Tanja Stupar-Trifunovic es una brillante escritora nacida en 1977 en Zadar, una localidad de la región de Dalmacia en la moderna Croacia. El estallido de la Guerra de los Balcanes la hizo abandonar junto a su familia su ciudad natal para desplazarse a Banja Luka, en cuya universidad se graduó y donde vive actualmente. La autora tiene su haber diversos volúmenes de poesía, relatos breves y novelas, al tiempo que escribe artículos periodísticos y de crítica literaria.
Sus obras han sido traducidas a numerosos idiomas, entre ellos al español, lengua en la que puede leerse su novela ‘Relojes en la habitación de mi madre’ (Ed. Tres Hermanas), que ganó el Premio de Literatura de la Unión Europea en 2016. Se trata de una historia sobre una madre y una hija, en la que la protagonista, una escritora que confía encontrar en su pasado las claves para comprenderse a sí misma y adaptarse al mundo actual, regresa a su infancia y al idílico escenario de su niñez, la costa dálmata, el lugar donde creará a su alter ego.
En el ámbito de la poesía, ‘What are barbarians thinking about while having breakfast’ (‘Qué piensan los bárbaros mientras desayunan’) fue nominado al premio literario ProCredit Bank para el Este y Sudeste de Europa y con él la autora obtuvo una estancia de un mes en Viena (Austria). Su poemario ‘The main hero is the man who falls in love with misfortune’ (‘El principal héroe es el hombre que se enamora del infortunio’) fue galardonado con el premio literario Fra Grgo Martić al mejor volumen de poesía en 2009.
Los trabajos de Tanja Stupar-Trifunovic han sido incluidos en antologías y selecciones de poesía y prosa en Bosnia-Herzegovina y en el extranjero. Además, la autora se ha dedicado a la crítica literaria durante años en diarios y publicaciones periódicas. Es editora de Putevi, una revista especializada en literatura, arte y cultura. Su último libro, ‘Breeding of the domestic animals’ (‘Cría de los animales domésticos’) ha sido galardonado con el Premio de Poesía Milica Stojadinović Srpkinja en Novi Sad, Serbia.
Tanja Stupar-Trifunovic se encuentra estos días en Alicante donde permanecerá durante un mes participando en la Residencia Creativa del Mediterráneo que organiza Casa Mediterráneo, donde el martes 11 de junio a las 19:30 horas intervendrá en un encuentro literario, moderado por la periodista María Gilabert, abierto a lectores interesados en conocer su obra.
Cuando la antigua Yugoslavia comenzó a desintegrarse usted vivía en Croacia y tuvo que trasladarse a Banja Luka con su familia, ¿cómo recuerda aquellos años?
Lo peor que le puede pasar a un país es la destrucción, como le sucedió a la ex Yugoslavia. Lo peor que le puede pasar a una infancia es que sea secuestrada por la guerra. Mi país y mi infancia se derrumbaron repentinamente, y lo que quedó de ambos fueron ruinas. Nuevas historias y nuevos países lograron emerger desde esas ruinas y ahora, cada vez que miro hacia atrás, parece que estoy mirando a través de un caleidoscopio y observo ese conjunto que ahora está dividido en muchas partículas. Eso es lo que queda. Por un lado, es como una especie de herida y, por el otro lado, como una especie de estímulo para incluir la polifonía de lo que sucedió en el pasado en la interpretación literaria.
¿Cómo se adaptó la población a la coexistencia pacífica tras vivir un conflicto con tientes étnicos?
La guerra se fabrica, nunca se produce espontáneamente. En los noventa, la maquinaria de propaganda de la guerra logró ganarle la batalla a la vida pasada en nuestra tierra. Desafortunadamente, es mucho más fácil causar temor, conflicto y odio que construir paz y confianza. Las personas en el territorio de la ex Yugoslavia tienen ambas historias: historia de coexistencia pacífica e historia de conflictos anteriores. Ahora, como han pasado más de veinte años desde que terminó la guerra, creo que está bastante claro qué es lo que hemos perdido después de la desaparición de Yugoslavia y qué lo que hemos obtenido de ella.
Después de la guerra, ¿se ha conseguido restablecer la convivencia existente antes del conflicto?
Es bastante difícil ofrecer una imagen general y actual de la vida. De tal manera que ese análisis siempre se presenta a través de una imagen unidimensional de la realidad, que en realidad es bastante compleja. Al mismo tiempo, la política bélica, los conflictos reprimidos, el fanatismo y las fuertes retóricas nacionalistas en el discurso público todavía están presentes, aunque en el otro lado del espectro de la vida cotidiana las personas cooperan, viven juntas, tienen recuerdos mutuos, se entienden entre sí porque hablan el mismo idioma (que ahora tiene tres nombres), tienen amigos comunes y relaciones familiares.
Su escritura frecuentemente explora el tema de la pérdida y la mujer, específicamente en el contexto de las guerras de la antigua Yugoslavia. ¿Por qué estos temas son recurrentes en su trabajo? ¿Qué intenta transmitir?
Las voces que fueron más importantes en mi escritura y que fueron descuidadas en esos momentos de “la creación de la historia” fueron voces de mujeres, niños y personas mayores que no tenían poder sobre ninguna decisión pero que eran, como todos los demás, las víctimas de la desaparición de un país y una guerra absurda. Ésa es probablemente la razón por la que ganaron espacio en mi escritura. Por otro lado, la guerra no es mi tema favorito, en comparación con otros temas en mi prosa o poesía; en realidad, es el que menos uso. Desafortunadamente, la gente espera que los escritores de nuestro país siempre escriban sobre la guerra, que testifiquen sobre todo lo que sucedió, porque la guerra es el tema que intriga a las personas de países que no tuvieron ningún gran conflicto en el pasado reciente.
Es importante escribir críticamente sobre la guerra, así como ser consciente de lo fácil y repentinamente que puede suceder para que podamos rechazar la política probélica, pero siento que estamos siendo etiquetados y siempre metidos en ese tema. Han pasado más de veinte años desde que terminó la guerra y vivimos nuestras propias vidas, que están siendo seguidas y poseídas por otras historias y esas historias no son menos interesantes que las de la contienda. Aún tenemos mucho que decir sobre nuestro país, sobre otros temas que no tienen nada que ver con el conflicto.
En 2016 su novela ‘Clocks in my mother’s room’ (‘Relojes en la habitación de mi madre’) ganó el Premio Literario de la Unión Europea. ¿Qué significó este reconocimiento para su proyección internacional?
El premio literario europeo es práctico y funcional porque hace que los autores de algunos países menos conocidos estén mucho más presentes en la escena europea, lo cual es una gran acontecimiento, tanto para el autor como para la literatura. También fortalece la traducción de esos libros a muchos otros idiomas y eso es increíblemente precioso.
Sus libros de poemas ‘What are barbarians thinking about while having breakfast’ (‘Qué están pensando los bárbaros mientras desayunan’) y ‘The main hero is the man who falls in love with misfortune’ (‘El principal héroe es el hombre que se enamora del infortunio’) tienen unos títulos llamativos. ¿Su poesía es reivindicativa?
Estoy un poco confundida por la pregunta. Nunca sentí que esos nombres fueran chocantes. Nunca sentí la necesidad de escandalizar o de presentar alguno de mis poemas como una especie de mi propia venganza o rabia. Para mí, la poesía es más como un intento de mostrar la estratificación de la vida, las personas y sus sentimientos, sin la intención de forzar ninguna conclusión en frente del lector.
“La literatura, como una especie de jardín, está llena de rosas y malezas que emergen de lugares inesperados”
Usted es editora de la revista literaria ‘Putevi’. ¿Cuál es la situación de la literatura en su región? ¿Está la gente interesada en la literatura contemporánea?
La literatura está, a veces, intoxicada con los mismos problemas que toda la sociedad. Una vez que el sistema social se desmoronó por completo y repentinamente tuvimos que cruzar al otro lado, lo mismo sucedió con la literatura. Pasó por el período de transición y ahora refleja una imagen general de la nueva sociedad. Con lo dicho, la literatura está viviendo la vida de nuestros mundos paralelos, los está enredando y está reflejando el caos de la sociedad desorganizada. Como una especie de jardín, está llena de rosas y malezas que emergen de lugares inesperados.
¿Es la primera vez que visita España? ¿Cuáles son sus primeras impresiones del país?
España es un país que conocí a través de los libros y ahora me siento muy feliz al tener la oportunidad de conocerlo en la realidad. Nunca he estado en España, así que disfruto descubriéndola, en los colores, los olores y los lugares.
Fragmento de ‘Relojes en la habitación de mi madre’:
Fecha y hora: Martes, 11 de junio, a las 19:30 h.
Lugar: Casa Mediterráneo (antigua Estación de Benalúa).
Modera: María Gilabert.
Entrada libre, limitada al aforo.
Parking gratuito hasta la finalización del evento.