El escritor griego Petros Márkaris (Estambul, 1937) goza de enorme popularidad no sólo en Grecia, sino en gran parte del mundo. Sus novelas policiacas protagonizadas por el comisario Kostas Jaritos han calado hondo entre los lectores, porque más allá de generar una trama entretenida logra dibujar un completo retrato de la sociedad griega. Algunos títulos de esta saga son: ‘Noticias de la noche’, ‘Suicidio perfecto’, ‘Muerte en Estambul’ y la exitosa Trilogía de la Crisis -compuesta por ‘Con el agua al cuello’, ‘Liquidación final’ y ‘Pan, educación, libertad’-, a la que le siguen ‘Hasta aquí hemos llegado’, ‘Offshore’ o ‘Próxima parada, Atenas’.
Márkaris, de padre armenio y madre griega, además de escritor es traductor, dramaturgo y guionista, con una sólida formación académica adquirida en Grecia, Alemania y otros países. Su carrera literaria arrancó como dramaturgo en 1965 con la pieza ‘Historia de Ali Retzos’. Desde entonces ha escrito otras obras de teatro, guiones para la televisión -destaca la exitosa serie ‘Anatomía de un crimen’- y el cine, así como numerosas novelas.
Ha colaborado asiduamente con el director de cine Theo Angelopoulos, con el que ha coescrito los guiones de cinco películas, entre ellas, ‘Alejandro Magno’ (1980), ‘El paso suspendido de la cigüeña’ (1991) o ‘La mirada de Ulises’ (1995). Ha recibido el VII Premio Pepe Carvalho en 2012 por ‘Con el agua al cuello’ y la Medalla Goethe en 2013.
Petros Márkaris se encuentra por primera vez en Alicante para participar en una charla enmarcada en el ciclo ‘Escritores y el Mediterráneo’, que organiza Casa Mediterráneo, y además forma parte del V Encuentro con Países del Mediterráneo, en esta ocasión dedicado a Grecia. El acto, que tendrá lugar el miércoles 27 de marzo a las 19:30 h., estará moderado por el escritor, cineasta y helenista Pedro Olalla.
¿Cómo se le ocurrió la idea de que el comisario Kostas Jaritos fuera el protagonista de su serie de novelas policiacas?
No fue una idea mía, sino una visita suya. En 1992 estaba escribiendo el guión de una serie de televisión, ‘Anatomía de un crimen’, que obtuvo un enorme éxito. Y al principio del tercer año, cuando volví a retomar el guión, de repente vi a una familia enfrente de mi escritorio: un hombre, una mujer y un niño. Una típica familia griega de clase media. Mi primera reacción fue totalmente negativa. Pensé: He escrito demasiado sobre la clase media griega en la serie y es suficiente. Pero el hombre era muy insistente, nunca se marchaba. Estaba allí todas las mañanas, lo que llegó a convertirse en una tortura que no me permitía concentrarme en mi trabajo. Hasta que un día me dije a mí mismo: Si este hombre me está torturando de esta manera, debe ser, o un policía, o un dentista (risas). Y me decanté por el policía, porque no sabía qué hacer con un dentista. Así es como Jaritos vino a mí con su familia y ha permanecido conmigo hasta hoy.
Cuando empezó esta serie de novelas policiacas, ¿en algún momento llegó a imaginarse que le proporcionarían tanto éxito?
No, jamás lo imaginé. Pero una vez que supe que el protagonista sería un policía, tras haber escrito tantos guiones para series de televisión, quise intentar hacer una novela policiaca. Y así sucedió.
El género policiaco, ¿le permite de una manera especial retratar la realidad de Grecia?

Petros Márkaris – © María Gilabert / Revista Casa Mediterráneo
Hoy en día, las novelas policiacas, tanto en el Mediterráneo como en los países escandinavos, de hecho son novelas sociales. Escritores como yo, Vázquez Montalbán, Andrea Camilleri, Henning Mankell… usan el género policiaco para hablar de sus respectivas sociedades. Pero este fenómeno no es nuevo. Muchas de las novelas burguesas del siglo XIX comenzaron con una historia policiaca: ‘Los Miserables’, ‘Crimen y castigo’, ‘Los hermanos Karamazov’… Todos estos escritores utilizaron las historias policiacas como un punto de partida para hablar de la sociedad. Eso es lo que estamos haciendo también hoy en día.
La gente está asombrada porque, entre medias, apareció la novela policiaca inglesa, que es totalmente diferente. La novela policiaca inglesa del siglo XX siempre comenzaba la trama con trampas, con el único propósito de que el lector intentara descubrir al asesino. Eso no nos interesa. Nos da igual encontrar al criminal. En las historias policiacas hay otras cosas mucho más importantes para nosotros.
A consecuencia de la crisis de la deuda soberana, en los países del Norte de Europa surgió una campaña de desprestigio hacia Grecia, que ha dañado mucho su imagen. Incluso los medios de comunicación financieros anglosajones acuñaron el despectivo término de PIGS (cerdos, en inglés) para referirse a Portugal, Italia, Grecia y España). ¿Qué piensa sobre esto?
Hace unos meses les dije a los alemanes: ¿Sabéis algo? Grecia, España y Portugal han salido de regímenes dictatoriales y cuando comenzaron a atravesar una grave crisis económica no se cuestionaron abandonar la democracia, sino que la mantuvieron. Mirad lo que está pasando en Hungría, Polonia, la República Checa… entonces, podremos hablar.
Al mismo tiempo, esos países del Norte de Europa que han desprestigiado la imagen del Sur del continente, adoran venir a estos lugares de vacaciones e incluso a jubilarse, lo que constituye una forma de hipocresía.
Así es. De hecho, mi última novela, que se publicará a principios del mes de abril en Grecia, se titula ‘El tiempo de la hipocresía’ (‘The time of hypocrisy’).
¿Será traducida al español?
Supongo que sí. No obstante, mi próxima novela que se presentará en España en el mes de abril es ‘Universidad del crimen’ (‘University of crime’) y se centra en las universidades griegas durante la crisis.
¿Se atisban ciertos indicios de recuperación económica en el día a día de la población griega?
¿Sabes qué? Tengo un problema con el mundo actual, un problema tiene que ver especialmente con la economía. Vivimos unos tiempos en los que las figuras económicas reemplazan a la gente. Si las cifras están mejorando, parece que todo va bien. Pero la gente está sufriendo y eso es lo que está ocurriendo actualmente en Grecia. Se dice que Grecia está saliendo de la crisis, pero la población sigue pasándolo mal. Y hay otro aspecto muy importante: Esta crisis ha destruido la clase media en Grecia. Ahora sólo están la clase alta y baja, no hay nada en medio de ellas. La economía de Grecia siempre se ha sustentado gracias a la clase media. Y ahora está destruida, lo que constituye un enorme problema.

Petros Márkaris ante la exposición de María Primo ‘Retratos de una nueva Grecia’ – © María Gilabert / R. Casa Mediterráneo
La gente joven que ha emigrado a otros países en los últimos años en busca de trabajo, ¿está regresando a Grecia?
No creo que vuelva. Se trata de personas jóvenes, con titulación universitaria y Master, que si encuentran trabajo en el exterior, se quedarán. Hemos perdido a una generación entera de gente joven. El número de jóvenes que han emigrado de Grecia se sitúa en torno a los 600.000. Es un gran problema.
El sufrimiento de la población durante estos años, ¿ha favorecido el ascenso de partidos políticos de corte xenófobo, como Amanecer Dorado?
Resulta imposible tener una imagen clara de lo que va a ocurrir en el país hasta después de las elecciones, porque la gente no dice a qué partido va a votar. Si miras las encuestas más recientes, te dirán que obtendrían cerca del 7% de los votos, pero no estoy seguro de que ésta sea una figura real. Quienes votan a los partidos de ideología neonazi se avergüenzan y no lo reconocen.
Las medidas de austeridad adoptadas por Alexis Tsipras para poder ajustarse a las exigencias de Bruselas entraron en contradicción con sus promesas sociales a la población. ¿Cree que ello le puede pasar factura en las próximas elecciones legislativas?
Hay dos cuestiones. La primera, la gente se sintió traicionada por él después del referéndum. La segunda, adaptar su partido y su gobierno a la realidad europea provocó que la población reaccionara pensando que era como todos los demás. Ése es el problema: ya no hay diferencias. Si votas a Tsipras o a un partido de centro derecha es lo mismo.
Usted ha sido coguionista de varias películas, sobre todo del director Theo Angelopoulos, ¿cuál ha sido la cinta cuyo resultado en la gran pantalla más le ha satisfecho?
Mi película favorita de Angelopoulos es ‘La mirada de Ulises’. Es una historia realmente extraña. Empezamos a escribir el guión durante la Guerra Civil de Yugoslavia, no paraba de decirme que había que ir a Sarajevo. Yo le replicaba que se olvidara de ello, que Sarajevo estaba en guerra. En algún momento, accedió y me dijo que no iría. Pero a continuación me espetó que quería ir a Mostar. Y yo le dije: allí también hay guerra. Pero él insistió en la idea con el argumento de que en ese momento había una tregua y tenía que irse ya. Le contesté que para entonces sólo había escrito un tercio del guión y me dijo que tenía que arriesgarse.
Cada noche me llamaba desde Mostar para discutir el guión conmigo. Cuando finalmente regresó le pregunté: ¿Cómo has conseguido llamarme por teléfono desde Mostar? No me lo reveló, hasta que un día me confesó que si tenías una buena relación con la policía podías llamar desde la comisaría (risas). Al final, me encantó ‘La mirada de Ulises’, creo que es su film más logrado.