’, que organiza Casa Mediterráneo en colaboración con el grado de Periodismo de la UMH en el campus de la universidad en Elche, contará con la participación de la veterana periodista, quien hablará a los estudiantes de su amplia experiencia en las coberturas deportivas y de la situación de este ámbito de la profesión, acompañada de la periodista Sonia Marco. El encuentro se celebrará el viernes 16 de diciembre a las 11 h. en la UMH y podrá seguirse en streaming por el canal de YouTube de Casa Mediterráneo. Como anticipo, mantuvimos una entrevista telefónica con Paloma del Río.

Desde que comenzara trabajar en 1986 en TVE, Paloma del Río se dedica por completo al periodismo deportivo. Ha ocupado diferentes cargos en la Dirección de Deportes de TVE, siendo redactora jefe (2009) y directora de Programas Deportivos (2009 – 2013) y coordinadora de Patrocinios y Federaciones, puesto que desempeña en la actualidad. Entre otros muchos reconocimientos, en 2015 se le otorgó la Medalla de Oro de la Real Orden del Mérito Deportivo, año en el que publicó su libro autobiográfico Enredando en la memoria (libros.com).

Cuando usted comenzó en este campo de la profesión, había pocas mujeres dedicadas al periodismo deportivo. ¿Ha cambiado algo el panorama desde entonces?

Ha cambiado poco. Es verdad que en mis comienzos sólo había una televisión, que era Televisión Española, con dos canales, La 1 y La 2. El UHF y el VHF a quienes tengan cierta edad seguro que les suena. Luego, a partir de 1990 empezaron las autonómicas y las privadas. Y desde el año 2000 comenzó Internet y empezaron a surgir más plataformas, pantallas y más posibilidades de que la mujer tuviera su espacio. Es verdad que sí que ha aumentado su presencia en cuanto a cantidad, pero no en cuanto a calidad. Y con esto me refiero a que las mujeres siguen teniendo un espacio en los medios de comunicación en general, y más en el periodismo deportivo, de segundo nivel. No están en los puestos de responsabilidad, no son presentadoras o directoras de programas, sino que se hallan siempre en un papel secundario con respecto a los hombres que hacen periodismo.

¿Aunque suele haber más mujeres que hombres en la carrera, las que acaban dedicándose al periodismo deportivo se equiparan en número a los hombres?

No, además es algo que se ve claramente en la fase del verano cuando llegan los becarios a televisión. La mayoría son chicos y aunque hay un porcentaje alto también de chicas, las que se quieren dedicar por vocación al periodismo deportivo son muy pocas. Es más, alguna que no ha presentado una idea clara de dónde quiere hacer su beca, si es trasladada a deportes considera que es un castigo. Pero, por contra, las estudiantes que optan vocacionalmente por el periodismo deportivo, por estar en deportes, disfrutan muchísimo, porque es una cuestión vocacional. Si te ponen en el sitio donde quieres estar vas a disfrutar mucho más.

¿El progresivo aumento de la presencia de mujeres consigue que la aparición de nuevos referentes genere un efecto contagio que atraiga a más periodistas al mundo deportivo?

Exacto, pero en la profesión parece que hay un tapón en el que el acceso a los puestos de dirección y a los puestos representativos, a un trabajo con cierta responsabilidad, sólo se dedica a los hombres. Pese a que haya mujeres referentes, siempre encontramos ese tapón y no hay manera de traspasar esa puerta para encontrar un espacio en los puestos de responsabilidad y de dirección en el escalafón de una empresa o en el periodismo deportivo, en este caso.

¿Cómo ha vivido la evolución de las retransmisiones deportivas en televisión, con los avances tecnológicos producidos en estos últimos treinta años?

Fenomenal. La tecnología nos ha ayudado muchísimo. Ten en cuenta que cuando yo empecé no había Internet, faltaban aún unos 15 años para que se implantara, y en aquel momento para conseguir documentación había que acudir a revistas y libros especializados, lo que era muy difícil. Y más en los deportes que yo cubría, que eran minoritarios. Porque en cuestión de fútbol sí había revistas y sobre todo los periódicos te informaban muchísimo, los generalistas y los especializados, como Marca, As, Mundo Deportivo o Sport, pero de deportes como los míos no había nada. De manera que lo que yo hacía, cada vez que salía a hacer una retransmisión fuera de España, era irme a librerías y bibliotecas, si tenía un rato, a buscar información. Empecé también a encontrar alguna revista interesante de patinaje y de gimnasia, a las que me suscribí.

En el año 2000 aparece Internet y desde tu mesa puedes entrar en cualquier biblioteca del mundo, revista o suscripción, sin necesidad de ir a una tienda en Suiza a buscar un libro de patinaje, así como foros de aficionados, que saben mucho y son una muy buena fuente de información. Eso en cuanto al hecho de poder formarte y enterarte de qué está pasando por el mundo, pero también a la hora de hacer las retransmisiones la aparición de Internet nos permite disponer de unos sistemas de bases de datos de esos deportes que son muy buenos para calcular las estadísticas, como en el tenis, datos que los mismos poseedores de los derechos deportivos tienen y generan para los comentaristas que estamos haciendo las transmisiones.

Hay que poner un monumento a todos aquellos patrocinadores y aquellas marcas que se quieren unir a los deportes minoritarios, porque saben ya de antemano que es una cuestión vocacional y de compromiso social más que de dinero.

Si los deportes minoritarios tienen poco espacio de los medios de comunicación, ¿es porque atraen a poca audiencia o el número de espectadores es bajo porque estos deportes apenas tienen visibilidad en los medios?

Normalmente el deporte se retransmite, se lee o se escucha a través de empresas y estas suelen ser privadas. Esas empresas necesitan resultados, publicidad, gente que quiera poner sus anuncios en torno a un contenido. ¿Cuál es el contenido que atrae mayoritariamente en el mundo del deporte? El fútbol. Los consejos de administración de las empresas necesitan resultados, patrocinadores, anunciantes y a veces casualmente algún patrocinador privado apoya la gimnasia, el voleibol, la hípica o el patinaje. Pero lo que la gente quiere es estar en un programa de máxima audiencia anunciando su producto, bien en televisión, bien en radio, y que se oiga su spot publicitario y eso lo hacen los anunciantes si se pliegan al fútbol. De manera que es la pescadilla que se muerde la cola. La mayoría de patrocinio va en torno al fútbol, que es el que más genera, el que más cobra y el que más dinero tiene. Y los deportes minoritarios se quedan un poco acorralados.

Por ello, hay que poner un monumento a todos aquellos patrocinadores y aquellas marcas que se quieren unir a los deportes minoritarios, porque saben ya de antemano que es una cuestión vocacional y de compromiso social más que de dinero, aunque también es la pescadilla que se muerde la cola. Con el fútbol generas muchas audiencias y con los otros deportes te quedas bien lejos, no recibes ni el uno por ciento de los espectadores que obtiene aquel, pero también tienen derecho a existir y, de hecho, ahí están las federaciones nacionales peleando por que Teledeporte no desaparezca. Este riesgo no existe ahora, pero cuando lo hubo fueron las federaciones nacionales las que se pusieron en pie de guerra, porque si desaparecía Teledeporte desaparecía la pantalla en la que ellos podían darle visibilidad a su deporte.

Hay diversos casos de éxito de deportistas españoles en disciplinas minoritarias como Lydia Martín en halterofilia, Javier Fernández en patinaje artístico o Carolina Martín en bádminton. ¿Estos logros llevan consigo mayor apoyo institucional a este tipo de deportes o no necesariamente?

No, no necesariamente. Esta es una labor que la gente desconoce. Son los presidentes de las federaciones, los encargados de las mismas, los que tienen que pelear por su deporte. Nosotros en Teledeporte estamos abiertos a emitir cualquier tipo de deporte si viene de la mano de la federación, de comités organizadores o de instituciones privadas. Pero la responsabilidad de darle visibilidad a un deporte no puede recaer sólo en el periodista. A mí me han dicho muchas veces: “Es que no emitís tal competición de gimnasia”. Y respondo que no soy yo quien tiene que ir a vender mi producto. Es el presidente o el responsable de la federación es el que tiene que venir a decirme: “Tengo tal competición” para ver si la queremos cubrir. A mí no me pongas encima de la espalda un peso ni una responsabilidad que no me corresponde. Son las federaciones las que deberían estar interesadas en que su producto saliera. Teledeporte es una pantalla encendida las 24 horas del día los 365 días del año y siempre habrá un hueco para poder meter un resumen o una competición de tal o cual deporte. Pero la responsabilidad no es de la cadena, sino del dueño de ese producto, que es la federación correspondiente.

De sus numerosas coberturas en competiciones de mundiales, europeos y Juegos Olímpicos, ¿qué recuerdos destacaría?

En 36 años, a tres o cuatro mundiales por año y dieciséis juegos olímpicos, imagínate la cantidad de cosas que me han podido pasar. Así, en general, destacaría cuando te da el ataque de risa o el ataque de tos y no puedes hablar; o en un momento determinado tu cuerpo te dice que tienes que ir al baño y estás en plena transmisión y no sabes cómo hacerlo. A esto hay que sumar los fallos técnicos, que alteran mucho porque no sabes qué está pasando y lo único que puedes hacer es llamar por teléfono a quien corresponda. Hay cantidad de anécdotas, pero sobre todo resaltaría las emociones, las transmisiones son emociones y la emoción salta cuando ocurre algo extraordinario o cuando hay un español a punto de ganar una medalla. Estas cosas suelen alterarme mucho y ponerme nerviosa en el sentido positivo.

Muchas de las anécdotas que ha vivido aparecen en su libro Enredando en la memoria (libros.com), publicado en 2015, una biografía que al mismo tiempo es un relato divertido de toda una vida dedicada al deporte. ¿Se van a sorprender los lectores?

Seguramente, porque a mí me conocen en el aspecto de periodista, pero por detrás hay muchas anécdotas personales y muchos relatos de esas transmisiones, de los viajes, de los operativos que hemos hecho cuando hemos ido a tal o cual sitio, períodos de convivencia con mis compañeros cuando salimos a unos Juegos Olímpicos en donde estamos todos solos… Ahí relato todo, muchas historias que el espectador no ve.

Paloma del Río en los estudios de RTVE en Torrespaña para el documental ‘Hijas de Cynisca’ (2019) sobre la desigualdad de género en el deporte.

Recientemente ha sido reconocida, junto a Antonio Pampliega, con los Premios Charter 100 Gran Canaria 2022 por su implicación en la defensa de las mujeres bajo la amenaza talibán. ¿En qué consistió su colaboración en esta causa?

Entre Antonio y yo hemos conseguido sacar a 18 personas, diez de ellas jugadoras de baloncesto en silla de ruedas, del equipo de Afganistán. Conocí a Antonio físicamente en Las Palmas, él vive en Málaga y yo en Madrid. Él recibió un mensaje de una de las jugadoras, la capitana, a la que conoció como periodista de guerra cuando estuvo en una de sus coberturas en Afganistán. Y cuando los talibanes llegaron al poder el 15 de agosto del año pasado, ella le pidió ayuda para salir del país porque era mujer, tenía estudios, hacía baloncesto… todo lo que los talibanes rechazan. En ese primer momento de diáspora, los gobiernos occidentales estuvieron fletando aviones para sacar de allí a la mayor cantidad posible de gente y consiguieron meterse en el avión del Ministerio de Defensa ella y su marido. Pero el resto de las jugadoras nos pidieron ayuda y les conseguimos los salvoconductos para que pudieran salir del país. Fueron al aeropuerto para intentar ser vistas por los soldados españoles, pero aquello fue un caos, estuvieron 48 horas, les golpearon los talibanes, estuvieron sin agua y sin comida, hubo un atentado y se tuvieron que volver a casa.

En el mes de octubre del año pasado les prometimos que intentaríamos ayudarlas a salir y a lo largo de este año primero ellas tuvieron que pedir su visado para poder salir por Pakistán o por Irán, algo difícil de conseguir, y una vez fuera del país les buscamos una casa hasta que la Embajada de España correspondiente, bien en Islamabad o bien en Teherán, las recibiera tras una solicitud de entrevista. Y allí estuvieron tres o cuatro meses esperando a que les concedieran la entrevista y empezaran los trámites administrativos para poder volar a España. Entonces, durante ese tiempo en el que han estado fuera del país, las hemos alimentado y alojado, gracias a las donaciones que han hecho algunas personas, empresas y fundaciones, y yo he sido la que se ha encargado de buscar el dinero para poder pagar todos estos gastos.

En marzo llegaron tres, entre agosto cuatro que estaban en Islamabad y en septiembre otras cuatro con sus correspondientes acompañantes, porque todas están mutiladas o van en silla de ruedas, y ya están en Madrid y en otras provincias. Nos queda una, que ha tardado un año en conseguir el pasaporte para su hermano, y ya tiene visado para ir a Teherán. A partir de ahí tendrá que pasar por el mismo proceso: esperar a que le llegue la carta de la Embajada española para la entrevista y empezar los trámites para que vengan a España como refugiados.

¿A qué amenazas se enfrentaban en Afganistán estas mujeres, además de por su condición de mujer, como deportistas?

Estaban ya encerradas en casa y habían tenido que dejar sus trabajos. El régimen ha prohibido otra vez que las mujeres vayan a los parques a que disfruten los niños, les han impedido estudiar… Y en el momento en el que la presión internacional ha desaparecido, los talibanes han mostrado su verdadera cara, que es una vuelta a la Edad Media.

Por último, me gustaría preguntarle por la actitud de los deportistas de élite, a quienes en algunos casos se les puede subir el éxito a la cabeza. ¿Qué deportistas a los que ha tenido la ocasión de conocer le han sorprendido por todo lo contrario, por su sencillez y humildad?

Casi todos, fíjate. Ten en cuenta que yo no trabajo el fútbol, sino deportes minoritarios y eso es otro mundo, no tiene nada que ver. Pero en general suele ser gente bastante sencilla y realista, con los pies en la tierra, personas que saben muy bien cómo son tratadas. El otro día me dieron un premio -este mes me han dado tres- de la Fundación España Activa, donde estaba Ruth Beitia, que se me acercó cariñosísima a darme un beso y la enhorabuena, Jennifer Pareja… He conocido a pocos deportistas a los que el éxito se les haya subido a la cabeza, porque precisamente al estar dentro de los deportes minoritarios viven otra realidad que no es la de los futbolistas, en absoluto. En general, suele ser gente muy cercana, muy accesible, muy cariñosa, muy agradecida porque se dan cuenta de que te acercas como periodista con la intención de hacerles una entrevista y dar una buena visión de ellos.

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