Revista Casa Mediterráneo

Úrsula Perona, psicóloga: “Tras el confinamiento, nuestro estilo de vida mediterráneo va a convertirse en un factor de recuperación”

en abril 6, 2020

Uno de los aspectos fundamentales de la actual situación de crisis sanitaria son los efectos psicológicos que ésta puede dejar en la población en general, así como en las personas que arrastraban algún trastorno previo. La programación especial a distancia diseñada por Casa Mediterráneo incluye un ciclo denominado ‘Consejos mediterráneos para quedarte en casa’, donde médicos, psicólogos y nutricionistas ofrecen asesoramiento práctico para sobrellevar de la mejor manera posible los nuevos escenarios cotidianos.

Dentro de este ciclo, la reconocida psicóloga sanitaria Úrsula Perona Mira (directora de la clínica Psicoclinic de Alicante), licenciada en Psicología por la Universidad Oberta de Cataluña, a través de varias sesiones disponibles en el Canal de YouTube de Casa Mediterráneo, brinda información, consejos y pautas para contribuir al bienestar psicológico de las personas que así lo precisen.

¿Cuáles son los objetivos de estas sesiones?

Úrsula Perona

Tratar de ayudar a las personas que están confinadas, que somos todos, a sobrellevar lo mejor posible esta circunstancia tan excepcional, porque psicológicamente supone un reto muy grande. Además, quienes ya se encontraran en una situación de vulnerabilidad, al sufrir ansiedad, depresión o trastornos de la alimentación, ahora durante el confinamiento se enfrentan a un desafío enorme, ya que esa sintomatología se va a exacerbar.

El resto de la población igualmente se enfrenta situaciones que no puede controlar, como el miedo por la salud, al contagio, conflictos en el hogar que aparecen por la convivencia… La demanda de Casa Mediterráneo fue dar consejos, pautas e información que pueda ayudar al bienestar psicológico durante el confinamiento.

¿Qué pautas se pueden seguir para atenuar los conflictos familiares que puedan salir a la luz o agravarse en una situación de convivencia de 24 horas al día, además sin fecha de salida a la vista?

Los conflictos más grandes de convivencia que están apareciendo suelen ser en la pareja o entre hijos y padres. En la pareja creo que es un momento para tener mucha sangre fría y darse cuenta de que no es la ocasión para tomar decisiones ni pensar en cambios drásticos. Hay que estar como en un stand by. Si empezamos a pensar a futuro durante una situación emocional alterada las decisiones que tomemos no van a ser adecuadas, con lo cual, en ese sentido tendremos que posponerlas. Hay mucha gente que dice: “De aquí salgo divorciado”. Pues no, de aquí sales casado y dentro de tres meses te replanteas el divorcio, cuando estés bien y la situación sea normal.

Luego, hay que cuidar y respetar mucho la necesidad de tiempo a solas. Por muy pequeña que sea nuestra vivienda, siempre hay un sitio donde podemos recluirnos durante un par de horas y estar de verdad sin contacto continuo con la otra u otras personas de la casa, porque el roce constante amplifica mucho los conflictos.

Otra cosa importante es no hacer atribuciones pensando que la otra persona se comporta de una determinada manera con mala intención. Esto es algo que estoy viendo mucho en mis pacientes: “Es que hace esto por fastidiarme”, “sabiendo que esto me molesta lo continúa haciendo”… Aquí, si reestructuramos nuestro pensamiento y pensamos que la otra persona también está viviendo una situación estresante, que igualmente tiene su estado de ánimo alterado, que tampoco es su mejor momento y desde la condescendencia y la amabilidad entendemos que hace lo que puede, igual que lo estamos haciendo nosotros, eso relaja mucho el tono de la crítica y del conflicto. Ésas serían las pautas más básicas: No entrar al trapo de todo, al conflicto ni a la exigencia continua, sino tomarlo con un poco de relatividad.

Habrá personas a las que, por su carácter tranquilo, les resultará más sencillo ser pacientes, mientras que adoptar esta actitud será más complicado para quienes son más nerviosas o tienen un fuerte carácter. ¿De qué manera se puede conseguir un mayor autocontrol?

Las personas muy temperamentales tienen más dificultades, porque son más impacientes e impetuosas y hay un componente muy importante en común en todas ellas que es la impulsividad. No paran, piensan y luego actúan, sino que ante cualquier estímulo que les irrite, enseguida actúan sin que haya un filtro en medio. Vuelvo a lo mismo, no hay mala intención. Seguro que una persona irascible o que contesta de una manera abrupta luego se siente muy mal, pero tiene muchas dificultades para controlarlo.

¿Maneras para controlar esta impulsividad? Más tiempo a solas, como decía, más autocuidado. La actividad física es muy importante porque ayuda a quemar esa energía y a bajar los niveles de ansiedad. Y si bajamos los niveles de ansiedad bajamos la irritabilidad. En casa, a nuestro modo, como podamos, con tutoriales… hay que dar salida a todo eso. Y luego reestructurar los pensamientos que nos provocan la ira. Por ejemplo, si pienso: “Está haciendo esto sabiendo que me fastidia”, ese pensamiento despierta una respuesta de ira en ti. Ahora, si pienso: “No se ha dado cuenta o no ha recordado que le pedí que no hiciera esto”, ya no desencadena una reacción de cólera, tal vez un enfado, desagrado, pero la emoción es mucho más tenue. Entonces, ¡ojo a esos pensamientos!

¿A las sociedades mediterráneas, acostumbradas a pasar mucho tiempo en la calle y a tener una intensa vida social, les puede resultar más difícil que a otras adaptarse a esta prolongada situación de encierro en casa?

Sin duda. Tenemos una serie de características en nuestra cultura y en nuestro estilo de vida que dificultan mucho la adaptación a esta nueva situación. Pensemos en los países nórdicos, donde la mitad del año al mediodía es de noche y están todos recogidos en sus viviendas, la vida social se traslada exclusivamente al fin de semana. Comparemos esos escenarios con los nuestros. Lo raro es el día que no salimos de casa, quedamos con alguien y nos sentamos en una terraza, con lo cual, claro es muchísimo más difícil para nosotros, nos está costando más. Mucha gente me dice: “Es que estoy como un gato enjaulado”. Es así como nos sentimos, como gatos enjaulados.

Pero fíjate, también pienso que luego vamos a tener muchos recursos para sobreponernos a esto, precisamente porque somos personas muy sociables, tenemos un estilo de vida que en cuanto sea posible vamos salir todos a reunirnos y ahí encontramos un factor de protección para estos síntomas que puede que aparezcan tras un largo confinamiento, como se ha visto en China por ejemplo.

Como vamos con un poco de retraso allí ya se han hecho estudios de los efectos psicológicos que ha tenido la cuarentena. Alrededor del 40% de la población que ha permanecido confinada ha salido con trastornos psicológicos como ansiedad o depresión y en un 70% la vivencia ha sido de mucho malestar, de un estado de ánimo de verse muy desbordados. Nosotros tenemos recursos suponiendo que salgamos con síntomas similares. Nuestro estilo de vida mediterráneo va a convertirse en un factor de recuperación por lo que te digo, porque vamos a volcarnos en la vida social, en los amigos, en el disfrute, en el ocio… y eso nos va a ayudar a recomponernos.

Habrá casos de personas a las que, debido a sus circunstancias y vivencias personales durante la crisis, esta situación les deje secuelas que no puedan superar por sí mismas. ¿Estas personas deberían acudir a un especialista, obviando los tabúes existentes en la sociedad?

Las personas más vulnerables ahora mismo, fijándonos en la experiencia de China, que pueden desarrollar trastornos por estrés postraumático son la población sanitaria, porque están con unos niveles desbordantes de estrés, están viviendo situaciones insólitas para las que no están preparadas, teniendo que tomar decisiones terribles… Ésta es la población de más riesgo.

¿Qué está sucediendo respecto a los tabúes que mencionas sobre acudir al psicólogo? Los estudios que se han hecho en China nos dicen que estas personas, por el hecho de haber sido consideradas héroes, de habérseles hecho esa atribución de fortaleza y valentía, cuando han salido de esta situación tenían vergüenza de mostrarse vulnerables y pedir ayuda psicológica porque entraba en conflicto con esa imagen que la sociedad les había devuelto. ¡Fíjate hasta qué punto influye la etiqueta que le colocamos a alguien! En este caso, para mal.

Lo más importante es que todos explotemos los recursos propios de autocuidado y que, sin duda, si los síntomas que tenemos ante esta situación nos exceden busquemos ayuda psicológica.

Mi respuesta a tu pregunta es: Claro que sí. Aquí lo más importante es que todos explotemos los recursos propios de autocuidado y que, sin duda, si los síntomas que tenemos ante esta situación nos exceden busquemos ayuda psicológica. Pero no hace falta esperar a que termine el confinamiento, si uno se encuentra realmente mal, lo tiene que hacer ya, porque siempre intervenir en momentos precoces en el trastorno psicológico o en el malestar va a provocar una mejor recuperación. Si esperamos a que ya esté consolidado el problema vamos a tener muchas más dificultades para salir bien. No hay prejuicio que valga. Igual que cuando nos duele una muela vamos al dentista, si tenemos un síntoma de malestar hay que buscar ayuda.

Además, existen muchos recursos en Internet para realizar consultas a los especialistas.

Por lo menos nuestra profesión lo tiene fácil en ese sentido. Yo, por ejemplo, llevo muchos años haciendo consultas por videollamada con gente de todo el mundo. Ahora mismo tengo pacientes de Shanghái, Suecia, diversas partes de España, Latinoamérica… A priori puedes pensar: “¡Uy, que raro, delante de una pantalla!”, pero la extrañeza dura cinco minutos. Como lo importante es la conversación, y eso el medio telemático lo permite también, constituye una herramienta muy buena.

¿La eficacia de las consultas psicológicas presenciales y telemáticas es similar? 

Nosotros lo que hacemos es complementar mucho esa parte que puede faltar en la terapia en persona, como por ejemplo escribir y hacer esquemas de las explicaciones que se dan al paciente, donde parte de la información queda por escrito, la puede visualizar al mismo tiempo que la oye y luego se la puede llevar a casa. Hay que suplir eso. ¿Qué se hace en las sesiones on-line? Después, a lo largo de la semana le mandas al paciente materiales para trabajo en casa: psico-educaciones, un registro para que haga una serie de tareas… Si sólo tenemos la sesión on-line, quizás sí se quede corto, pero si lo apoyas con materiales complementarios, con tareas para hacer entre sesiones y registros, el resultado puede ser muy bueno, como estoy comprobando.

¿Se pueden extraer aprendizajes positivos de esta situación de confinamiento?

Claro. Hay muchas cosas que la gran mayoría de la gente está cuestionándose, pensando y tomando conciencia. Una, por ejemplo, es lo bien que estábamos. Todos nos damos cuenta de eso y empezamos a valorar todas las cosas que teníamos y dábamos por hechas, cuando eran un regalo, en realidad, y un privilegio. Además, hay muchas personas en todo el mundo que no han tenido, no ahora por esta situación, sino nunca, acceso al estilo y la calidad de vida de los que gozamos en Occidente o en España en concreto. Seamos conscientes y agradecidos de que somos unos privilegiados.

Otra cosa que está apareciendo es el valor de las pequeñas cosas, porque no nos ha quedado otra que reconectar con los pequeños placeres que teníamos olvidados y estamos ahora redescubriendo, como volver a cocinar, pasar más tiempo con los niños o retomar una afición que hacía tiempo que no hacíamos como dibujar. Esto puede suponer un redescubrimiento de cosas que nos hacían felices y, tal vez arrastrados por este estilo de vida que llevamos, acelerado y estresante, habíamos olvidado.

Creo que también hay un replanteamiento a la hora de reordenar las prioridades, qué es lo que de verdad importa. Mucha gente está diciendo: “Yo cuando salga de aquí…”. Ojalá seamos capaces de trasladar a algo real y práctico estas enseñanzas, porque si no no servirán para mucho. Por ejemplo, mucha gente dice ahora: “Tengo que pasar más tiempo con mis hijos”. Si cuando sale de aquí no reestructura su horario, se quita carga de trabajo y hace los cambios que tenga que hacer volverá a su estilo de vida anterior y no habrá un aprendizaje real. Si hay algo de lo que tomo conciencia y de verdad estoy descubriendo que necesito cambiar en mi vida, voy a ejecutarlo. Y para ejecutarlo necesito un plan, voy a ver qué aspectos realmente tengo que cambiar de mi vida para que este aprendizaje me sirva. Porque si no, a mí la sensación que me da es que muchas veces caerá en saco roto y volveremos a la dinámica anterior.

Más información: Blog ursulaperona.com y su canal de YouTube.

mariagialma@gmail.comÚrsula Perona, psicóloga: “Tras el confinamiento, nuestro estilo de vida mediterráneo va a convertirse en un factor de recuperación”