Revista Casa Mediterráneo

Sebastián Roa, autor de ‘Némesis’: “El mito es una expresión antigua de una realidad atemporal”

en julio 18, 2022

La próxima sesión del ciclo “Literatura mediterránea” acogerá un encuentro con los escritores Alicia García-Herrera, autora del ensayo Esto no estaba en mi libro de mitología griega, Sebastián Roa, artífice de la novela histórica Némesis, y la periodista Yaiza Roa. En la charla, que se celebrará el jueves 21 de julio a las 19 h., los ponentes hablarán con la periodista Sonia Marco del legado de la mitología griega en la literatura y su relación con las inquietudes del ser humano a lo largo de los tiempos. El acto es de libre acceso y se retransmitirá en streaming a través de la página web y el canal de YouTube de Casa Mediterráneo.

En una entrevista mantenida con Sebastián Roa, considerado uno de los mejores escritores de novela histórica del siglo XXI, nos adentramos en las páginas de Némesis. Artemisia de Halicarnaso, la Centinela de Asia (Harper Collins, 2020). Ambientada en el Mediterráneo del siglo V a. C., en este libro de aventuras la figura de la mujer, en este caso Artemisia de Halicarnaso, acapara el protagonismo en su condición de reina, navegante y comandante de la nave que da título a la obra.

Sebastián Roa, aragonés de nacimiento y valenciano de adopción, es autor de El caballero del alba (Delibrum Tremens, 2008; Ediciones B, 2015) y Venganza de sangre (Tropo 2009, con prólogo de José Luis Corral; Ediciones B, 2012), ganadora del certamen de novela histórica Comarca del Cinca Medio y premio Hislibris al mejor autor español de novela histórica 2010. Otras de sus obras son: La loba de Al-Ándalus (Ediciones B, 2012), El ejército de Dios (Ediciones B, 2015) y Las cadenas del destino (Ediciones B, 2016), premio de novela histórica Los cerros de Úbeda en su edición de 2017. A la trilogía almohade le siguen dos novelas ambientadas en la Grecia clásica: Enemigos de Esparta (Ediciones B, 2018) y Némesis (Harper Collins, 2020). Su próxima novela saldrá publicada en otoño de 2022. Ha participado en diversas antologías, ha ejercido como jurado en concursos de relato histórico y es colaborador habitual en eventos literarios. Desde 2016 dirige su propio taller de escritura creativa en el Museo L’Iber de Valencia.

Némesis cuenta la historia de Artemisia I, reina de Halicarnaso, una valiente mujer que luchó a favor de la causa del señor Jerje I, Gran Rey de Persia, contra las polis griegas en la segunda Guerra Médica (480-478 a.C). ¿Qué te llevó a fijarte en este personaje femenino, poco conocido de la historia?

Cuando hace tiempo leí Historias de Heródoto, vi que el autor nombraba a un montón de personajes interesantes, entre ellos a algunas mujeres; una de ellas, hacia la que muestra bastante admiración, es Artemisia de Halicarnaso. No es que hable mucho de ella, pero lo que dice resulta muy llamativo, así que ya entonces me llamó la atención.

Luego se han realizado cómics y alguna película en la que no sale retratada de una manera muy fiel a la descripción de Heródoto, pero ya me había picado la curiosidad y me iba llamando cada vez más Artemisia. Llegó un momento en el que me dije que era un personaje buenísimo, que no estaba lo suficientemente explotado, para protagonizar una novela.

Como acabas de decir, se conoce la existencia de Artemisia gracias a los escritos del historiador griego Heródoto. Según su relato era la única mujer líder militar del bando persa, a quien elogia por su iniciativa y valentía. ¿Qué rasgos destacarías de ella tras haberte documentado sobre su figura?

La verdad es que no hay gran cosa documentado ni se pueden sacar conclusiones más allá de las que apunta la crónica de Heródoto, pero se pueden inferir otras. Si lees a Heródoto en profundidad, verás que no habla tan bien de Artemisia. La describe como una persona ladina, que lleva a cabo maniobras no muy limpias en la Batalla de Salamina, por ejemplo. Lo que también señala es que Artemisia no tenía en realidad obligación de estar en la campaña, sino que compareció porque quiso. Sobre esta base y sabiendo además que, según Heródoto, era la tirana de Halicarnaso y que tenía un hijo, podemos sacar no datos históricos, pero sí materia prima apta para ficcionar. De manera lógica y verosímil, por supuesto.

Me di cuenta, obviamente, de que era una mujer con responsabilidades políticas, algo rarísimo en aquella época, y que además esto implicaba ostentar responsabilidades militares. Las pudo esquivar, pero no lo hizo; se batió en primera fila. Lo que nos dice también Heródoto es que formaba parte del Consejo de Guerra del Rey de Persia, a quien además dio los mejores consejos. Eso es literal. Y luego hay otro elemento muy llamativo: fue el único líder militar del bando persa por cuya captura ofrecieron los atenienses una recompensa que hoy sería millonaria. Estos datos nos hablan de una mujer excepcional, una mujer peligrosa, política y militarmente. Todos estos ingredientes me han dado material para crear al personaje ficticio sobre el personaje histórico.

Artemisia dirigió en persona cinco barcos del bando persa en las batallas navales de Artemisio y Salamina, libradas en el año 480 a. C. ¿Por qué crees que designó Jerjes a una mujer como comandante naval contra los griegos? ¿Esta decisión pudo tratar de ser una forma de humillar a sus enemigos?

Yo diría que en realidad Jerjes no la eligió. Podríamos comparar esta situación con un deber feudal: Jerjes tenía vasallos, que al fin y al cabo eran nobles, reyes, tiranos y gobernadores, y lo que hizo fue reclamar tropas para que formaran parte del ejército. Artemisia no tenía la obligación, tal como relata Heródoto, pero se hace cargo del contingente cario, concretamente de su ciudad y de las tres islas que también le pertenecían: Kálimnos, Nísiros y Cos.

Aunque Jerjes no la eligió, lo cierto es que los persas tenían un concepto de la mujer bastante más «avanzado» que los griegos. En la documentación sobre cómo funcionaba el Imperio persa, por ejemplo, consta que había trabajadoras libres que tenían su propio sueldo, y así queda reflejado en las nóminas. A los persas, al parecer, no les resultaba tan extraño que una mujer desarrollara papeles reservados al hombre en otros entornos, concretamente en el ateniense. Creo que Jerjes, aunque no la escogiera, dio por bueno el hecho consumado y le sacó partido. El rey escuchaba a todo el mundo y luego tomaba sus propias decisiones, y no parece que pusiera grandes pegas a su consejera Artemisia por ser mujer.

Némesis está dedicado a tu hija Yaiza, aproximadamente de la edad de Artemisia cuando escribiste la novela. ¿De alguna manera te ha inspirado para recrear al personaje?

Es una novela que escribí en primera persona, desde el punto de vista de Artemisia: eso implicaba que me tenía que meter en la mente de una mujer, y lo que hice fue pasarle el primer borrador a Yaiza. Le pedí que se fijara sobre todo en si mis acciones cuadraban de forma verosímil con el comportamiento y la forma de pensar de una mujer, aunque se trate de una de hace 25 siglos. En fin, Yaiza se ha dedicado a estudiar la representación femenina en la ficción, y yo no tenía ninguna duda de que estaba condicionado por mi mirada masculina. La leyó y la verdad es que me ayudó bastante, apuntándome que una mujer no actuaría de este modo, o no pensaría de aquel otro, destacando ciertos aspectos, sugiriendo detalles… y le hice caso. De modo que no me he inspirado en ella para crear un personaje, pero sí que me he fiado mucho de sus opiniones y sugerencias, para transformarlo. Perfilándolo para darle más feminidad.

Una novela que se basa sobre todo en circunstancias extra literarias, como son los hechos históricos, acaba flojeando en lo que realmente importa, que son los pilares literarios.

En ocasiones algunos de tus lectores te reprochan el hecho de que en tus novelas haya demasiados elementos de ficción, a lo que contestas que no hay obligación de que el género sea al cien por cien fiel a los hechos. Es decir, te documentas mucho y recreas el contexto histórico, pero la ficción no está reñida con la realidad. ¿A tu parecer qué características debe tener una buena novela histórica y cómo conjugas realidad y ficción en tus obras?

Tema recurrente pero de mucho interés. El problema, principalmente, es que la novela histórica de los últimos años, la que está de moda ahora mismo, se ha construido sobre unos cánones que son un poco artificiosos y están basados, sobre todo, en el rigor histórico. También es verdad que esto es lo que gusta a los lectores del género, de modo que se ha asumido por muchos autores y editoriales. ¿Cuál es el problema? Que si una novela se basa sobre todo en circunstancias extra literarias, como son los hechos históricos, acaba flojeando en lo que realmente importa, que son los pilares literarios.

Total: acaban siendo novelas que no se apoyan tanto como debieran en elementos esenciales, como la trama o en los personajes, pero dan mucha importancia al contexto temporal. Al final acaban siendo novelas un poco «ladrillos», artefactos narrativos donde la calidad literaria no es muy elevada. A mí eso no me gusta, ni me ha gustado nunca. Mis novelas son históricas porque de alguna manera hay que clasificarlas, porque están contextualizadas o basadas en hechos históricos reconocibles, pero no me gusta nada el rigor absoluto. Yo escribo novela. Para mí la ficción es muy importante y lo que busco en la novela no es explicar hechos históricos ni divulgarlos. Lo que busco es otra cosa: lo mismo que cualquier autor de otro género literario.

Dicho de otro modo: defiendo la libertad creativa, no soy historiador, ni escribo ensayo, sino novela. No he creado al personaje ficticio de Artemisia para mostrar cómo era el personaje histórico. Lo he hecho porque quiero reflexionar sobre determinados temas, determinados enigmas humanos, y ella venía como anillo al dedo. A mí lo que me interesa no es que sepamos cómo una mujer comanda un tirreme de guerra hace veinticinco siglos; eso no va a servirle de nada a nadie, no tiene ninguna utilidad práctica. Sin embargo, probablemente sí que pueden tener utilidad práctica para una lectora de 28 años los dilemas a los que se enfrenta una mujer con semejante responsabilidad, y cómo sale de ellos. Cómo luchaba contra lo que trataban de imponerle, cómo intentaba salir adelante, tal vez saltándose las reglas, tal vez no… En definitiva se trata de reflexionar sobre esos temas, que son universales, incluso atemporales. Realmente, ¿qué más da que las naves de guerra tuvieran tres filas de remos o dos, o que los tripulantes remaran todos a la vez o no? Eso es lo de menos.

No obstante, en general me documento mucho, aunque me salte la documentación cuando me haga falta. De todas formas, esas quejas sobre el rigor tampoco están muy generalizadas, y además mis lectores van entendiendo mi particular modo de entender la novela histórica.

La gente tiene la manía de aprender historia con las novelas históricas; gran error.

Tu concepción de la novela histórica conviene que la conozcan los lectores para que sepan a qué atenerse cuando se decidan a leer uno de tus libros.

Cierto. Por eso, en todas mis novelas incluyo un apéndice que titulo «Lo que fue y lo que no fue»; porque sé que hay gente que se asoma a la novela histórica creyéndose que todo lo que le vas a contar es verdad, y eso, inevitablemente, conduce a errores. De modo que a ellos les indico dónde me aparto de la documentación, y se lo aclaro: «Todo esto es ficción, no te lo creas. Si quieres saber lo que ocurrió realmente o lo que nos dice la historiografía al respecto, lo mejor es que leas estos ensayos», y ahí va la lista. A veces incluso he incluido hasta listas bibliográficas, cosa que no es obligatoria ni habitual en novela, pero que tampoco puede prohibirme nadie, y lo he hecho precisamente porque si alguien quiere realmente conocer la historia, debe recurrir a la literatura académica, a los ensayos, a la divulgación, pero no a las novelas. La gente tiene la manía de aprender historia con las novelas históricas; gran error.

La confrontación entre destino y libre albedrío es un tema importante en Némesis. ¿En las cartas que nos toca jugar en la vida tiene cabida la voluntad por querer cambiar las cosas?

Sí, diría que es el tema principal de la novela. Realmente no lo tengo nada claro, por eso precisamente escribo sobre ello, porque muchas veces escribiendo aclaro mis ideas mejor que si reflexiono tumbado en la cama o paseando por el bosque. Hago este ejercicio literario y me encuentro con cosas interesantes que desconocía de mí mismo.

Y la verdad es que no sé la respuesta a tu pregunta, porque muchas veces nos dejamos llevar y otras no. Obviamente, por mi manera de ser, siempre he creído en el libre albedrío, pero luego me encuentro con circunstancias en la vida que parecen indicar lo contrario. Así que más que ofrecer respuestas, lo que pretendo es plantear dudas. Del mismo modo que creía a pies juntillas en el libre albedrío, así como hay gente que cree a pies juntillas en el destino, quizá no sea ni lo uno ni lo otro. A lo mejor estamos inmersos en una especie de mar de grises de muchos tonos, en el que muchas veces nos dejamos llevar y otras tantas podríamos controlar mejor la situación.

Artemisia de Halicarnaso

Este es uno de los dilemas que aborda la mitología. ¿Qué importancia tienen para la protagonista de Némesis los mitos? ¿Y qué papel crees que desempeñaron a la hora de interpretar el mundo en tiempos de la antigua Grecia e incluso ahora, en la actualidad?

A la hora de interpretar los hechos en el momento aquel, creo que mucho. De hecho, el propio Heródoto, en muchas ocasiones, detiene la narración para contar algo claramente legendario, mitológico, que no puede haber pasado pero que para él es importante. Y también se ve que muchos personajes históricos actúan de acuerdo con, llamémoslo así, «enseñanzas míticas». Incluso hoy, para mí los mitos tienen mucho de poder rector. Es decir, el hecho de que un mito de tres milenios haya llegado hasta nosotros quiere decir algo: tal vez que estaba muy bien narrado, sí, pero sobre todo que contenía mucha verdad.

Una cosa es que haya elementos míticos, que se hable de dioses, ninfas y seres imposibles, y otra cosa es lo que nos está contando. De Antígona, por ejemplo, puede gustar mucho cómo está narrada la historia, pero lo que me llama la atención no es que una noble tebana se rebele contra el gobernador de su ciudad después de que sus hermanos se maten en una guerra. A mí lo que me interesa es que hay una persona, una mujer en este caso, que contrapone los conceptos de acatamiento de la justicia y de rebelión contra la ley injusta. Y así vemos que es un mito antiquísimo, vale, pero resulta que tiene un valor actual y operativo. Creo que ha sobrevivido y ha ido actualizándose conforme pasaba el tiempo por eso: porque de una manera u otra es útil. Además, la literatura reside en el mito primigeniamente, y para mí eso es valiosísimo. Desde un punto de vista histórico y literario, pues, está clara la importancia del mito, y por eso en ‘Némesis’ los utilizo: mitos que llegan a través de mujeres de distintas culturas. Todos son mitos operativos, como reflejo en la novela, no se trata de postureo. Creo que realmente contienen enseñanzas prácticas que podemos utilizar perfectamente hoy en día.

Resulta asombroso comprobar cómo mitos ancestrales siguen demostrando que las inquietudes y las preocupaciones humanas siguen siendo las mismas que hace 25 siglos.

Correcto. El mito es una expresión antigua de una realidad atemporal, vigente hoy en día aunque esté creado hace cinco milenios.

También quisiera preguntarte por el papel que desempeña la música en la narración de esta novela, que aparece en los encabezamientos de los capítulos.

Se trata de una gamberrada mía, y además está relacionada con mi rebeldía hacia el género histórico. Como te he dicho, hay unos cánones muy rígidos en novela histórica que, en realidad, no existe obligación de seguir, pero son los que han ido estableciendo los autores de más renombre. Entre ellos considero que sería inviable incluir un encabezamiento de capítulo con una canción de 1986 en una novela que te lleva al siglo V antes de Cristo.

Aparte de la gamberrada, se trata de temas musicales dotados de significado para mí y relacionados con lo que se va a narrar en cada capítulo, con la estructura narrativa. Némesis está diseñada siguiendo el viaje del héroe, que es un arquetipo literario del que se puede hablar largo y tendido. En este caso lo que he hecho ha sido diseñar el viaje de la heroína con sus distintas fases, que más o menos están establecidas y son conocidas, y cada canción nos indica una de esas etapas, desde el principio hasta el final. Así, las canciones tienen una triple utilidad, pero básicamente es eso: se deben a que soy un poco gamberro.

Ese tipo de gamberradas no han restado valor a tus obras. Santiago Posteguillo, de hecho, ha llegado a decir de ti que eres uno de los mejores escritores del género histórico de este siglo….

Sí, bueno, es que Santiago me quiere mucho.

También quisiera preguntarte por el título de la novela. Además del nombre de la nave comandada por Artemisia, némesis significa “castigo fatal que restablece un orden anterior”. ¿Con qué intención lo escogiste?

Por lo que hemos hablado, por la contraposición entre el destino y el libre albedrío. Némesis alude al concepto de retribución. Ha habido una ruptura del equilibrio y la consecuencia inevitable es pagar por ello. Entronca con el mecanismo del destino, que está muy enraizado en el pensamiento ateniense o griego en general, y el opuesto, que es más propio de los persas, el libre albedrío. Esto es algo que remarco mucho en la novela y que parece que así era. Los persas se consideraban dueños de su propio destino, mientras que los griegos estaban convencidos de que estaba en manos de los dioses.

La premisa narrativa, pues, es que Artemisia, de origen griego en realidad aunque está en el lado persa, se pone a sí misma como misión cumplir con una némesis. Se produce una masacre cuando es adolescente, algo que lleva la desgracia a su familia. Su madre, que es cretense, se encarga además de metérselo en la cabeza. A toda hybris sigue su némesis. Es algo que se repite a lo largo de la novela y además, como símbolo de que este es el objetivo de Artemisia, ella bautiza a su nave capitana con este nombre. Aparte de ser el cimiento de la trama, Némesis se convierte en un símbolo que es temático, muy importante para la narración en varios planos, porque a la novela me gusta darle un contenido intelectual, pero también emocional. Artemisia lo que busca es que se cumpla el destino, sí, pero al final veremos si lo que se cumple es lo que han decretado los dioses o el camino que ella se ha abierto.

Ya por último, tanto Némesis como tu anterior novela, Enemigos de Esparta, se desarrollan en el antiguo mundo griego. ¿Qué es lo que te atrae de aquella época y qué crees que puede aportar a los habitantes del siglo XXI en un momento en el que las humanidades se van apartando cada vez más de la enseñanza reglada?

Lo fundamental es que a mí me encanta la Grecia antigua y clásica, siempre me ha gustado, de modo que me resulta muy grato contextualizar mis novelas en esa época. Otras épocas o contextos, como la Roma clásica, me gustan, pero no tanto. Me muevo mucho mejor en la antigüedad griega, digámoslo así, al igual que me desenvuelvo con comodidad en la Edad Media, una época que me resulta muy atractiva.

Eso, en cuanto a la atracción personal. Luego está claro: nosotros somos griegos. Eso no lo podemos negar, igual que somos romanos y otras muchas cosas. Todo lo que veo en aquella Grecia me lo encuentro hoy y viceversa. Respecto al maltrato que están sufriendo las humanidades, pues sí, es un asunto muy recurrente, pero del que estoy prácticamente resignado. La educación está en manos de los políticos y ya sabemos cuáles son sus objetivos. No es algo apocalíptico, porque en peores lares hemos peleado, pero sí está claro que las generaciones cada vez son menos conscientes de la herencia clásica que tienen.

Yo, como te he dicho, no aspiro a divulgar la historia y tal vez tampoco debería aspirar a divulgar el humanismo, pero sí tengo un poco esa necesidad de reivindicar lo que realmente somos y contraponerlo a lo que quieren que seamos. Aunque, como digo, soy pesimista respecto de esta situación. Yo hago lo que puedo, y al mismo tiempo sé que no voy a tener mucho éxito con esta labor.

Más información:
En el blog de Sebastián Roa.

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