Casa Mediterráneo se suma a la celebración del Día Mundial de la Poesía, que se conmemora cada 21 de marzo, mediante un encuentro virtual con la poeta Tal Nitzán, una de las voces más destacadas del panorama lírico israelí, además de narradora, traductora (la mayor de literatura hispana al hebreo) y editora. La charla, enmarcada en el ciclo ‘Poesía Mediterránea’, podrá seguirse el lunes 22 de marzo a las 19 h. en la web de la institución diplomática.
Tal Nitzán nació en Jaffa, Israel, de padres oriundos de Argentina. Residió en Buenos Aires, Bogotá y Nueva York y actualmente vive en Tel Aviv. Nitzán ha publicado siete poemarios, entre ellos ‘La misma nube dos veces’ (publicado por Buenos Aires Poetry en 2020) y ‘Atlantis’, dos novelas y cinco libros para niños. Ha compilado dos antologías de poesía hispanoamericana y una de poesía hebrea de denuncia (‘Con cincel de hierro‘, publicada en Estados Unidos y en Francia y que próximamente verá la luz en España con la editorial Insensata) y ha adaptado una versión de ‘Don Quijote’ y obras de teatro de Shakespeare para lectores juveniles. Sus poemas han sido traducidos a más de veinte idiomas y doce recopilaciones de su poesía se han publicado en alemán, francés, inglés, italiano, lituano, portugués y español.
Con más de ochenta obras traducidas, la mayoría del español, Tal Nitzán es la mayor traductora de literatura hispana al hebreo. Entre los autores de lengua española que ha traducido se encuentran Cervantes, Machado, García Lorca, Vallejo, Neruda, Borges, Paz, Hierro, Pizarnik, Cortázar, García Márquez, Vargas Llosa, Onetti, Fuentes y Bolaño. Como poeta, ha sido reconocida con los premios Mujeres Escritoras (1998), Nuevos Poetas (2001), Primera Obra (2002), Premio ACUM de poesía presentada de forma anónima (2007), Premio de Poesía de la Asociación de Editoriales (2008), del Primer Ministro (2010), de la Universidad Hebrea (2013) y de la Universidad Bar-Ilán (2019). Como traductora, ha merecido los premios de la Creatividad en Traducción (1995 y 2005), la Medalla de Honor de la Presidencia de Chile (por sus versiones de Neruda, 2004), y el Premio Tchernijovsky de excelencia en traducción (2012).
Usted es la mayor traductora de literatura hispana al hebreo. ¿Su dedicación a la poesía como autora fue anterior o posterior a esta labor?
Fue anterior, pero ocurrió que la traducción de figuras de la talla de Neruda, Paz, Vallejo, García Lorca y otros tuvo un efecto casi paralizante sobre mi escritura. Me llevó algunos años lograr la capacidad de ser poeta y traductora a la vez, de hallar el espacio para mi propia poesía y de poder considerar a aquellos grandes poetas como maestros.
¿Qué autores hispanos a los que ha traducido le han impactado especialmente y qué enseñanzas ha obtenido de ellos?
Para mencionar una obra de varias, ‘Los santos inocentes’ de Miguel Delibes que traduje en 2003 sigue siendo para mí una obra humanista sobresaliente, con alcance universal que va más allá del mero logro literario. Quisiera que muchos lectores israelíes la conozcan.

Tal Nitzán – © Iris Nesher
En estos tiempos de pandemia mundial, la literatura y la poesía en particular se han convertido en refugio para muchas personas. ¿Qué poder considera que tiene la poesía?
La literatura es una carta enviada desde el presente al futuro. En este último año tan traumático, la mera perspectiva de un futuro fue consoladora.
Sus poemas son muy personales e intimistas. ¿Pese a su privacidad, esta intimidad logra conectar con otras personas que puedan sentirse identificadas?
Ésta es una de las exquisitas paradojas de la poesía: cuanto más se enfoca en lo íntimo, individual e idiosincrásico, más puede lograr tocar un sentimiento o una experiencia humana colectiva.
Su primer poemario, ‘Doméstica’, abordó temas hasta entonces marginados de la poesía como la maternidad, los hijos y las labores del hogar. ¿Cualquier asunto cotidiano es susceptible de convertirse en poético?
Absolutamente. La jerarquía de temas más y menos “dignos” de transformarse en poesía es artificial y suele marcar los asuntos femeninos como no importantes. Esa jerarquía, pues, ya está obsoleta, la calidad de un poema no depende de su tema.
Ha compilado una antología de poesía hebrea de denuncia titulada ‘Con cincel de hierro’, que se ha publicado en Estados Unidos y Francia y próximamente lo hará en España. ¿Qué denuncian estos poemas?
La ocupación israelí de los territorios palestinos y la opresión del pueblo palestino, una tragedia que está a punto de cumplir 54 años y que constituye la mayor amenaza para ambos pueblos y su futuro.
Su activismo pacifista y su compromiso social le han acarreado críticas en su país. ¿Esta postura personal le ha llegado a perjudicar en su carrera literaria?
Que yo sepa, no. De cualquier modo, para mí, cuestiones de derechos humanos y de minorías –la ocupación entre ellas– son el problema más grave de mi país y callar no es una opción.
¿El conflicto árabe-israelí condiciona de alguna manera lo que se espera de los escritores israelíes o hay una conciencia de que la literatura es libre de tratar temas universales, independientemente del lugar de origen?
No considero la poesía como instrumento y no creo que tenga obligación ética o moral. Eso lo tenemos nosotros como seres humanos, pero la poesía es una obra de arte. Como tal no tiene otro deber salvo el de ser buena o efectiva. Yo no escribo poemas de denuncia por obligación, tampoco para lograr algún fin en la realidad, sino por una necesidad profunda mía de reaccionar.
Dicho esto, la poesía comprometida o de protesta, si es buena, puede tener varios efectos extra-poéticos: de testimonio, de alivio y consuelo a lectores y escritoras, de dar voz a lo callado y a los callados, de simplemente decir la verdad.
Uno de sus libros dirigido a público infantil trata sobre una niña muy fuerte que defiende su diferencia sin amoldarse al mundo. Aunque la sociedad israelí es muy avanzada en cuanto a los derechos de las mujeres, ¿quedan espacios por conquistar?
Lamentablemente e increíblemente, en 2021 todavía una poeta o escritora mujer debe alcanzar logros mucho mayores para obtener el mismo estatus que un escritor; y la mayoría de las figuras consideradas canónicas y sobre las que se enseña en las escuelas son hombres. Además, aún no hemos logrado igualdad en paneles, premios, comités, por lo menos no en Israel, y todavía veo festivales de poesía con un porcentaje ínfimo de participantes mujeres. Esta anomalía va cediendo, aunque despacio y poco a poco, pero el proceso aún no se ha cumplido y todavía requiere persistencia y grandes esfuerzos.
Más información sobre la autora, en su página web talnitzanpoet.wordpress.com
* Fotografía superior destacada: Tal Nitzán – © Iris Nesher