Revista Casa Mediterráneo

Pepa Merlo: “La mujer se camufló eliminando su género en pos de su obra”

en diciembre 20, 2021

En el marco del ciclo ‘Escritoras y el Mediterráneo’, el próximo martes 21 de diciembre a las 19 horas Casa Mediterráneo celebrará un encuentro con Pepa Merlo, filóloga y escritora española​ especializada en Federico García Lorca y en la poesía escrita por mujeres en la primera mitad del siglo XX. Merlo es autora de ‘Peces en la tierra. Antología de mujeres poetas en torno a la Generación del 27’ (2010), un libro en el que recoge una veintena de voces femeninas apenas reconocidas o totalmente ignoradas en su época, un silencio que ha llegado hasta nuestros días y que este volumen disipa.

Diez años después de la publicación de la antología, Merlo amplía la nómina de autoras en el volumen ‘Con un traje de luna’, donde mantiene su propósito reivindicativo y profundiza en el estudio crítico, dentro del contexto de la España de aquellos años. En el nuevo libro, que verá la luz a finales de enero, la estudiosa granadina actualiza y amplía su trabajo abriendo el arco temporal de la publicación hasta la posguerra y la mitad de siglo, donde muestra los conflictos, las miradas y las influencias que distinguen a las autoras y relaciona su aportación a la poesía de otros géneros y disciplinas artísticas.

Licenciada en Filología Española, Pepa Merlo nació en Granada en 1969. Ha publicado los libros Todos los cuentos, el cuento, en la colección de narrativa de la Diputación de Cádiz (2008), El haza de las viudas (2009) en la colección Espuela de Plata de la editorial Renacimiento (con prólogo de Almudena Grandes y portada de Juan Vida) y Peces en la Tierra. Antología de mujeres poetas en torno a la Generación del 27 (2010), editado por la Fundación José Manuel Lara en la colección Vandalia y con la colaboración del Centro Generación del 27 de Málaga. Ha sido incluida en las antologías: Cuentos del alambre, de la editorial Traspiés (Granada 2004) y Cuento Vivo de Andalucía, editado por la Universidad de Guadalajara, México (2006). Sus relatos han aparecido en distintas publicaciones: Diario Ideal de Granada, revista Letra Clara, Extramuros, Muchocuento (microrrelatos nº 5) o El Maquinista de la Generación. Con Diego Neuman y Lucía Martínez participa en el proyecto BSL (Banda Sonora del Libro).

En su libro “Peces en la tierra. Antología de mujeres poetas en torno a la Generación del 27”, saca del olvido a una serie de escritoras brillantes de la Generación del 27 que no fueron reconocidas en su momento, al contrario que sus coetáneos masculinos, pese a publicar sus poemas en las mismas revistas que ellos. ¿A qué cree que se debió este ostracismo que sufrieron las mujeres poetas?

Lo sufrieron las poetas del 27 y en general la mujer en todas las ramas del arte: las pintoras, las narradoras, las escenógrafas, las dramaturgas… Fundamentalmente, el cambio drástico que supuso el Golpe de Estado de 1936 y la guerra fue el detonante que provocó que la mujer se eliminara, aunque ni siquiera se la eliminó de la historia de la literatura, del arte y de la sociedad en general, sino que no llegó a estar. Justo cuando comenzaban a tener un nombre y una presencia llegaron el Golpe de Estado y la guerra y la famosa frase de Franco a la sección femenina en el 39: “Tenemos que recuperar el hogar para la mujer”. Eso fue decisivo para que a partir de ahí el nombre de la mujer y su obra se suprimieran.

De todos modos, insisto, se estaba empezando a visibilizar a la mujer en los años 20 y 30. Sabemos que anteriormente la mujer se había visto obligada a firmar con nombres de hombre, como fue el caso de Fernán Caballero [pseudónimo utilizado por la escritora Cecilia Böhl de Faber y Ruiz de Larrea], a dejar que la autoría de sus obras estuviese en manos del marido o a vestirse de hombre para poder practicar la medicina, ser botánica… Es decir, la mujer se camufló eliminando su género en pos de su obra. Tuvo que perder su condición de mujer para poder ejercer una profesión. Eso es muy triste, pero forma parte de nuestra historia.

Tras ese momento maravilloso de los años 20 y 30, cuando esto comenzaba a cambiar y se avistaba un futuro de igualdad real, llega el Golpe de Estado y el Franquismo y acaba con todo. Además de una manera muy terrible, porque han sido cuarenta años de una reeducación a sangre y hierro. Hemos perdido unas generaciones valiosísimas de mujeres para llegar al punto en el que estamos ahora, a resetearnos. 

Esta antología, por lo que he leído, le supuso alrededor de tres años de investigación. ¿Qué le llevó a adentrarse en este proyecto y cómo desarrolló el proceso de documentación a lo largo de este tiempo?

Como sabes, no puede estancarse el tiempo cuando se está investigando algo. Estuve tres años dedicada, digamos, a full, pero fue muchísimo más. Me especialicé en la Generación del 27 por Federico García Lorca. Mi tema de estudio principal era él y cuando estaba estudiando su vida y su obra, empecé a cruzarme con una serie de nombres de mujeres que no había oído, excepto a alguna que otra como Concha Méndez, María Teresa León, Josefina de la Torre o Ernestina de Champourcín, a las que conocía más como las mujeres de que por su propia obra. Por ser las parejas de, por ejemplo, Juan José Domenchina en el caso de Ernestina de Champourcín o Manuel Altolaguirre en el de Concha Méndez. Empecé a cruzarme con otros nombres desconocidos por gusto, porque seguía mi investigación sobre Lorca y el resto de los miembros de la Generación del 27.

Comencé a leer biografías de mujeres en las que aparecen con mucho más protagonismo los nombres de otras y caí en la cuenta de que la imprenta de Concha Méndez y Manuel Altolaguirre empezó a publicar poemarios de mujeres. Fue como una bola que fue creciendo hasta que en un momento dado, en un viaje a México, comiendo en la casa de Paloma Altolaguirre en Tres Cruces, comenzamos a hablar de Concha Méndez y de sus coetáneas y un amigo que estaba presente me dijo que sería un trabajo maravilloso que era inexistente y me animó a asumirlo. La colección Vandalia me encargó que le enviara un proyecto, lo que implicaba hacer un índice de lo que podría ser ese libro. Simplemente redactando el proyecto empezaron a salir más y más. Y ya ahí fue cuando me metí de lleno.

El proceso de investigación resultó bastante duro porque a muchas ni las conocía, me saltaron a la cara y apenas había información sobre ellas. El personal de la Biblioteca Nacional de Madrid se portó conmigo estupendamente. Hice miles de viajes a Madrid, algunos de ida y vuelta en el mismo día desde Granada en mi propio coche. En la biblioteca, una mujer me llevaba a otra. Los trabajadores me ayudaban diciéndome “mira este libro parece publicado en la misma época” y de pronto te encuentras, como me ocurrió un día con Margarita Ferreras, el libro ‘Peces en la tierra’ que no aparecía por ningún sitio a pesar de haber leído en ‘El Caballo Griego’ de Manuel Altolaguirrre, en palabras del autor que él publicó un libro de esta autora. Apareció por arte de birlibirloque y la Biblioteca del Centro Cultural de la Generación del 27 en Málaga también me ayudó mucho, así como distintas fundaciones, la propia Biblioteca de Federico García Lorca, donde encontré diversos ejemplares de Elisabeth Mulder dedicados a él… En fin, fue un picoteo de distintos lugares en los que fueron saltando unas y otras.

La actividad que la mujer desarrolló en ese momento fue aún mayor de lo que se creía, que era la imagen de cuatro burguesitas, pero la realidad iba mucho más allá.

¿Qué encontraremos en su siguiente libro, ‘Con un traje de luna’?

Escogí sólo a viente autoras para la antología ‘Peces en el agua’, se quedaron muchísimas en el tintero y otras muchas que descarté porque la calidad poética no estaba a la altura, al igual que había poetas hombres malos; el género no influye en la calidad. En total descarté a unas 86. Ahora, a finales de enero va a salir una segunda parte de esa antología que se llama ‘Con un traje de luna’, que coge el título de un verso de Concha Méndez. En esta nueva parte lo que he hecho ha sido ampliar los poemas de las autoras que se recogieron en ‘Peces en la tierra’, donde el criterio que seguí fue que se tratara de libros editados hasta el 36, ya que giraba en torno a la Generación del 27, que muere con el Golpe de Estado. Luis Cernuda ya no sería el mismo, ni Dámaso Alonso… En aquel volumen se quedó sin cubrir la evolución que ellas tuvieron porque muchos de sus libros eran primeros poemarios y además se quedaron fuera varias autoras que tuvieron una vida activa en la sociedad del momento pero que no publicaron hasta después de la guerra, en los años 40.

En ‘Un traje de luna’ además de ampliar los poemas de las autoras incluidas en el anterior libro, introduzco a algunas que no pude incluir en su momento por ese criterio y he descubierto a nuevas. Es un pozo sin fondo. Aquí hay un filón para estudiantes. De hecho, partiendo de ‘Peces en la tierra’ ha habido muchas chicas y algunos chicos que han decidido hacer su tesis sobre algunas de las poetas que aparecen en el libro, lo que me ha venido estupendamente, ya que implica un trabajo de investigación más profundo. Hay un nombre incluido en ‘Un traje de luna’ que es el de Margarita Ferreras. Y hablando con José Luis Ferris, me preguntaba de dónde había sacado a algunas de ellas. Esto demuestra que la actividad que la mujer desarrolló en ese momento fue aún mayor de lo que se creía, que era la imagen de cuatro burguesitas, pero la realidad iba mucho más allá. 

“Hora”, de Lucía Sánchez Saornil

La tarde pegaba su cara a las vidrieras
Vivíamos un verso antiguo
Desde el fondo del cuarto el espejo dialogaba con nosotros
Tus palabras se tronchaban las alas contra los cristales
Cambiábamos las manos como bandejas colmadas de los frutos nuevos de todas las promesas
Los labios tímidos apretaban su horca
mientras la tarde nos volvía la espalda arrastrando su pena. 

En ‘Peces en la tierra’ aparecen unos perfiles muy diversos de mujeres. ¿Qué tipos de autoras aparecen en el libro?

El interés que yo tuve al hacerlo fue precisamente demostrar que en todos los ámbitos, en todas las corrientes estéticas en las que se movía el hombre había, como poco, un nombre de mujer. Por ejemplo, con el grupo archiconocido de Lorca, Alberti, Cernuda… estaban Concha Méndez o Lucía Sánchez Saornil, quien venía de ser un exponente del ultraísmo en este país. Rafael Alberti cuenta en ‘La arboleda perdida’ que él aprendió a escribir poesía cuando enfermó y su hermana le llevó las volanderas, las hojas que tiraban los ultraístas con poemas y entre ellas le llegaron los versos de Lucía Sánchez Saornil. 

Junto a esta corriente estética que ha caracterizado las primera treintena del siglo pasado había poetas que practicaban otro tipo de poesía, desde una más decimonónicas hasta la que hacían Luis Chamizo o Gabriel y Galán imitando el habla popular de los pueblos y el campo. Tenemos a Josefina Bolinaga haciendo exactamente lo mismo que hacían ellos, poemas que escriben incluso como suenan fonéticamente. También hay poetas más conservadoras como es el caso de Cristina de Arteaga o María Teresa Roca de Togores. Es un abanico enorme, no sólo desde el punto de vista estético, sino también personal. Hay anarquistas como Lucía Sánchez Saornil y monjas como Cristina de Arteaga a la que están intentando beatificar. Hay un tipo de poemas para un público lector muy variado. 

¿En la antología se incluyen poemas de todas las autoras? ¿Puede citar alguno?

Desde luego, hay poemas de todas las autoras que se incluyen en la antología. Una autora a la que no he mencionado entre los diversos estilos estéticos es María Cegarra, que fue la primera perito químico en las Minas de La Unión, amiga de Miguel Hernández y de Carmen Conde, que también se encuentra en la antología. María Cegarra en su primer libro, titulado ‘Cristales míos’, juega con un vocabulario del mundo de la química y hace pequeños poemas, algunos de tan solo una frase, que son auténticas joyas.

“El lenguaje de la Química”, de María Cegarra

Hidrocarburos que dais la vida
sabed que se puede morir
aunque sigáis reaccionando
porque no tenéis risa, ni aliento, ni mirada, ni voz sólo cadenas.

‘Peces en la tierra’ supuso un empujón muy importante en este momento que afortunadamente se está viviendo de visibilización y recuperación de las voces de las mujeres. A partir de este libro muchos alumnos hicieron sus tesis, la editorial Torremozas ha publicado ediciones de libros de estas autoras y se hizo el documental de ‘Las sin sombrero’, un término que no me gusta mucho.

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